Más que una bomba, el AGM-130 es un misil guiado que transforma el ataque aéreo al combinar planeo, propulsión y precisión quirúrgica desde largas distancias.
El AGM-130 fusiona planeo y cohete para ataques estratégicos
Cuando el F-15E Strike Eagle libera un AGM-130, lanza un misil aire-tierra que redefine el concepto de ataque de precisión. Derivado de la bomba planeadora GBU-15, este sistema incorpora un motor cohete que le permite alcanzar blancos a más de 46 millas, aumentando su letalidad en misiones estratégicas. La combinación de guía y propulsión convierte al AGM-130 en una plataforma ofensiva de alta eficacia.
El AGM-130 cuenta con dos versiones principales. La AGM-130A, equipada con una ojiva de fragmentación Mk 84 de 2,000 libras, está diseñada para destruir tropas y vehículos blindados. Por su parte, la AGM-130C incorpora una ojiva penetrante BLU-109 capaz de atravesar estructuras reforzadas, como búnkeres, al perforar hasta seis pies de concreto, de acuerdo con DefenseNews.com.
El desarrollo de este misil comenzó en 1984 a cargo de Rockwell, posteriormente Boeing, como una evolución tecnológica de la GBU-15. A diferencia de su predecesora, el AGM-130 añade un motor Thiokol de combustible sólido, lo que le permite iniciar su trayectoria con planeo y continuar con propulsión hasta el impacto.
Con 13 pies de largo y un peso de 2,917 libras, según MilitaryFactory.com, el AGM-130 está diseñado para lanzamientos desde diversas altitudes. Puede deslizarse en silencio hasta un punto predeterminado antes de activar el cohete, logrando velocidades aproximadas de 600 mph, según GlobalSecurity.org.
Datos clave del AGM-130: diseño, alcance y variantes
- Alcance efectivo: más de 46 millas, aunque los datos oficiales siguen clasificados.
- Variantes: AGM-130A (ojiva fragmentaria) y AGM-130C (ojiva penetrante).
- Guía: sistema dual con enlace AXQ-14 y sensores infrarrojos de alta precisión.
- Desarrollo: inició en 1984; probado en 1988; utilizado desde 1999.
- Plataforma de lanzamiento: diseñado específicamente para el F-15E Strike Eagle.

El sistema de guía permite ataques de alta precisión en combate
La precisión del AGM-130 se basa en un sistema dual de navegación. Este misil incluye una guía infrarroja junto con un enlace de datos AXQ-14 que transmite imágenes en tiempo real al operador en el F-15E. Desde la cabina, el piloto puede modificar el trayecto o permitir que el misil siga coordenadas GPS preestablecidas, según AirForceMag.com.
Un altímetro interno controla su altitud durante el vuelo, mientras sensores infrarrojos aseguran que el misil impacte con una desviación de menos de 10 pies, incluso en condiciones de baja visibilidad. Esta capacidad de corrección y adaptación en vuelo permite al AGM-130 mantener una trayectoria letal aún bajo nubes o en plena oscuridad.
El nivel de control operativo ha sido destacado por pilotos como el del 335º Escuadrón de Caza, quien en 1999 declaró a Boeing.com: “puedes verlo todo desde la cabina; es como lanzar un dardo guiado por tus ojos”. Este control visual directo en tiempo real refuerza la capacidad del misil para ejecutar ataques quirúrgicos.
Gracias a esta tecnología, el AGM-130 puede ser lanzado desde grandes distancias sin perder exactitud, lo que lo convierte en un arma ideal para operaciones donde otras municiones fallarían por condiciones adversas o defensa aérea enemiga.
Debutó en Irak y demostró su eficacia en Afganistán y Kosovo
Durante la Operación Northern Watch en 1999, el AGM-130 fue empleado por primera vez en combate por F-15E del 4º Ala de Caza. Desde 20,000 pies de altitud, destruyeron baterías antiaéreas y depósitos de armas iraquíes, mostrando su alcance superior de 40 millas, según MilitaryTimes.com.
Ese mismo año, en la Operación Fuerza Aliada sobre Kosovo, el AGM-130 fue clave para atacar puentes y centros de mando serbios. Guiado por imágenes infrarrojas, atravesó condiciones climáticas complejas como niebla densa, según AviationWeek.com.
En la Operación Libertad Duradera, que comenzó en 2001 en Afganistán, el misil volvió a demostrar su efectividad. La variante AGM-130C fue usada para destruir cuevas de Al Qaeda y fortificaciones del Talibán, incluso en tormentas de arena donde otros sistemas fracasaban, según AF.mil.

Estos despliegues consolidaron al AGM-130 como un componente esencial del armamento del F-15E, destacando su versatilidad táctica y capacidad de adaptación a diversos escenarios de combate.
Su legado vive en misiles modernos como el AGM-158 JASSM
Aunque la producción del AGM-130 terminó en los 2000, su impacto perdura. Con un costo unitario de $300,000, según Boeing.com, fue fabricado en cantidades limitadas, pero sirvió como base para el desarrollo de misiles como el AGM-158 JASSM, que adoptó su enfoque en precisión y bajo perfil radar, según TheAviationist.com.
Durante Northern Watch, un AGM-130C alcanzó con éxito un radar iraquí a 50 millas, gracias a las correcciones en tiempo real hechas por el piloto. Esa capacidad de ajuste dinámico convirtió al misil en una herramienta confiable para eliminar blancos prioritarios a larga distancia.
En Afganistán, su habilidad para operar bajo tormentas de arena permitió completar misiones en condiciones meteorológicas extremas. El AGM-130 demostró así su superioridad técnica sobre otras opciones menos adaptables al entorno.
Más que una bomba tradicional, el AGM-130 consolidó el uso de municiones inteligentes que no solo destruyen objetivos, sino que los cazan con precisión quirúrgica, incluso desde plataformas alejadas y sin exposición directa al enemigo.