China ha iniciado pruebas con una nueva munición de merodeo denominada Loong M9, cuyo diseño y propósito operativo reproducen de forma cercana al dron iraní Shahed-136. Este vehículo aéreo se orienta a ataques profundos y misiones de reconocimiento prolongadas, sumándose a la creciente gama de drones chinos inspirados en el modelo iraní.
OSINTWarfare informó el 2 de diciembre de 2025 que China realiza pruebas con el Loong M9, un sistema destinado a misiones de largo alcance y reconocimiento. El dron se incorpora al conjunto de modelos chinos desarrollados según la estructura del Shahed-136, entre los que destacan el ASN-301, DFX-50, DFX-100, Feilong-300D, PD2900 y Sunflower-200.
El Loong M9 mide 3,5 metros de largo, 2,5 metros de envergadura y pesa 62,5 kg en vacío, con un máximo de 200 kg al despegar. Posee una autonomía de entre ocho y nueve horas, lo que lo sitúa dentro de la categoría de munición pesada de merodeo, según la información técnica difundida por Loong UAV.
Loong presenta al M9 como un UAV de alta autonomía con ala delta y motor de combustible fósil, ideado para reconocimiento, ataque y maniobras tácticas. Utiliza un sistema de lanzamiento por catapulta asistido por cohete y un fuselaje fabricado con fibra de carbono moldeada, que combina rigidez estructural y bajo peso total, con resistencia moderada a la lluvia.

La bahía interna de carga puede portar hasta 50 kg de equipamiento, incluidas cabezas nucleares, y su depósito de 108 litros otorga un alcance de 1.620 km. Integra un buscador de luz visible dual y sensores de guía que optimizan misiones de ataque o reconocimiento. El sistema propulsor utiliza un motor EFI de 550 cc y una hélice de 33 pulgadas.
El M9 alcanza una velocidad de pérdida de 40 m/s, mantiene cruceros de 53 m/s y llega a 62 m/s como máximo. Puede ascender a razón de 5 m/s y maniobrar con ángulos de 15° y 28° en cabeceo y alabeo, respectivamente. Su estructura soporta vientos de hasta Nivel 7 y temperaturas entre -25°C y 60°C, con protección IP54.
El sistema de guiado del M9 resalta por su capacidad para operar sin señal GPS y resistir la guerra electrónica. Utiliza enlaces de datos con salto de frecuencia, navegación multibanda y posicionamiento satelital de precisión. En su versión de reconocimiento, porta cámara infrarroja gran angular y modo nocturno asistido por IA llamado “AI Super Night Scene”.
Para las misiones de ataque, el dron combina seguimiento óptico doble y un modo de ataque de coordenadas fijas. Su guía terminal permite ángulos de entrada entre 15° y 70°, con un propulsor que genera un impulso de 20 kN durante dos segundos, excluyendo un peso de 23 kg. Loong afirma que su autonomía se mantiene entre ocho y nueve horas.
El fabricante Loong UAV agrupa al M9 dentro de una línea que abarca drones de ataque, reconocimiento y versiones suicidas FPV. Entre sus modelos figuran el Loong 8T, los Loong 3, 4P, 5, 5H, 7, 15 y los FPV Loong M2, M5 5000 y M10. Esta diversidad confirma la estrategia china de producir familias modulares para distintos mercados.
El Loong M9 guarda similitud con el Shahed-136, célebre por su uso por parte de Rusia en Ucrania en ataques coordinados contra infraestructuras energéticas. Su bajo coste, gran alcance y reducida firma de radar consolidaron su reputación como arma eficaz y replicable, lo que impulsa la creación de imitaciones internacionales.
El Shahed-136 surgió del desarrollo prolongado de Irán para compensar su inferioridad tecnológica frente a adversarios. Fabricado por Shahed Aviation Industries, se utilizó primero en Yemen y luego ganó notoriedad en Ucrania, demostrando fiabilidad y alcance, con un diseño de ala delta y hélice trasera que permite misiones de 2.000 a 2.500 km.
El dron iraní, con un peso de 200 kg y una ojiva de hasta 50 kg, emplea un motor de gasolina derivado de un modelo alemán. Su navegación GPS e inercial lo hace económico y apto para la producción masiva., un enfoque que transformó la estrategia de combate asimétrico.

El Shahed-136 es imitado porque introduce ataques de precisión de bajo coste con componentes comerciales. Su fabricación sencilla y precio reducido permiten ataques de saturación que agotan los interceptores enemigos, estableciendo un desequilibrio económico que perjudica al defensor y demuestra la eficacia del volumen sobre la sofisticación.
La táctica de enjambre de estos drones presiona defensas costosas y muestra cómo un arsenal barato puede contrarrestar la superioridad tecnológica. Su guía GPS básica ofrece precisión suficiente, mientras variantes modernas incorporan modos antirradiación que amplían sus funciones sin alterar su simplicidad constructiva ni su facilidad de mantenimiento.
El diseño del Shahed-136 se ha convertido en un modelo que democratiza las capacidades ofensivas de largo alcance. Permite a naciones sin misiles de crucero ejecutar ataques profundos y a ejércitos entrenar contra ellos, lo que impulsa a potencias como EE. UU., China y Reino Unido a desarrollar sistemas similares que compiten por su perfeccionamiento.
En conflictos prolongados como el de Ucrania, estos drones erosionan lentamente a fuerzas avanzadas, imponiendo un costo sostenido y revelando el atractivo estratégico de su proliferación. Aunque muchos son interceptados, el impacto acumulativo de sus ataques masivos produce desgaste y presión económica sobre los defensores.
Actualmente, múltiples países reproducen o adaptan su diseño y filosofía. Rusia opera el Geran-2, Estados Unidos desarrolla el MQM-172 Arrowhead y el LUCAS, mientras Ucrania, Bielorrusia y Polonia impulsan variantes regionales. En Asia, China, Corea del Norte, Turquía, Israel y Arabia Saudí también han creado modelos equivalentes.
En Oriente Medio, Egipto exhibió el Jabbar-150 e India trabaja en municiones de 150 kg para ataque prolongado. Este fenómeno global muestra cómo el modelo Shahed ha inspirado una generación entera de armas aéreas autónomas, capaces de redefinir la economía y las tácticas del combate moderno.
