La República Islámica de Irán y la República Popular Democrática de Corea comparten una larga historia de cooperación militar y estratégica. Aunque Pyongyang y Teherán establecieron relaciones diplomáticas a principios de la década de 1970, las transferencias de armas entre ambos países no comenzaron hasta la Revolución Iraní de 1979.
La relación transaccional entre Teherán y Pyongyang ha crecido en las cuatro décadas que siguieron a la caída del sha Mohammad Reza Pahlavi. Calificados por Occidente como Estados delincuentes, Irán y Corea del Norte comparten un desprecio mutuo por las fuerzas externas y dan prioridad a las capacidades defensivas. Para eludir las restricciones comerciales y las sanciones impuestas por la comunidad internacional, Corea del Norte e Irán utilizan avanzadas redes comerciales clandestinas para mantener su relación. La venta de armas entre Corea del Norte e Irán supone una grave amenaza para los intereses de Estados Unidos.
Irán y Corea del Norte: Socios en la proliferación
La relación militar entre ambas partes floreció en la década de 1980 durante la guerra entre Irán e Irak. Pyongyang se convirtió en uno de los principales proveedores de armas de Teherán, transfiriendo tanques soviéticos T-54/T-55, equipos chinos y munición al ejército iraní. La exportación más importante de Pyongyang a Irán durante este tiempo fueron sus asesores. Los analistas creen que a finales de la década de 1980, casi 300 asesores militares norcoreanos trabajaban en Teherán.
Unos años más tarde, Irán adquirió del Reino Ermitaño misiles Scud-C con un alcance de 500 km, lo que contribuyó a iniciar la cooperación entre ambos países en materia de misiles balísticos. La venta por parte de Corea del Norte de su misil balístico de medio alcance Hwasong-7 a Irán proporcionó al régimen de Teherán la tecnología que necesitaba para diseñar su misil balístico de una etapa y combustible líquido Shahab-3 de fabricación nacional.
Después de que Teherán probara su recién adquirido misil Scud-C, el Departamento de Estado de Estados Unidos sancionó al Ministerio de Defensa y Logística de las Fuerzas Armadas de Irán por actividades de proliferación de tecnología de misiles con Pyongyang. No obstante, las ventas de armas entre Corea del Norte e Irán siguieron creciendo a lo largo de la década de 1990 y principios de la de 2000. En 2016, la administración de Obama publicó un aviso de sanciones en relación con el trabajo de Irán en un cohete propulsor de 80 toneladas. El dispositivo tenía un sorprendente parecido con los motores RD-250 de Corea del Norte, que también tienen un empuje de 80 toneladas. Pyongyang utilizó el motor RD-250 en un lanzamiento de prueba de un misil balístico intercontinental en 2017, y el peligro de que Irán adquiera la capacidad de lanzar con éxito un ICBM propio es inminente.
Una creciente amenaza de dos caras
Parte de la flota de submarinos de la armada iraní también puede atribuirse a Corea del Norte. Los submarinos iraníes de clase Ghair son una copia autorizada de los buques de clase Yono de Pyongyang. Son un pilar de la armada iraní. Adquiridos por primera vez en la década de 2000, estos submarinos en miniatura dan a Irán la capacidad de realizar operaciones de antiacceso y negación de área en su región. Si Irán consigue alguna vez la tecnología para probar con éxito un misil empleando su flota de clase Ghair, supondrá una seria amenaza para sus adversarios en el Estrecho de Ormuz.
Irán posee actualmente misiles balísticos con un alcance suficiente para alcanzar Israel y Arabia Saudita. Se dice que Corea del Norte e Irán también están cooperando en un motor de cohete de combustible líquido diseñado para plataformas de largo alcance, como vehículos de lanzamiento de satélites y misiles balísticos intercontinentales. Dado que el régimen de Irán ha puesto un mayor énfasis en la adquisición de misiles en los últimos años, es poco probable que el eje Teherán-Pyongyang se rompa pronto.