El Congreso excluye al F-35 de fondos, al priorizar el F-47 y F-15EX, mientras persisten retos en costos y producción.
El F-35 enfrenta desafíos en presupuesto y producción
El programa F-35, el mayor proyecto de adquisiciones del Departamento de Defensa de Estados Unidos, enfrenta un punto de inflexión. En abril de 2025, el paquete de reconciliación presupuestaria de la Cámara de Representantes, por $150.000 millones, destinó 7.200 millones a programas de aviación táctica, entre ellos el caza de sexta generación F-47, el Avión de Combate Colaborativo (CCA) autónomo y 3.150 millones para cazas F-15EX. Sin embargo, el F-35 no recibió financiamiento adicional, una omisión que expertos consideran reveladora. Todd Harrison, del American Enterprise Institute, señaló: “Que el Congreso no asigne fondos al programa más grande del Pentágono dice mucho sobre el sentimiento actual hacia el F-35”.
En respuesta, un portavoz de Lockheed Martin, contratista principal del programa, expresó: “Apreciamos el apoyo continuo al F-35 y la inversión en defensa nacional”. Sin embargo, la Oficina del Programa Conjunto (JPO) del F-35 tuvo que defender los costos proyectados del programa, estimados en $2,1 billones a lo largo de 94 años. Este cálculo abarca la producción de 2.456 aviones para la Fuerza Aérea, la Armada y el Cuerpo de Marines, además de operaciones, mantenimiento, mejoras e inflación. Según la JPO, la mitad de esta cifra corresponde a la inflación, un cálculo único en programas de defensa.
El programa ha entregado cerca de 1.200 aviones a Estados Unidos y aliados, con la Fuerza Aérea en operación de más de 450 de los 1.763 planeados. No obstante, persisten problemas. Entre 2023 y 2024, las entregas se suspendieron hasta que se completaron las pruebas de la actualización Tech Refresh 3, la cual incluye nuevos procesadores, software y pantallas. En el verano de 2024, el teniente general Michael Schmidt, jefe del programa, autorizó la reanudación de las entregas, con el fin de asegurar que el software fuera seguro, aunque las pruebas aún no concluyen.
Los costos por hora de vuelo del F-35 siguen siendo elevados, lo que ha reducido su uso: un 19% menos en la Fuerza Aérea y un 45% menos en la Armada. Los pilotos han recurrido a simuladores como medida compensatoria. Además, el desarrollo inicial del programa, conocido como Hito C, se completó en 2024, 23 años después de su inicio, a causa de los retrasos en la integración del F-35 en el Entorno de Simulación Conjunta.
Datos clave sobre el programa F-35
- Costo total estimado: $2,1 billones en 94 años, con la inclusión de la inflación.
- Aviones entregados: Cerca de 1.200 a EE. UU. y aliados hasta 2025.
- Costo unitario F-35A: Aproximadamente $85 millones por fuselaje, más 15 millones por motor.
- Producción pendiente: Lotes 18 y 19 aún sin contrato definitivo tras tres años de negociaciones.
- Retos principales: Costos operativos altos, retrasos en Tech Refresh 3 y aranceles que afectan la cadena de suministro.
Retos en la producción y negociaciones del F-35
Las negociaciones para los lotes de producción 18 y 19 del F-35 se han prolongado. Tras casi tres años, Lockheed Martin y la JPO lograron un “acuerdo de apretón de manos” en noviembre de 2024, aunque todavía falta un contrato definitivo con costos unitarios detallados. Factores como la inflación postpandémica, los problemas en la cadena de suministro y los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump han dificultado las discusiones. Una fuente de la industria comentó: “La situación arancelaria cambia casi cada hora, lo que complica la planificación”.
El F-35 depende de una cadena de suministro global, con componentes fabricados en múltiples países, muchos de ellos socios del programa. La JPO evitó emitir comentarios sobre el impacto de los aranceles y remitió las consultas al Departamento de Estado, que no respondió. Chauncey McIntosh, jefe del programa F-35 en Lockheed, afirmó en marzo de 2025 que la empresa ha mantenido los costos por debajo de la curva inflacionaria, con el F-35A en torno a $85 millones por fuselaje y el motor F135 de Pratt & Whitney en 15 millones.
Sin embargo, los aviones de los lotes 18 y posteriores, más avanzados, podrían superar los $100 millones por unidad. Las negociaciones del motor, consideradas un punto conflictivo, podrían continuar hasta finales de 2025. Evan Scott, director financiero de Lockheed, sugirió que los lotes 18 y 19 podrían unificarse en un solo contrato, con lo cual se facilitaría la adquisición multianual a partir del lote 20.
La administración de Trump añade incertidumbre. El presidente ha elogiado al F-35 como el “mejor caza del mundo” por su sigilo, pero ha criticado su producción internacional, al señalar que componentes como alas, timones y electrónica proceden de varios países. En septiembre de 2024, afirmó: “¿Qué haríamos si entramos en guerra con la mitad de esos países?”. Trump aboga por que todos los materiales críticos se fabriquen en Estados Unidos, lo que podría modificar la cadena de suministro del F-35.
Competencia con nuevos programas y propuestas de mejora
El F-35 enfrenta competencia de programas como el F-47, el CCA y el F-15EX, que han recibido prioridad en el presupuesto. Lockheed Martin perdió la competencia para construir el F-47 frente a Boeing en marzo de 2025 y fue excluida de otros programas, como el F/A-XX de la Armada y el CCA de la Fuerza Aérea. En respuesta, Lockheed propone mejoras en el F-35 como una alternativa más económica al F-47, cuyo costo por unidad podría alcanzar los $300 millones.
El CEO de Lockheed, Jim Taiclet, afirmó que, al aplicar tecnologías desarrolladas para el F-47, el F-35 podría alcanzar el 80% de las capacidades de un caza de sexta generación por la mitad del costo, es decir, alrededor de $150 millones por unidad. Estas mejoras incluirían detección infrarroja pasiva y misiles de largo alcance, muchas de las cuales ya cuentan con financiación. Taiclet destacó que los 3.500 F-35 en operación por parte de Estados Unidos y sus aliados ofrecen una base sólida para estas actualizaciones.
Por su parte, Mark Gunzinger, del Instituto Mitchell, calificó la exclusión del F-35 del paquete de reconciliación como “muy preocupante”. Argumentó que, por su rol como caza sigiloso y penetrante, el F-35 resulta esencial para la disuasión y debería tener prioridad sobre el F-15EX, que cumple funciones complementarias como plataforma de misiles hipersónicos. “El F-35 ya está en producción y representa lo que podemos adquirir ahora”, afirmó.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó recortes del 8% anual en el presupuesto del Pentágono durante cinco años, al excluir programas como el CCA y las municiones, pero sin mencionar al F-35. Mientras tanto, figuras como Elon Musk han criticado al F-35, al calificarlo de obsoleto y manifestar su preferencia por aviones autónomos. Estas posturas contrastan con la visión de la Fuerza Aérea, que considera al F-35 como un complemento de los sistemas no tripulados.
El futuro del F-35 dependerá de las decisiones presupuestarias, la resolución de los retos de producción y su capacidad de adaptación frente a competidores más avanzados. Su rol como pilar de la defensa antiaérea estadounidense continúa en disputa, mientras el Pentágono busca un equilibrio entre innovación y necesidades inmediatas.