En los días previos al Salón Aeronáutico de Changchun, en el noreste de China, se difundió la primera imagen de un avión J-6 de la era de la Guerra Fría de la Fuerza Aérea del EPL convertido en UAV/UCAV. Esta imagen confirma evaluaciones y suposiciones que se sostuvieron durante años acerca de que el EPL destina los antiguos J-6, J-7 y J-8 a funciones no tripuladas, tanto como plataformas distractoras como para formar grupos o con ambos fines en el contexto de una eventual invasión de Taiwán.
El investigador especializado en aviación militar china Andreas Rupprecht, quien publicó la fotografía, mostró en primer plano la cabina del aparato sin asiento para el piloto, sin el reposacabezas característico y con una placa en chino que lo identifica como un J-6. Con anterioridad ya habían aparecido imágenes de un J-6 preparado para este papel, incluida una de octubre de 2021 difundida por “East Pendulum” en la que se observaban dos J-6 en una base aérea no identificada. Aquel comentario señalaba que “los viejos J-6 siguen en servicio activo, pero no como antes” e insinuaba su empleo como UAV/UCAV.
El Shenyang J-6 y el Chengdu J-7 constituyen versiones chinas de los MiG-19 y MiG-21 soviéticos, inicialmente fabricadas bajo licencia. Posteriormente, la República Popular China introdujo modificaciones sustanciales en sus fuselajes, componentes y sistemas electrónicos. Por su parte, el J-8 fue un interceptor pesado bimotor diseñado desde cero que incorporó las lecciones aprendidas de los programas J-6 y J-7.
Las primeras evidencias del proyecto chino para convertir estos cazas en UCAV aparecieron en la edición de 2018 del Salón Aeronáutico de Zhuhai, cuando un panel expositivo mostró la intención del EPL de modificar los Q-5, J-6, J-7 y J-8, todos en proceso de retiro, para convertirlos en UAV. Posteriormente, el 17 de junio de 2021, según The Diplomat, el EPL envió cuatro J-7 al suroeste de la ADIZ taiwanesa. “Aunque permanecieron poco tiempo en la zona, fue la primera vez que J-7 ingresaban en ese espacio”, añadía el informe.
En noviembre de 2022, el Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales (MIAS), mediante un estudio de su investigador asociado Daniel Rice, examinó imágenes satelitales de cinco aeródromos avanzados entre 2018 y 2022 y dedujo su uso para lanzar grupos de UAV y UCAV contra Taiwán.
Rice identificó los aeródromos de Shuimen, Longtian, Luocheng/Huian, Zhangzhou y Shantou. Los cuatro primeros se ubican en la provincia china de Fujian, mientras que Shantou se encuentra en Guangdong. Salvo Shantou, bajo el Mando del Teatro Sur, los demás pertenecen al Mando del Teatro Oriental.
El informe, después de analizar la construcción de refugios reforzados, redes eléctricas y depósitos de combustible y municiones, concluyó que esos aeródromos “junto al estrecho de Taiwán están preparados para operaciones permanentes y sostenidas en caso de un ataque chino contra Taiwán”. El estudio también identificó J-7 y J-6 estacionados en estas bases y sostuvo que, si se convierten en UCAV, podrían actuar como primera fase de ataque contra las patrullas aéreas de combate y defensas antiaéreas taiwanesas.
El estudio prevé que estos cazas reconvertidos transporten misiles aire-aire, bombas perforantes para pistas, cohetes no guiados y misiles antibuque. Falta por comprobar si el EPL los emplea con esos fines o si lo hace en absoluto. No obstante, la presentación pública de la variante no tripulada en un salón aeronáutico indica que los mandos chinos disponen de esa opción.
En teoría, grupos masivos de drones podrían agotar de forma significativa, si no completamente, las reservas antiaéreas taiwanesas. Las maniobras navales y aéreas de China alrededor de Taiwán ya se han vuelto rutinarias, con independencia del estado de las relaciones diplomáticas.
Cualquier invasión real sería en la práctica una extensión de esos ejercicios y resultaría indistinguible de ellos. La Marina y la Fuerza Aérea del EPL prolongarían sus bloqueos marítimos y aéreos hasta que Estados Unidos, sus aliados y Taipéi perciban que la invasión está en marcha.
En cuanto a las cifras y la producción de UCAV, el estudio menciona la “Instalación de Conversión Lushan J-6” de la PLAAF, donde una imagen satelital de junio de 2018 mostró dos J-7 y centenares de J-6 estacionados. La fabricación de estos cazas reconvertidos parece haberse intensificado de forma significativa en 2017 y, en 2020, una parte considerable de ellos se trasladó fuera del aeródromo.
“En diciembre de 2021 podían identificarse 235 plataformas antiguas en la instalación de conversión y en la plataforma de Lushan. En abril de 2022, el número total de J-6W UCAV reportados ascendía a 580, con 20 drones adicionales incorporados a las brigadas de la PLAAF en noviembre de 2022”, señaló Rice en el informe del MIAS.
Los drones resultan más económicos que los aviones tripulados y permiten descargar a los cazas pilotados de misiones logísticas rutinarias de mediana complejidad, patrullas aéreas de combate y tareas de vigilancia, además de sortear limitaciones derivadas de la resistencia humana. Su fabricación en China desde la década de 1960 facilita su modificación gracias a la participación de empresas estatales.
Se desconoce si el J-6 de la imagen tiene capacidad para liberar armamento, si funciona de manera completamente autónoma, semiautónoma o exclusivamente bajo control remoto. Es notable que, según una publicación reciente de “SomePLAOSINT”, la PLAAF mantiene en servicio la versión de entrenamiento del J-7, denominada JJ-7, cuyo último ejemplar se entregó en 2017, en el momento en que entró en servicio el J-20. Sin embargo, aún no han aparecido imágenes de versiones no tripuladas de los J-7 o J-8.
El estudio del MIAS prevé que los drones actúen como la primera fase de ataque antes que los cazas de primera línea. Entre estos figuran el J-16, su versión de guerra electrónica J-16D, el Su-30MKK, el JH-7 de ataque marítimo, el bombardero estratégico H-6K, el J-35A, el J-20, el J-10C y, en la Armada del EPL, el J-35 navalizado, el J-15A y el J-15T.
Los aviones antiguos convertidos en drones reciben la designación J-6W, J-7W y J-8W y disponen de entre siete y diez puntos de anclaje para portar los misiles aire-aire PL-2, PL-5, PL-7, PL-8, PL-9 y PL-12, así como misiles antibuque Kh-13.
El informe describe la posibilidad de que la PLAAF oculte un gran número de estos UCAV en refugios subterráneos para desplegarlos de forma masiva en un ataque contra Taiwán. El estudio sugiere atacar primero estos aeródromos, aunque señala que las fuerzas estadounidenses carecen de municiones de largo alcance capaces de penetrar el Sistema Integrado de defensa antiaérea del EPL.
“Aunque diversas combinaciones de plataformas y municiones podrían neutralizar estos aeródromos, la Fuerza Aérea estadounidense no dispone en la actualidad de la capacidad necesaria ni en sistemas de lanzamiento ni en armamento”, afirmó Rice.
En general, estos aeródromos están protegidos por sistemas SAM HQ-9 y S-300. Aunque se sabe que Su-30MKK y J-10 operan desde Shuimen, Zhangzhou aloja J-7 y J-10, mientras que Longtian y Shantou albergan los J-6 y J-7 no tripulados y este último se prevé como base del avión KJ-500 de alerta temprana y control aéreo (AEW&C).
China también ha incorporado a su arsenal los KJ-700 y KJ-3000 AEW&C, así como los radares aéreos no tripulados WZ-9 Divine Eagle.
Basado en “análisis de imágenes, investigación doctrinal y opiniones de expertos”, Rice concluyó que “los refugios reforzados proporcionan instalaciones seguras para mantenimiento, reabastecimiento y rearme en caso de operaciones intensivas”.
“Estos aeródromos también podrían resultar esenciales en operaciones a gran escala con drones de ataque contra Taiwán”, añadió. “En caso de un ataque del EPL contra Taiwán, sería fundamental neutralizar estos aeródromos para limitar las operaciones de cazas de corto alcance contra la isla”.