El A-10 Warthog incorpora cohetes APKWS II para interceptar drones, en una capacidad ya compartida con los F-16 y F-15E, en el marco de su operación antes del retiro programado para 2026.
Capacidad antidrones del A-10 Warthog con APKWS II
La Fuerza Aérea de EE. UU. ha integrado el sistema Advanced Precision Kill Weapons System II (APKWS II) en el A-10 Warthog, ampliando su capacidad para neutralizar drones y misiles de crucero. Esta adaptación, previamente implementada en los F-16 y F-15E Strike Eagle, permite que el A-10 utilice cohetes de 70 mm guiados por láser contra objetivos aéreos subsónicos con baja maniobrabilidad. Según la solicitud presupuestaria del Pentágono para 2026, estos cohetes han sido autorizados para los tres modelos, mediante software especializado en objetivos aéreos no tripulados de ala fija (FALCO). La información, inicialmente revelada por The War Zone en 2019, se respalda en ensayos con resultados positivos.
Diseñados originalmente para ataques aire-tierra, los cohetes APKWS II se han convertido en una alternativa económica para enfrentar amenazas aéreas. En Oriente Medio, los F-16 han empleado estos cohetes para abatir drones hutíes a un costo menor al 10% del valor de un misil aire-aire convencional, que supera los 450,000 dólares. Cada APKWS, con espoleta de proximidad, tiene un precio inferior a 45,000 dólares. Esta capacidad se extendió posteriormente al F-15E, conocido por su eficacia en la defensa antiaérea, y ahora al A-10, según documentos oficiales del Pentágono.
El A-10 Warthog ofrece ventajas específicas para misiones de defensa antiaérea a baja velocidad y altitud, especialmente contra drones unidireccionales de largo alcance con propulsión por hélice. Su capacidad para operar durante periodos prolongados y su maniobrabilidad en combates cerrados lo hacen adecuado para este tipo de amenazas. No obstante, su velocidad reducida respecto al F-16 o F-15E limita su efectividad frente a amenazas más rápidas, especialmente en escenarios de saturación donde se requiere interceptar múltiples objetivos en poco tiempo.
La falta de radar propio en el A-10 complica la detección temprana de objetivos aéreos. Esta limitación puede compensarse mediante vainas con radar o mediante datos de plataformas externas integradas en redes de sensores o aeronaves con radar avanzado. A pesar de esta desventaja, el A-10 posee la capacidad de portar una gran cantidad de cohetes APKWS, lo que mejora su autonomía operativa durante patrullas prolongadas y lo hace apto para misiones con alta densidad de amenazas aéreas.
Datos clave sobre el uso de APKWS II en el A-10 Warthog
- Los cohetes APKWS II cuestan menos de 45,000 dólares, frente a los más de 450,000 de un misil aire-aire estándar.
- El A-10 puede transportar hasta seis veces más cohetes que misiles aire-aire, lo que aumenta su volumen de fuego.
- La espoleta de proximidad permite la detonación efectiva cerca de drones subsónicos.
- El software FALCO adapta los APKWS para enfrentar drones y misiles de crucero de ala fija.
- Aunque no cuenta con radar, el A-10 puede operar con datos externos para compensar esta carencia.
El rol del A-10 en la defensa antidrones y su retiro
El A-10 Warthog se desempeña eficazmente en la defensa de instalaciones sensibles, como bases avanzadas o nodos logísticos, frente a amenazas provenientes de drones de largo alcance y misiles de crucero. Su capacidad para operar a baja altitud y velocidad lo convierte en una plataforma idónea para proteger posiciones en regiones como el Pacífico, donde proliferan amenazas asimétricas como drones o buques no tripulados. Los APKWS II también pueden emplearse contra objetivos terrestres o marítimos, lo que amplía su utilidad en entornos operacionales diversos.
La empresa BAE Systems, fabricante del sistema APKWS, desarrolla una mejora que incorporará un buscador autónomo, permitiendo una capacidad tipo “disparar y olvidar”. Esta actualización permitirá a los cohetes fijar objetivos tras una breve designación láser inicial y continuar su trayectoria de forma independiente, eliminando la necesidad de mantener el láser apuntando durante todo el vuelo. Esta evolución tecnológica, aún en fase de desarrollo, facilitará misiones con múltiples blancos y sin asistencia adicional.
No obstante, la vida operativa del A-10 Warthog se aproxima a su fin. La Fuerza Aérea de EE. UU. ha confirmado su retiro completo para octubre de 2026, al cierre del año fiscal. Esto representa una reducción frente a planes anteriores que proyectaban su retiro en 2028. Las aeronaves serán destinadas al Cementerio de Aeronaves en Arizona, lo que marca el final de una plataforma reconocida por su robustez y su papel en el apoyo aéreo cercano.
A pesar de su retiro inminente, la nueva capacidad antidrones del A-10 podría influir en su futuro. Ucrania ha manifestado interés en recibir estas aeronaves, valorando su capacidad para enfrentar drones de tipo Shahed de fabricación iraní. La incorporación del APKWS II permitiría que los A-10 asumieran tareas específicas de defensa antiaérea, liberando a los F-16 y Mirage 2000 ucranianos para misiones más complejas.
Interés internacional y el legado del A-10
Jordania también ha surgido como posible receptor de los A-10 retirados. En 2024, las fuerzas jordanas interceptaron drones y misiles iraníes que cruzaban su espacio aéreo en dirección a Israel. La integración de los APKWS II en los A-10 podría reforzar su capacidad para gestionar este tipo de amenazas.
El sistema APKWS II ha probado su eficacia en otros contextos. En Ucrania, el sistema VAMPIRE, una variante tierra-aire de los APKWS, ha demostrado alta efectividad contra drones. Esta experiencia refuerza la confiabilidad de estos cohetes en operaciones de defensa antiaérea, una capacidad que el A-10 podría haber explotado más extensamente de no haber sido programado su retiro.
La integración de los APKWS II en el A-10 Warthog coincide con un periodo de expansión de las amenazas provenientes de drones y misiles de crucero en diversos escenarios de conflicto. Aunque su uso en la Fuerza Aérea de EE. UU. será limitado por el cronograma de retiro, su utilidad podría prolongarse en manos de aliados estratégicos como Ucrania o Jordania. Mientras tanto, los F-16 y F-15E seguirán encabezando las operaciones antidrones, respaldados por la evolución continua del sistema APKWS.