La decisión largamente esperada de Singapur de adquirir el caza de ataque conjunto F-35B fabricado por Lockheed Martin podría transformar la forma en que genera y sostiene la potencia aérea, ya que la pequeña nación insular del sudeste asiático ya no depende de las largas y vulnerables pistas de aterrizaje para operar una aeronave. La capacidad de despegue corto y aterrizaje vertical del avión de combate de quinta generación le permite operar con poca o ninguna pista de aterrizaje.
Las avanzadas capacidades de red del avión también serían una ventaja adicional para Singapur, que está trabajando en la modernización de su ejército.
Tras un largo proceso de evaluación, Singapur seleccionó el año pasado el F-35 para reemplazar su flota de jets F-16C/D de Lockheed Martin a partir de 2030. Y a principios de enero de 2020, el Departamento de Estado de EE.UU. aprobó la solicitud de Singapur de 12 cazas F-35B, con cuatro confirmados y una opción para ocho más.
Situado en el extremo sur del Estrecho de Malaca, cerca del extremo sur del Mar de la China Meridional y por el que se estima que pasa un tercio del transporte marítimo comercial del mundo, la economía de Singapur depende en gran medida del comercio marítimo mundial.
Singapur tiene una superficie aproximada de 280 millas cuadradas, y su isla principal tiene solo unas 25 millas en su punto más ancho. Pero, aunque su ejército es una fuerza a tener en cuenta en la región, la flota del país, compuesta por 60 aviones F-16 y 40 aviones de combate Boeing F-15SG Eagle, todavía requiere pistas relativamente largas. Y es por eso que la vulnerabilidad de sus pistas de aterrizaje se pondrá más en evidencia cuando la Fuerza Aérea de la República de Singapur comience a retirar sus F-16. Además, Singapur planea cerrar una de sus actuales bases aéreas de cazas para liberar tierra para fines civiles, dejando al país con solo dos bases de cazas a partir de la próxima década.
Sin embargo, la adquisición de los F-35B por parte de Singapur reducirá la dependencia de la Fuerza Aérea de las pistas largas en caso de conflicto, durante el cual un adversario podría intentar negar el uso de las pistas. El avión de despegue corto y aterrizaje vertical necesita unos 550 pies para despegar (y puede, por supuesto, aterrizar verticalmente).
Debido a la escasez de espacio aéreo para la capacitación en el país, Singapur mantiene varios destacamentos de aeronaves para la capacitación en el extranjero, entre ellos en Australia, los Estados Unidos y Francia. Entre ellos figuran dos destacamentos de aviones de reacción rápida en la Base Aérea Luke en Arizona y la Base Aérea Mountain Home en Idaho para el entrenamiento de tripulaciones de F-16 y F-15, respectivamente.
En caso de que Singapur adquiera el F-35B, es poco probable que se realice un programa de entrenamiento para el caza sigiloso en la Base Aérea Luke, porque el programa internacional de entrenamiento allí se centra en el F-35A de despegue y aterrizaje convencional. En su lugar, Singapur probablemente buscará integrar un destacamento con unidades del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos que vuelen el F-35B, lo que hace que las estaciones aéreas del Cuerpo de Marines Beaufort en Carolina del Sur, Miramar en California o Yuma en Arizona sean tres posibles ubicaciones.
En diciembre, Singapur firmó un memorando de entendimiento con los Estados Unidos para que sus aviones de combate lleven a cabo un entrenamiento en la isla de Guam, en el Pacífico, en el que se basará a largo plazo un escuadrón de aviones en el territorio de los Estados Unidos para su entrenamiento a partir de 2029.
Dado el historial de adquisiciones de Singapur, es probable que a una compra de F-35B le sigan otras a medida que el país vaya sustituyendo progresivamente sus F-16. Singapur ha utilizado tradicionalmente este modelo de adquisición con sus compras de cazas para evitar los picos y las caídas presupuestarias, así como para mantener el secreto sobre las adquisiciones de defensa.