En 2017, la Marina estadounidense se sobresaltó cuando los Episodios Fisiológicos (EP) entre los aviadores navales se dispararon repentinamente, lo que llevó a una investigación exhaustiva. Cinco años después, la Marina estadounidense desarrolló un “Dispositivo de respiración con máscara” para combatir un suceso mortal debido a episodios fisiológicos en pleno vuelo.
En su continua batalla contra el fenómeno conocido como episodios fisiológicos, la Marina demostró una nueva herramienta de entrenamiento destinada a preparar a sus pilotos para posibles situaciones adversas en el aire, estimulando las consecuencias de la falta de oxígeno.
El 7 de julio, el servicio hizo una demostración de su “Dispositivo de Respiración con Máscara”, que permite a los pilotos experimentar síntomas que podrían desarrollarse durante el vuelo y provocar una crisis fisiológica, como hipoxia, hiperventilación y falta de aire.
El servicio ya ha suministrado diez dispositivos, y 35 debían estar instalados en todas las instalaciones de entrenamiento de la flota antes del verano, cuando se celebró la demostración en julio.
Los episodios fisiológicos se caracterizan por una reacción adversa del organismo del piloto a las intensas presiones de vuelo, combinada con problemas con la aeronave. Los Episodios Fisiológicos pueden causar deterioro cognitivo, entumecimiento, hormigueo, aturdimiento, cambios de comportamiento y fatiga que pueden poner en peligro la vida de los pilotos.
Por ejemplo, una de las razones del accidente del F-35 de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón de 2019 fue la desorientación espacial. Durante varios años, la Marina y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos han investigado la causa detrás de los Episodios Fisiológicos.
La Marina de Estados Unidos, por su parte, ha sufrido un terrible repunte de episodios fisiológicos en los últimos años.
Por ello, la US Navy intenta familiarizar o aclimatar a los pilotos con la sensación de un episodio inminente antes de que surquen los cielos como parte de su entrenamiento. Este avance se produce incluso cuando la investigación llevada a cabo por el servicio sobre el repunte de casos de Episodios Fisiológicos no pudo identificar ninguna causa única que lo provocara.
“Este innovador dispositivo de entrenamiento permite a los aviadores navales reconocer cómo responden a la dificultad respiratoria y les da tiempo para ejecutar los procedimientos de emergencia antes de quedar incapacitados”, declaró el 12 de julio el capitán Kevin McGee, responsable de programas del servicio.
El curioso caso del aumento de Episodios Fisiológicos hace 5 años
Según los mandos de la Armada, el servicio tuvo 71 incidentes por cada 100.000 horas de vuelo en el entrenador T-45 en 2017, la tasa de episodios fisiológicos más alta jamás registrada. El F-18 de la US Navy también se encontró con varios incidentes de este tipo. El repentino repunte fue tan brusco que los instructores se negaron a volar estos aviones con pilotos.
En 2019, el servicio lanzó una investigación para determinar la “causa raíz” de los episodios debido a la presión de esas estadísticas y la creciente indignación en el Capitolio.
El contralmirante Fredrick Luchtman, comandante del Centro de Seguridad Naval y jefe del Equipo de Acción de Episodios Fisiológicos (PEAT), formó dos equipos de acción correctiva de causa raíz (RCCA, por sus siglas en inglés), uno que analizaba el avión de entrenamiento T-45 Goshawk y otro la familia de cazas F-18.
Los equipos invirtieron tres años y 50 millones de dólares en este proyecto, produciendo más de 8.000 páginas de documentación técnica y llegando a 567 recomendaciones para futuras medidas de seguridad en la cabina de pilotos y oficiales de armas.
Las conclusiones de ese estudio dieron lugar a varias modificaciones técnicas introducidas en los aviones del servicio para ayudar a los pilotos a reconocer cuándo puede producirse un episodio, señaló USNI News.
Sin embargo, los equipos no pudieron encontrar una única razón para el fenómeno. Concluyen que los episodios fisiológicos tienen múltiples causas fundamentales. El ambiente en la cabina y la salud del piloto son solo dos de las muchas variables que podrían hacer que un piloto se desmaye en pleno vuelo.
Con un pico en mayo de 2017, el número de incidentes fisiológicos disminuyó progresivamente, según el almirante que supervisó la investigación de la causa raíz. Sin conocer la causa raíz, la Armada probablemente decidió preparar a sus aviadores para evitar la fatalidad entrenándolos con las sensaciones físicas que se producen en pleno vuelo mientras están a salvo en tierra.
La investigación sobre los episodios fisiológicos es tenue
En 2018, la Fuerza Aérea y la Marina de los Estados Unidos anunciaron un Equipo de Acción Fisiológica Conjunta llamado J-PEAT. Fue un esfuerzo para investigar conjuntamente la causa detrás de la inexplicable angustia fisiológica experimentada por los pilotos en pleno vuelo.
En 2020, meses después del famoso accidente del F-35A, un grupo de científicos de Ball Aerospace, Collins Aerospace, la Universidad de Iowa y el Laboratorio de Investigación de las Fuerzas Aéreas (AFRL) iniciaron un prometedor proyecto de investigación y desarrollo para estudiar los fenómenos de episodios fisiológicos en el aire, a lo largo del vuelo de un avión.
Su objetivo era examinar cómo el uso de un enfoque multivariante y multisensor para la monitorización en tiempo real de las condiciones fisiológicas del piloto podría conducir a la creación de técnicas que ayuden a disminuir el número de Episodios Fisiológicos Inexplicables (UPEs) experimentados por los pilotos militares en una variedad de aviones de combate, helicópteros y otras aeronaves.
Por otra parte, un informe del Inspector General del Departamento de Defensa afirmaba en septiembre de 2020 que las Fuerzas Aéreas estaban trabajando para mejorar la seguridad y reducir los incidentes fisiológicos de los pilotos en algunas de las aeronaves más citadas por esos problemas.
Aun así, el servicio sólo puede hacer hasta cierto punto para minimizar el riesgo debido al error humano y los “peligros inherentes a la ocupación de la aviación”.
Aunque el informe no ofrecía nuevas recomendaciones, se reconocía ampliamente que el problema persistiría durante mucho tiempo hasta que el servicio buscara una solución viable. La estimulación y las máscaras probablemente ayudarían a preparar a los pilotos para las contingencias.