Junio de 2025 marca el 40 aniversario del bombardero B-1B Lancer en la Base Aérea de Dyess, Texas, un hito en su historia operativa.
B-1B Lancer: 40 años de servicio en Dyess Air Force Base
El 29 de junio de 1985, la Base Aérea de Dyess, Texas, recibió el primer B-1B Lancer, bautizado como “La Estrella de Abilene”, lo que marca el inicio de cuatro décadas de operaciones de este bombardero estratégico en la base. Desarrollado inicialmente como un bombardero nuclear supersónico para reemplazar al B-52 Stratofortress tras la Guerra Fría, el B-1B entró en servicio en octubre de 1986, alcanzando su capacidad operativa inicial. La última unidad se entregó el 2 de mayo de 1988, completando una flota de 100 aeronaves.
El B-1B Lancer, conocido entre los pilotos como “BONE” (por “B-one”), evolucionó del prototipo B-1A, diseñado para alcanzar velocidades superiores a Mach 2. La versión B-1B, aunque más lenta, mantuvo capacidades supersónicas y se optimizó para misiones convencionales tras un reacondicionamiento en la década de 1990. Este proceso, impulsado por el tratado New START, eliminó su capacidad nuclear. El B-1B se convirtió en el bombardero con la mayor carga útil convencional de la Fuerza Aérea de EE. UU., capaz de transportar hasta 75.000 libras (34.000 kg) de armamento guiado y no guiado.
En 2015, la 7ª Ala de Bombardeo de Dyess se alineó bajo el Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea (AFGSC), fortaleciendo su rol en misiones de presencia continua de bombarderos en Europa. Desde 2018, los B-1B participan en despliegues rotativos bajo el concepto de Fuerza de Tarea de Bombarderos (BTF), y efectúa ejercicios conjuntos con aliados y operando desde aeródromos diversos con técnicas de reabastecimiento en caliente. En abril de 2025, cuatro B-1B de la 9ª Escuadrilla de Bombas de Dyess se desplegaron en la Base Aérea de Misawa, Japón, para la misión BTF 25-2, lo que marca la primera rotación de este tipo en ese país.
El 1 de febrero de 2024, B-1B de la 28ª Ala de Bombardeo despegaron desde Dyess para ejecutar una misión de combate de 34 horas, atacando objetivos en Irak y Siria sin aterrizajes intermedios. Esta operación destacó la flexibilidad del bombardero para operar desde territorio estadounidense, apoyado por reabastecimiento en vuelo, y su precisión en la entrega de armamento.
Datos clave sobre el B-1B Lancer en Dyess
- El B-1B puede transportar hasta 75.000 libras de armamento, la mayor carga convencional de cualquier bombardero estadounidense.
- En 2022, un B-1B sufrió una explosión de motor en Dyess durante mantenimiento, lo que llevó a la reactivación de aeronaves retiradas.
- Los bombarderos “Rage” y “Lancelot” fueron retirados del “Boneyard” en Davis-Monthan, Arizona, y restaurados en Tinker AFB para mantener una flota de 45 unidades.
- En agosto de 2023, Dyess implementó un sistema de comunicación inalámbrica pionero para lanzamientos de B-1B, una primicia para esta aeronave.
- La 7ª Ala de Bombardeo utiliza un diseño conmemorativo para el 40 aniversario, con un cráneo de cuerno largo, la bandera de Texas y una silueta del estado.
Evolución y modernización del B-1B Lancer
Tras la desintegración de la Unión Soviética, el B-1B se adaptó para misiones convencionales mediante el programa de modernización CMUP, que mejoró su capacidad para emplear armamento de precisión como las municiones de ataque directo conjunto (JDAM). Este proceso permitió al bombardero alcanzar una precisión comparable a la de bombas guiadas por láser, aumentando su efectividad en combates modernos. La flota de B-1B se redujo a 60 unidades en 2021, con 17 almacenadas en el “Boneyard” de Davis-Monthan. En 2022, un accidente en Dyess redujo aún más la flota activa, lo que llevó a la reactivación de los bombarderos “Rage” y “Lancelot”, restaurados en Tinker AFB para su retorno al servicio en Dyess.
El B-1B ha participado en múltiples operaciones globales, incluyendo misiones en el Indo-Pacífico. En abril de 2025, dos B-1B volaron a Corea del Sur para entrenamientos conjuntos, integrándose con aviones estadounidenses y japoneses cerca de Okinawa. Estas operaciones refuerzan la disuasión estratégica en la región, donde la presencia militar rusa ha generado 237 despegues de cazas japoneses entre abril de 2024 y marzo de 2025.
La capacidad del B-1B para operar a velocidades supersónicas y su flexibilidad en despliegues lo convierten en un activo impredecible para adversarios. Su diseño de ala de geometría variable permite maniobras ágiles, mientras que su capacidad de reabastecimiento en vuelo extiende su alcance a nivel global. En octubre de 2024, tripulaciones de Dyess y Ellsworth AFB realizaron operaciones de reabastecimiento en caliente en Grand Forks AFB, 30 años después de que los últimos B-1B abandonaran esa base.
El 3 de junio de 2025, la Fuerza Aérea de EE. UU. presentó un gráfico conmemorativo del 40 aniversario, diseñado por la aviadora sénior Jade M. Caldwell. El diseño incluye un cráneo de cuerno largo, una bandera de Texas, una silueta del estado y una munición JDAM. Los colores rojo, blanco, azul, gris y amarillo representan la bandera de Texas, el metal de la aeronave y el escudo de la 7ª Ala de Bombardeo.
Transición al B-21 Raider y futuro del B-1B
La Fuerza Aérea de EE. UU. planea reemplazar gradualmente el B-1B con el B-21 Raider, un bombardero furtivo diseñado para misiones nucleares y convencionales, con capacidad para operaciones tripuladas o no tripuladas. Dyess será la tercera base en recibir el B-21, tras la reubicación de la flota de B-1B de Ellsworth AFB en enero de 2025 para facilitar mejoras de infraestructura. La retirada de los B-1B comenzó en 2021, con un retiro proyectado para 2036.
En abril de 2025, el despliegue de B-1B en Misawa, Japón, incluyó ejercicios bilaterales con fuerzas japonesas, para fortalecer la interoperabilidad en el Indo-Pacífico. Estas misiones, que incluyeron sobrevuelos cerca de la península de Kamchatka, Rusia, destacan la capacidad del B-1B para proyectar poder en regiones estratégicas.
La flota de B-1B ha enfrentado desafíos, como el accidente de enero de 2024 en Ellsworth AFB, donde una tripulación de cuatro personas se eyectó de forma segura tras un intento de aterrizaje durante una misión de entrenamiento. Este incidente subrayó la necesidad de mantener la flota activa mediante la reactivación de aeronaves retiradas.
El B-1B Lancer sigue siendo un pilar de la capacidad de ataque de largo alcance de EE. UU., con un historial de misiones que abarcan desde combates en Oriente Medio hasta ejercicios de disuasión en el Indo-Pacífico. Su legado de 40 años en Dyess refleja su rol central en la estrategia de defensa nacional, mientras la Fuerza Aérea transita hacia el B-21 Raider para enfrentar los retos del futuro.