El B-57 Canberra, desarrollado inicialmente en 1953, ha demostrado ser un activo invaluable para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y la NASA durante más de siete décadas, incluyendo un servicio activo de treinta años en el ámbito militar.
Este bombardero a reacción, pionero en combatir al desplegar bombas, jugó un papel crucial en numerosas misiones de combate y de inteligencia, destacando en la Guerra de Vietnam con operaciones de bombardeo, reconocimiento a gran altitud y guerra electrónica.
Su selección en 1951, tras un despegue que evidenció su superioridad, marcó el inicio de una era extendida de operatividad sobre otros modelos competidores estadounidenses.
Evolución y legado del bombardero táctico B-57 en contexto militar
Operado inicialmente por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el Martin B-57 Canberra es un bombardero táctico bimotor y avión de reconocimiento que continúa en operación, con tres unidades aún en vuelo bajo la NASA.
Este avión es una adaptación bajo licencia del English Electric Canberra británico, original de la década de 1940. Aunque las primeras unidades del B-57 eran virtualmente réplicas del modelo británico, Martin modificó gradualmente su diseño incorporando componentes estadounidenses, lo que permitió distinguirlo sutilmente de su precursor.
Además, el B-57 tiene el honor de ser el primer bombardero a reacción estadounidense en lanzar bombas en un contexto bélico. Durante la Guerra de Vietnam, se utilizó extensamente en misiones de bombardeo, mientras que la variante RB-57D se especializó en reconocimiento a gran altitud y tareas de guerra electrónica.
Asimismo, Estados Unidos exportó esta versión con licencia del bombardero a la Fuerza Aérea de Pakistán, donde se empleó en los conflictos armados con la India en 1965 y 1971, demostrando su versatilidad y capacidad estratégica en diversos teatros de operaciones internacionales.
La búsqueda de un bombardero todo clima en la Guerra de Corea
Al inicio de la Guerra de Corea, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos enfrentaba una deficiencia crítica: la ausencia de un avión de interdicción apto para todas las condiciones meteorológicas. Inicialmente, se recurrió al Douglas B-26 Invader, equipado con motores de pistón, pero su desempeño resultó insuficiente, tanto en términos de supervivencia como de éxito operacional.
En este contexto, los ojos se volvieron hacia un diseño británico emergente. En agosto de 1950, la Royal Air Force presentó el bombardero Canberra a un contingente de oficiales estadounidenses en la base RAF Burtonwood. Impresionados por su rendimiento, la Fuerza Aérea de EE. UU. solicitó un bombardero a reacción que alcanzara una velocidad máxima de 630 millas por hora, un techo operativo de 40,000 pies, un alcance de 1,150 millas, capacidad operativa en cualquier clima y funcionalidad secundaria de reconocimiento.
El Canberra se impone en la competencia aérea de 1951
En la competencia por este nuevo avión, modelos estadounidenses como el Martin XB-51, el North American B-45 Tornado y el AJ Savage se enfrentaron en una rigurosa evaluación. Sin embargo, la Fuerza Aérea optó por acelerar el proceso, considerando únicamente diseños ya existentes, incluyendo aeronaves extranjeras como el Avro Canada CF-100 y el Canberra.
Para ser evaluado adecuadamente en territorio estadounidense, el Canberra fue trasladado a Estados Unidos, logrando un hito en su viaje desde el Reino Unido a Canadá al convertirse en el primer avión a reacción en cruzar el Atlántico sin escalas ni repostaje, estableciendo un récord de tiempo de cuatro horas y treinta y siete minutos.
El verdadero juicio se llevó a cabo en febrero de 1951 en Andrews Field, donde los bombarderos compitieron en un despegue demostrativo, con diez minutos asignados a cada uno para exhibir maniobrabilidad y rendimiento.
El Canberra se destacó notoriamente por encima de sus competidores, consolidando su selección con una actuación que no solo garantizó la licitación, sino que también anticipó su extendido servicio de tres décadas con la Fuerza Aérea de los EE. UU.