La llegada del McDonnell Douglas F-4 Phantom a Israel a finales de la década de 1960 marcó un hito en la historia militar del país al ser el primer equipo militar avanzado proporcionado por Estados Unidos al Estado judío.
Este caza, que desempeñó un papel crucial durante la guerra de Vietnam como interceptor supersónico de largo alcance y bombardero pesado todo tiempo, destacó como el principal activo de superioridad aérea estadounidense de la época, estableciendo no menos de 15 récords mundiales, incluidos los de velocidad y altitud.
La decisión de Israel de adquirir el F-4 Phantom a mediados y finales de la década de 1960 coincidió con un periodo de creciente tensión provocada por la retórica hostil del entonces presidente egipcio Gamal Abdel Nasser.
La incorporación del Phantom al arsenal de la Fuerza Aérea israelí se consideró un movimiento estratégico esencial para garantizar la defensa nacional y la supervivencia en los años venideros.
El F-4 Phantom: Pilar de la superioridad aérea de Israel
El desarrollo del F-4 Phantom tiene sus raíces en la década de 1950, cuando McDonnell Aircraft presentó inicialmente su diseño de caza naval, conocido como “Super Demon”.
Aunque la Marina estadounidense estaba satisfecha con sus proyectos en curso —el futuro Vought XF8U-1 y el Grumman XF9F-9— y dejó de lado la propuesta de McDonnell como posible sustituto del F3H Demon, McDonnell no se rindió y siguió perfeccionando su concepto hasta que nació el cazabombardero todo tiempo F-4 Phantom.
Este innovador diseño estaba equipado con dos motores J79-GE-8 y podía transportar el misil AAM-N-6 Sparrow III guiado por radar. Su estructura incluía tomas de aire con rampas fijas y variables, lo que permitía al avión alcanzar velocidades que oscilaban entre Mach 1,4 y Mach 2,2.
Durante las fases iniciales de producción del Phantom, su radar se actualizó al modelo AN/APQ-72 de Westinghouse, que optimizaba la visibilidad y el espacio de la cabina.
Al lograr superar la barrera de Mach 2,0 en su vuelo inaugural, el Phantom se consolidó como un logro significativo tanto para la Marina estadounidense como para McDonnell, su fabricante.
Sin embargo, más allá de sus impresionantes capacidades de velocidad, lo que realmente distinguía al F-4 era su excepcional aceleración y empuje, capacidades que daban a los pilotos la ventaja táctica de entrar o salir del combate a su discreción.
Refuerzos aéreos tras la Guerra de los Seis Días: La llegada del F-4E
Tras la Guerra de los Seis Días de 1967, las Fuerzas Aéreas israelíes identificaron una necesidad acuciante de mejorar su arsenal con cazas de primera línea. Así, en 1969, los primeros cincuenta F-4E Phantom se integraron en su flota.
Esta decisión se tomó a pesar de las advertencias del Pentágono, que preveía una posible tensión en las relaciones entre Estados Unidos y los países árabes, y desafiando las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética para establecer un límite a la venta de armas en la región.
La entrega de los F-4 Phantom a Israel se produjo en un momento crítico, justo cuando el país se enfrentaba a los continuos ataques de Egipto tras la Guerra de los Seis Días. Con la incorporación de estos cazas, la Fuerza Aérea israelí se sintió considerablemente más capacitada para realizar incursiones profundas en territorio egipcio, mejorando así su postura defensiva y ofensiva.
El desafío del F-4 Phantom a la superioridad aérea soviética
Bajo influencia soviética, Egipto había adquirido avanzados sistemas de misiles tierra-aire y se beneficiaba de la presencia de cazas soviéticos MiG-21, que realizaban misiones de patrulla defensiva a lo largo de su frontera.
Aunque el MiG-21 estaba considerado uno de los cazas más competentes de su época, las avanzadas capacidades del F-4 Phantom permitieron a los aviones israelíes aplicar tácticas innovadoras que culminarían con el derribo de aproximadamente 100 cazas soviéticos.
Este enfrentamiento alcanzó su punto culminante en la Operación Rimon 2.0, en la que la estrategia aplicada por la flota de Phantoms de la Fuerza Aérea israelí quedó inscrita como uno de los hitos tácticos más destacados de la historia militar del Estado judío.
Durante esta operación, un escuadrón de aviones Mirage III de fabricación francesa, en misión de reconocimiento, junto con otros Mirage y Phantoms que patrullaban discretamente la frontera del Sinaí, tendieron una emboscada aérea.
Atrayendo a los aviones soviéticos a su trampa, los Phantoms, lanzándose desde posiciones más bajas, sorprendieron y neutralizaron a los aviones contrarios, demostrando su dominio en el teatro de operaciones aéreas.
La vital contribución de los F-4 Phantom en la guerra del Yom Kippur
Durante la guerra del Yom Kippur de 1973, la armada aérea israelí de F-4 Phantom demostró ser crucial. Con Egipto lanzando un gran ataque sorpresa contra el estado judío, el asalto egipcio inicial involucró a más de 200 aviones. Ante este ataque inesperado, la Fuerza Aérea Israelí (IAF) movilizó urgentemente un par de F-4 Phantom para hacer frente a la ofensiva, sin ser plenamente conscientes de la magnitud del asalto que estaban contrarrestando.
En cuestión de minutos, estos dos Phantoms lograron derribar siete MiG egipcios, obligando a los MiG restantes a una retirada táctica.
En la década de 1980, la flota israelí de F-4 Phantom se sometió a un ambicioso programa de modernización denominado Kurnass 2000. Este programa pretendía integrar los avances en aviónica, ampliando así las capacidades operativas de estos cazas.
A pesar de su retirada del servicio activo a principios del nuevo milenio, los F-4 Phantom siguen siendo venerados en la historia militar de Israel, simbolizando no solo su valentía y resistencia, sino también su innovación y adaptabilidad ante los retos tecnológicos y tácticos.