China emplea tácticas de zona gris en el mar de China Meridional, pero enfrenta resistencia de Filipinas, Malasia, Indonesia y Vietnam, con apoyo de EE. UU.
China enfrenta resistencia en el mar de China Meridional
En el mar de China Meridional, China ha intensificado sus tácticas de zona gris, acciones coercitivas que evitan una guerra directo, pero sus esfuerzos han generado resultados decrecientes. A pesar de su superioridad naval, con una flota que incluye buques de la Armada, la Guardia Costera y la milicia marítima, países como Filipinas, Malasia, Indonesia y Vietnam han resistido activamente. En 2024, incidentes como el acoso a barcos filipinos en Second Thomas Shoal atrajeron la atención internacional, proyectando a China como un actor agresivo. Este enfoque, lejos de consolidar su dominio, ha fortalecido la cooperación regional con Estados Unidos y ha impulsado a los reclamantes a reforzar sus defensas.
En julio de 2024, China y Filipinas alcanzaron un acuerdo provisional para reducir tensiones en Second Thomas Shoal, tras meses de enfrentamientos que incluyeron embestidas y uso de cañones de agua contra buques filipinos. El pacto permitió a Filipinas reabastecer a los soldados estacionados en el buque Sierra Madre, encallado intencionalmente en 1999 para reforzar su reclamación territorial. Sin embargo, las tensiones persisten en otras áreas, como Sabina Shoal, donde un barco de la Guardia Costera filipina fue forzado a retirarse tras interrupciones chinas, y Scarborough Shoal, donde un helicóptero chino realizó maniobras peligrosas cerca de un avión filipino en 2025.
Malasia, aunque reacia a confrontaciones públicas, ha mantenido sus operaciones de exploración de hidrocarburos en su zona económica exclusiva (ZEE), a pesar de las protestas chinas. En 2021, Malasia respondió con firmeza a incursiones aéreas chinas, enviando cazas y presentando una protesta diplomática. Desde entonces, ha invertido en patrulleras y sistemas de vigilancia para proteger sus aguas. Indonesia, por su parte, expulsó buques de la Guardia Costera china que interfirieron con perforaciones en su ZEE, demostrando una postura firme sin escalar a un conflicto abierto.
Vietnam ha adoptado una estrategia dual, combinando diplomacia con una rápida expansión territorial en las Islas Spratly. Entre 2021 y 2024, Vietnam recuperó tierras a un ritmo notable, alcanzando dos tercios de la superficie reclamada por China. En 2025, se espera que iguale la extensión de China en la región. A pesar de incidentes como embestidas a pescadores vietnamitas, Vietnam ha evitado una confrontación directa, participando en entrenamientos humanitarios con Estados Unidos para reforzar su posición.
Datos clave sobre la resistencia en el mar de China Meridional
- Acuerdo de Second Thomas Shoal: En julio de 2024, China y Filipinas pactaron evitar enfrentamientos, pero persisten desacuerdos sobre notificaciones previas.
- Expansión vietnamita: Vietnam reclama dos tercios de la tierra recuperada por China en las Spratly, con proyecciones de igualarla en 2025.
- Respuesta de Malasia: Desde 2021, Malasia ha invertido en patrulleras y vigilancia para proteger su ZEE frente a incursiones chinas.
- Fortalecimiento filipino: Filipinas planea adquirir aviones F-16, misiles Typhon y NMESIS de EE. UU., y corbetas de Corea del Sur.
- Ejercicios conjuntos: Malasia e Indonesia realizan maniobras militares con EE. UU., desafiando las objeciones chinas.
Fortalecimiento regional frente a las tácticas chinas
La agresividad china ha impulsado a los países del sudeste asiático a fortalecer sus capacidades militares y alianzas. Filipinas ha emprendido una modernización significativa de sus fuerzas armadas, con la compra de aviones F-16, sistemas de misiles avanzados de Estados Unidos y corbetas de Corea del Sur. Estas adquisiciones, junto con ejercicios conjuntos con Estados Unidos, reflejan una estrategia de disuasión frente a la coerción china. La decisión de Manila de rechazar escoltas estadounidenses en Second Thomas Shoal subraya su intención de mantener autonomía, aunque la cooperación con Washington se ha intensificado.
Malasia ha optado por una diplomacia discreta, pero no ha dudado en responder a las incursiones chinas. En 2022, tras un incidente con aviones chinos, Kuala Lumpur señaló una reducción de las actividades chinas en sus aguas, resultado de protestas diplomáticas y mejoras en sus defensas marítimas. Indonesia ha reforzado su postura mediante patrullas navales y ejercicios conjuntos con Estados Unidos, mostrando una determinación similar para proteger su ZEE.
Vietnam combina una diplomacia cuidadosa con una rápida recuperación de tierras en las Spratly. Su participación en ejercicios humanitarios con Estados Unidos y su disposición a considerar arbitrajes internacionales, como en los casos de 2014 y 2019, han disuadido a China de escalar ciertos conflictos. La estrategia vietnamita busca equilibrar la presión china con el mantenimiento de relaciones económicas estables.
La narrativa china, que presenta a Filipinas como un peón de Estados Unidos y justifica sus acciones como una restauración del statu quo, no ha logrado revertir la percepción internacional de China como un actor agresivo. Pekín sostiene que el Sierra Madre encalló accidentalmente y que Filipinas incumplió una supuesta promesa de retirarlo, una afirmación que Manila desmiente. Esta narrativa, junto con la reinterpretación de la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el mar de China Meridional de 2002, refuerza la percepción interna de que China no puede ceder sin perder legitimidad.
Implicaciones estratégicas y postura de Estados Unidos
La Administración Trump, que asumió el poder en 2025, enfrenta el desafío de contrarrestar las tácticas de zona gris de China mientras mantiene una postura estratégica en el Indo-Pacífico. A diferencia de la Administración Biden, que fortaleció alianzas con Filipinas y Vietnam, Trump ha mostrado una inclinación hacia enfoques transaccionales, priorizando acuerdos económicos bilaterales sobre compromisos de defensa a largo plazo. Los aranceles recíprocos anunciados en abril de 2025 han generado preocupación en el sudeste asiático, al amenazar las economías de países como Malasia e Indonesia, que dependen del comercio con Estados Unidos.
A pesar de estas tensiones, la cooperación militar con Estados Unidos sigue siendo un pilar para los reclamantes. Filipinas ha profundizado su alianza con Washington, acogiendo sistemas de misiles avanzados y participando en ejercicios conjuntos. Malasia e Indonesia continúan sus maniobras con las fuerzas estadounidenses, a pesar de las objeciones chinas. Vietnam, aunque mantiene una relación cordial con China, se beneficia de la asistencia estadounidense para fortalecer su postura en el mar de China Meridional.
La percepción china de que Estados Unidos podría dudar en defender a sus aliados, especialmente bajo la Administración Trump, ha llevado a Pekín a intensificar sus acciones para probar los límites de la respuesta estadounidense. Sin embargo, la resistencia regional y el fortalecimiento de las capacidades militares de los reclamantes han complicado los objetivos chinos. La construcción de islas artificiales por parte de China, equipadas con radares y pistas de aterrizaje, busca alterar el equilibrio de poder, pero ha generado una reacción coordinada de los países de la región y sus aliados.
La estrategia de zona gris de China, basada en la coerción sin guerra abierta, enfrenta un dilema. Aunque ha avanzado en el control de ciertas áreas, como Mischief, Subi y Fiery Cross Reefs, su agresividad ha alienado a los reclamantes y fortalecido su determinación. La ASEAN, aunque dividida, ha mostrado un creciente interés en contrarrestar la presión china mediante la diplomacia colectiva y el apoyo de potencias externas como Estados Unidos y Japón. La incapacidad de China para ajustar su estrategia, debido a una narrativa interna que rechaza cualquier percepción de retroceso, sugiere que las tensiones persistirán en el mar de China Meridional.