El MiG-23 combinó ala de geometría variable, tren para pistas cortas y radar a baja cota, pero mostró aviónica limitada, ergonomía deficiente y resultados desfavorables.
Diseño, metas técnicas y primeras decisiones de entrada en servicio
El MiG-23, que la oficina Mikoyán-Gurevich diseñó a mediados de los años sesenta para reemplazar al MiG-21, incorporó ala de geometría variable, tren robusto para pistas cortas y el primer radar soviético con detección y ataque a baja cota. Sin embargo, no alcanzó el desempeño operativo previsto. Expedientes técnicos y registros de combate muestran aviónica limitada en primeras series, ergonomía y manejo problemáticos, exportaciones con sistemas degradados y resultados desfavorables frente a contemporáneos.
El planteamiento original combinó tres metas medibles: operar desde aeródromos escasos o dañados, sostener vuelo supersónico mediante variación de flecha y combatir más allá del alcance visual con radar y misiles guiados. Documentación museística oficial describe esos tres elementos: ala de geometría variable seleccionable en vuelo, tren optimizado para pistas remotas y un sistema de control de tiro que habilitaba misiles de medio alcance. La familia se concibió como sucesora directa del MiG-21.
La entrada en servicio temprana exigió soluciones interinas. Primeras variantes de exportación incluyeron equipos simplificados respecto de aparatos para uso interno soviético; el MiG-23MS, por ejemplo, montó un radar menos sofisticado en un radomo menor. En paralelo, la producción en serie superó las cinco mil células, cifra suficiente para abastecer inventarios del Pacto de Varsovia y de clientes no alineados. Ese volumen incrementó su presencia y, a la vez, la frecuencia de situaciones con limitaciones registradas.

Impresiones de vuelo en fuentes abiertas aportan datos sobre ergonomía y manejo. En 1993, el analista Benjamin S. Lambeth voló un MiG-23 biplaza en Zhukovski y registró visibilidad trasera y lateral restringida por el marco de cabina, respuesta en alabeo más lenta que la de otros cazas que había pilotado y pérdidas de energía en virajes tácticos a la velocidad de esquina, con máximos de 5,5 g. También consignó flechas normalizadas de 16°, 45° y 72°.
Datos técnicos clave y cifras verificables del programa MiG-23
- Posiciones de flecha normalizadas: 16°, 45° y 72°; 45° para maniobra general; 72° para alta velocidad.
- Producción en serie superior a cinco mil células.
- MiG-23MS de exportación con radar menos sofisticado y radomo menor.
- Máximo de 5,5 g en maniobras de inversión registrado por Benjamin S. Lambeth en 1993.
Evaluaciones occidentales y efectos del expediente de exportación
La información desclasificada sobre Constant Peg, programa estadounidense que operó MiG-23 para instrucción disímil, añade datos técnicos. Informes de la Asociación de las Fuerzas Aéreas e entrevistas a pilotos que volaron ejemplares en Nevada indican que, en conjunto, el modelo no alcanzaba la capacidad de sus contemporáneos estadounidenses y que el acabado y la calidad de fabricación presentaban deficiencias visibles. Además, esa geometría variable replicaba una solución validada en el F-111 en un caza más pequeño.
El expediente de exportación condicionó el desempeño en combate. Versiones destinadas al exterior, con sensores de menor sofisticación, se enfrentaron a fuerzas con aparatos más nuevos o con mayor integración de armas guiadas. El Museo Nacional de la Fuerza Aérea de Estados Unidos subraya que el MiG-23MS, concebido para clientes extranjeros, fue menos capaz que los modelos de empleo soviético, diferencia centrada en el radar, componente principal del concepto de combate más allá del alcance visual.
Registros de enfrentamientos aéreos de 1982 sobre el Líbano, aportados por el portal oficial de la Fuerza Aérea de Israel, muestran un caso ilustrativo: esa fuerza reclama la destrucción de veinticinco aparatos sirios, en su mayoría MiG-23. Aunque existen controversias habituales sobre cifras en combate, la propia institución identifica el tipo de avión oponente en ese conjunto de derribos, lo que documenta la presencia del modelo en un entorno con alta densidad de sensores.
En conjunto, esas apreciaciones y la configuración de exportación delinearon una brecha respecto de estándares estadounidenses. Pilotos de Constant Peg describieron un aparato capaz de volar rápido, aunque con acabados por debajo del nivel de la época, y señalaron que la geometría variable respondía a una solución ya validada. La diferencia en sensores, con el radar como elemento central del combate fuera del alcance visual, pesó en usuarios externos con entornos tecnológicamente exigentes.
Combate documentado, incidentes notorios y cierre de la trayectoria

El 4 de enero de 1989, dos F-14 del portaaviones John F. Kennedy abatieron dos MiG-23 libios sobre el Mediterráneo. El F-14 que participó en esa acción integra hoy la colección del Smithsonian, cuyo expediente registra la misión y el derribo del MiG-23. En ese enfrentamiento intervinieron un caza de geometría variable de segunda generación soviética y un caza bimotor con sensores y misiles de guía avanzada; el resultado quedó consignado en un historial institucional.
En la guerra del Golfo de 1991, se registraron múltiples derribos de MiG-23 iraquíes por F-15C estadounidenses. La página oficial del 33.º Ala de Caza de la Fuerza Aérea de Estados Unidos detalla, con fechas y tripulaciones, derribos de MiG-23 los días 26 y 29 de enero de 1991, además de otros enfrentamientos con tipos distintos. La institución conserva ese listado como parte de su memoria organizacional de la operación.
El 4 de julio de 1989, un MiG-23M despegó de Polonia para un vuelo de adiestramiento; el piloto se eyectó por un fallo percibido; el aparato continuó sin tripulante a través de varios países de Europa Occidental y se estrelló en Bélgica, con una víctima en tierra. Cobertura periodística de Los Angeles Times fijó la localización, la hora aproximada del impacto, la secuencia de vuelo y la confirmación del deceso en la vivienda alcanzada.
En agosto de 2023, un MiG-23 participó en un festival en Míchigan, sufrió pérdida de potencia, la tripulación se eyectó y el aparato cayó sin heridos en tierra. Associated Press consignó el parte preliminar, la fabricación de 1981 y la apertura de la investigación. Este conjunto de hechos verificables explica un desenlace: las familias de cuarta generación asumieron sus misiones y el Museo Nacional exhibe un MiG-23MS y registra una producción superior a cinco mil ejemplares.
