El Ejército chino ha movilizado portaaviones, guardacostas y 58 barcos en torno a la isla de Pag-asa, aumentando tensiones en el Mar de China Meridional.
China incrementa su presencia en la isla estratégica de Pag-asa
Imágenes satelitales del 31 de enero muestran que la Armada del Ejército Popular de Liberación ha desplazado un portaaviones, un buque de la guardia costera y 58 barcos de la milicia marítima en los alrededores de la isla de Pag-asa. Este despliegue resalta la relevancia geopolítica de la región.
La isla de Pag-asa, conocida también como isla de Thitu, es uno de los territorios clave del disputado archipiélago Spratly. Constituye un punto estratégico fundamental para el control del mar de China Meridional, una de las principales rutas comerciales del mundo por donde transita el 30% del comercio global.
En este contexto de tensiones geopolíticas, la isla cumple una función relevante como base militar y centro logístico, proporcionando ventajas operativas a las naciones que buscan consolidar su presencia en la región.
Pag-asa se localiza aproximadamente a 480 kilómetros de Taiwán, 450 kilómetros de Vietnam y 500 kilómetros de la China continental, lo que la coloca en el epicentro de una zona que es constantemente monitoreada por potencias globales y regionales.
Pag-asa: una isla natural que refuerza la posición filipina
A diferencia de las islas artificiales creadas por China, Pag-asa es una masa de tierra natural que cuenta con una pista de aterrizaje de 1,3 kilómetros. Esta infraestructura es clave para operaciones de aviación militar, proporcionando una ventaja estratégica en el control aéreo y marítimo.
Mientras China ha desarrollado bases militares en arrecifes como Mischief Reef y Subi Reef, Filipinas mantiene una posición crítica a través de Pag-asa, buscando contrarrestar las crecientes ambiciones de Beijing en el área.
Datos estratégicos sobre la isla de Pag-asa
- Ubicación estratégica a menos de 500 km de importantes naciones de Asia oriental.
- Pista de aterrizaje militar de 1,3 kilómetros en terreno natural.
- Situada en una de las principales rutas comerciales marítimas mundiales.
- Elemento central en disputas territoriales del archipiélago Spratly.
La isla proporciona un corredor militar para vigilar y proteger estas rutas comerciales, así como los valiosos recursos de petróleo y gas presentes en la región. China reclama casi la totalidad de las islas Spratly, generando conflictos con las leyes internacionales y los derechos territoriales de sus vecinos.
Despliegue naval de China incrementa la tensión regional
La presencia de un portaaviones y de barcos militares cerca de Pag-asa es interpretada como una táctica para consolidar el dominio marítimo, dificultando las operaciones de otras naciones, en especial las de Estados Unidos, en caso de conflicto.
Este despliegue puede crear una zona de exclusión que limite la actividad de otras potencias en el área. La milicia marítima y la guardia costera están capacitadas para patrullar y controlar el acceso, así como para proteger los recursos naturales en disputa.
Desde la perspectiva filipina, estas maniobras chinas podrían tener como objetivo ejercer presión política, buscando que Manila reduzca sus operaciones militares o detenga proyectos de infraestructura en la isla.
Ejercicios militares chinos: antecedentes recientes
En años recientes, la Armada china ha llevado a cabo una serie de ejercicios militares de gran escala. Durante el verano de 2022, por ejemplo, se movilizó una flota masiva cerca de las islas Senkaku, disputadas por China y Japón, demostrando su capacidad de proyección de poder en la región.
Otro ejercicio relevante tuvo lugar en noviembre de 2023 en las inmediaciones de las islas Spratly, donde China desplegó una combinación de buques de guerra, aviones y milicia marítima, incrementando las tensiones diplomáticas con naciones del sudeste asiático.
Más recientemente, el 8 de febrero de 2024, el PLAN (Armada del Ejército Popular de Liberación) concentró importantes recursos navales en las islas Paracel. Estas maniobras incluyeron la presencia de la guardia costera y barcos de la milicia, reforzando la presencia militar china en el área.
Estos ejercicios se enmarcan en la estrategia de Beijing de consolidar su control sobre territorios marítimos en disputa, desafiando el orden jurídico internacional. Las implicaciones de estas acciones son monitoreadas de cerca por la comunidad internacional, que teme un impacto negativo en la estabilidad regional y la libertad de navegación en el Asia-Pacífico.