El TSR.2 fue un avión británico diseñado para la RAF, con tecnología avanzada, capacidades supersónicas y misiones de reconocimiento y ataque.
El origen del TSR.2 y sus requerimientos técnicos
Con un diseño que reflejaba velocidad y rendimiento, el TSR.2 (Tactical Strike and Reconnaissance, Mach 2) surgió como respuesta a la necesidad de reemplazar al avión Canberra de English Electric. El proyecto fue impulsado en 1956 por el requerimiento GOR.339 (general Operational Requirement), que establecía estándares para un avión de alto rendimiento destinado a la RAF durante la Guerra Fría.
La creciente amenaza de interceptores soviéticos y la evolución de los misiles SAM (tierra-aire) habían dejado al Canberra obsoleto. Este contexto llevó a las fuerzas británicas a buscar un avión capaz de operar con nuevas tácticas, permitiendo tanto bombardeos nucleares como convencionales.
Entre los requisitos esenciales del GOR.339, destacaban la capacidad de volar a gran velocidad a baja altitud, portar armamento nuclear y convencional, operar desde pistas dañadas y realizar misiones de reconocimiento a gran altitud. El avión debía alcanzar velocidades superiores a Mach 2 en altitudes altas y Mach 1 a bajas altitudes, con un alcance de 1.900 km (1.200 millas).
Tras el lanzamiento de una revisión del requerimiento en 1957, múltiples fabricantes presentaron propuestas al Ministerio del Aire. Finalmente, en 1959, el contrato fue adjudicado al diseño de Vickers y English Electric, dando lugar al proyecto bautizado como TSR.2. Posteriormente, en 1960, se creó la British Aircraft Corporation (BAC) para liderar el desarrollo, reuniendo a varias empresas británicas bajo presión gubernamental.
Datos técnicos destacados del TSR.2
- Velocidad máxima: 2.390 km/h (Mach 2).
- Alcance: 1.900 km con carga completa.
- Altitud máxima operativa: 16.460 metros.
- Capacidad de carga interna: hasta 2.722 kg.
- Motores: Bristol Siddeley Olympus 320 con postcombustión.
Desarrollo del avión y problemas técnicos
El TSR.2 fue diseñado como un avión bimotor de dos asientos, con características avanzadas como un tren de aterrizaje en tándem, alas pequeñas y delgadas, y un fuselaje que integraba un compartimento de armas interno. Además, su cabina en tándem contaba con pantallas HUD (Head-Up Display) y un radar de seguimiento del terreno, permitiendo vuelos a baja altitud y a velocidades supersónicas.
El objetivo principal del diseño era penetrar las defensas enemigas volando a baja altura y gran velocidad, lo que lo hacía ideal para evitar interceptores y misiles SAM soviéticos. Para misiones de reconocimiento, el avión integraba tecnología avanzada, como radares de observación lateral y sistemas de inteligencia de señales (SIGINT).
A pesar de sus innovaciones, el proyecto enfrentó numerosos obstáculos, como conflictos políticos, rivalidades empresariales y sobrecostes. A ello se sumaron problemas técnicos en los motores Olympus y en el tren de aterrizaje, que generaron retrasos significativos. Estas dificultades intensificaron las críticas por parte de sectores gubernamentales y de la Marina Real, que preferían destinar fondos a otros proyectos.
A pesar de las adversidades, el TSR.2 realizó su primer vuelo de prueba el 27 de septiembre de 1964, con el prototipo XR219. Durante las pruebas, el piloto Roland Beamont reportó comportamientos positivos del avión, aunque destacó problemas de oscilación en el tren de aterrizaje. En total, se realizaron 24 vuelos de prueba antes de la cancelación del proyecto.
Cancelación del proyecto y consecuencias
El 1 de abril de 1965, el Gabinete británico anunció la cancelación del TSR.2, alegando altos costos de desarrollo y una preferencia por adquirir el avión estadounidense F-111 de General Dynamics. La cancelación fue comunicada apenas días antes del vuelo programado del segundo prototipo, XR220. Los pilotos de prueba, al enterarse por una transmisión de noticias, intentaron realizar un último vuelo, pero se les impidió despegar.
La decisión marcó el fin de un proyecto en el que se habían invertido 195 millones de libras esterlinas. Además, se ordenó destruir todos los prototipos y piezas, salvo dos fuselajes que sobreviven hoy en museos: el XR220 en el Museo de la RAF en Cosford y el XR222 en el Museo Imperial de la Guerra en Duxford.
En un giro irónico, el Reino Unido nunca adquirió los F-111 debido a problemas de costo y rendimiento. La RAF quedó sin un avión con las capacidades del TSR.2 hasta la llegada del Panavia Tornado en la década de 1980.
El legado del TSR.2 en la aviación británica
A pesar de su abrupto final, el TSR.2 dejó un legado significativo en la aviación. Sus motores Olympus continuaron siendo desarrollados y utilizados en el Concorde, demostrando el potencial tecnológico que el proyecto ofrecía. Expertos como Sir Sydney Camm, ingeniero aeronáutico, destacaron el impacto del TSR.2 al afirmar: “Todos los aviones modernos tienen cuatro dimensiones: envergadura, longitud, altura y política. El TSR.2 simplemente acertó con las tres primeras”.
El fracaso del TSR.2 resalta los desafíos de combinar innovación tecnológica con viabilidad política y financiera, dejando una huella en la historia de la aviación británica.