El 4 de agosto de 2025, el Comando Norte de Estados Unidos lanzó un globo de gran altitud desde la Zona de Lanzamiento Malemute, en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, Alaska, como parte del ejercicio militar ARCTIC EDGE 2025. La operación contó con el apoyo de Aerostar y buscó reforzar la preparación en el Ártico, validar tecnología LTA y mejorar la interoperabilidad en un entorno estratégico y ambientalmente complejo.
El uso de este sistema refleja una creciente dependencia de plataformas estratosféricas para vigilancia, comunicaciones y recopilación de datos en áreas donde los medios convencionales presentan limitaciones. El ejercicio, organizado por el Comando Norte y NORAD, integró fuerzas terrestres, aéreas, navales y cibernéticas de Estados Unidos y Canadá, combinando maniobras y operaciones multidominio en un entorno de clima extremo.
El globo de gran altitud Aerostar HAPS empleado opera entre 18 y 30 kilómetros de altitud, por encima de las rutas de aviación comercial y fuera del alcance de la mayoría de radares. Su estructura incluye una envoltura de presión cero de polietileno ultraligero, inflada con helio o hidrógeno, sistemas de control alimentados por energía solar y lastre variable. Dispone de aviónica con telemetría en tiempo real, baterías de alta capacidad, control de altitud de precisión y navegación autónoma.
La bahía de carga útil admite configuraciones con sensores EO/IR, radar SAR, sistemas ESM, receptores SIGINT y relés de comunicaciones de largo alcance. Los datos se transmiten mediante enlaces cifrados o backhaul satelital, integrándose en operaciones multidominio. Según la misión y condiciones del viento, estas plataformas pueden permanecer en vuelo entre 30 y 60 días, con costos menores que los satélites o UAV de gran autonomía.
En el plano operativo, el despliegue de globos estratosféricos ofrece capacidad ISR flexible y resistente. Su lanzamiento rápido permite cubrir áreas remotas o restringidas con baja detección, y proporciona conocimiento de la situación sin requerir permisos de sobrevuelo. En el Ártico, esta tecnología supera las limitaciones de los activos ISR tradicionales y posibilita el monitoreo de rutas críticas, la observación del hielo y la extensión de comunicaciones a zonas sin cobertura satelital o terrestre.
El uso de Aerostar contrasta con los globos de vigilancia chinos detectados en 2023 sobre espacio aéreo de Estados Unidos y aliados sin autorización. Aquellos operaban a altitudes similares y se presume que captaban imágenes, señales e información electromagnética de instalaciones militares. A diferencia de las operaciones de Aerostar, consideradas defensivas y cooperativas, los programas chinos fueron señalados como violaciones de soberanía, lo que llevó a derribos y a la desclasificación rápida de inteligencia.
El Ártico concentra recursos energéticos estimados en el 13 % del petróleo no descubierto y el 30 % del gas global, además de rutas marítimas emergentes por el retroceso del hielo. Rusia ha expandido su infraestructura militar con bases, aeródromos y puertos, y ha desplegado sistemas Bastion-P y cazas MiG-31 en Novaya Zemlya, lo que incrementa el control sobre la Ruta del mar del Norte y desarrollando ejercicios conjuntos con su Brigada del Ártico.
China se autodenomina “estado cercano al Ártico” y ha invertido en infraestructura polar, proyectos de mapeo submarino y misiones científicas de doble uso. Su iniciativa de Ruta de la Seda Polar busca integrar rutas árticas en la Franja y la Ruta, lo que genera inquietud entre la OTAN y el Consejo Ártico. En respuesta, Estados Unidos, Canadá y aliados como Noruega y Dinamarca han modernizado infraestructura, aumentado patrullas y reforzado capacidades ISR adaptadas al entorno polar.
La implementación de globos estratosféricos en ARCTIC EDGE 2025 constituye un paso técnico y una acción estratégica. Estados Unidos y sus socios buscan mantener control sobre el dominio, disuadir amenazas y responder con rapidez en un escenario donde el aislamiento y las condiciones extremas han favorecido a adversarios. Estas plataformas ISR, antes marginales, se han convertido en elementos centrales de la defensa, especialmente en el Ártico, donde crece la competencia por presencia, influencia y acceso.