El bombardero estratégico propulsado por energía nuclear fue abandonado en 1961 tras años de pruebas con el NB-36H y un gasto estimado de 10.000 millones de dólares.
Un ambicioso programa nuclear con fines estratégicos en la Guerra Fría
Entre 1946 y 1961, Estados Unidos emprendió el desarrollo de un bombardero de propulsión nuclear como parte de un esfuerzo por lograr un avión con autonomía casi ilimitada. Este concepto apuntaba a mantener un medio de disuasión constante en el contexto de la Guerra Fría, al permitir que la Fuerza Aérea estadounidense pudiera alcanzar objetivos globales sin depender de reabastecimiento en vuelo. El programa se convirtió en uno de los más costosos de la historia aeronáutica del país, con un gasto estimado en más de 10.000 millones de dólares actuales.
El proyecto principal, el Convair X-6, fue concebido como un bombardero estratégico nuclear, alimentado por un reactor en lugar de combustible convencional. El X-6 representaba la culminación del trabajo iniciado por el avión experimental NB-36H, utilizado como plataforma de pruebas. La idea era adaptar un reactor nuclear para generar empuje térmico mediante aire comprimido, prescindiendo de los métodos de combustión tradicionales.
El programa se inició formalmente con el proyecto NEPA (Nuclear Energy for the Propulsion of Aircraft) en mayo de 1946, centrado en estudios de factibilidad técnica. En 1951, evolucionó hacia el Aircraft Nuclear Propulsion (ANP), con participación de la Comisión de Energía Atómica y la Fuerza Aérea de EE. UU.. Las empresas General Electric y Pratt & Whitney desarrollaron conceptos de ciclo directo e indirecto para motores nucleares, mientras que Convair se encargó de modificar dos bombarderos B-36 para las pruebas iniciales.
Características técnicas y operativas del NB-36H, precursor del X-6
- Avión base: B-36H-20-CF dañado por un tornado y modificado por Convair.
- Cabina de plomo y caucho de 11 toneladas: diseñada para proteger a la tripulación de la radiación.
- Reactor de 1 MW: instalado en la bahía de bombas, con un peso de 16.000 kg.
- Escudo de plomo de 4 toneladas: colocado entre la cabina y el reactor.
- Ventanas de plomo: de hasta 30 cm de grosor para garantizar la seguridad visual.
Pruebas de vuelo del NB-36H con reactor activo a bordo
El NB-36H, también llamado “The Crusader”, despegó por primera vez el 20 de julio de 1955 desde Carswell AFB, Texas. Durante 47 vuelos hasta marzo de 1957, acumuló 215 horas de vuelo, de las cuales 89 fueron con el reactor en funcionamiento. Aunque nunca se utilizó para propulsar el avión, el reactor permitió estudiar el comportamiento radiológico en vuelo y evaluar la eficacia del blindaje protector.
El NB-36H mantenía el vuelo mediante seis motores de pistón Pratt & Whitney R-4360 y cuatro turborreactores GE J47. Su reactor funcionaba de forma autónoma para analizar los efectos de la radiación sobre la estructura y la tripulación, verificando la viabilidad del transporte aéreo de reactores. Las pruebas concluyeron que la operación era técnicamente posible con protección adecuada, aunque los riesgos de un accidente con contaminación radiactiva eran elevados.
La siguiente fase, el Convair X-6, nunca se construyó. Este bombardero teórico habría usado motores GE X-39, versiones modificadas del J47 capaces de funcionar con energía nuclear térmica. Su autonomía estimada era de varias semanas, lo que lo habría convertido en una plataforma de disuasión estratégica única. Sin embargo, sus desafíos técnicos y logísticos eran sustanciales, incluyendo la construcción de un hangar de 110 metros de ancho y una pista de 4.600 metros en el sitio de pruebas nucleares de Idaho.
Cancelación del programa ante cambios tecnológicos y estratégicos
Durante la segunda mitad de los años 50, los avances en aviación supersónica y misiles balísticos intercontinentales (ICBM), como el SM-65 Atlas de Convair, redujeron el interés estratégico en un bombardero nuclear de largo alcance. Aunque el presidente Dwight Eisenhower mantuvo un presupuesto anual de 150 millones de dólares para el programa ANP, nunca lo consideró prioritario.
En 1958, el NB-36H fue desmantelado en Fort Worth, y sus componentes radiactivos fueron enterrados. El golpe final llegó con la presidencia de John F. Kennedy, quien en marzo de 1961 canceló oficialmente el programa ANP. Según su evaluación, la tecnología seguía inmadura y el coste era insostenible, pese a los más de 15 años de desarrollo y 1.000 millones de dólares gastados (según cifras de la época).
El Convair X-6 nunca llegó a construirse, y el NB-36H permanece como el único avión estadounidense que voló con un reactor operativo a bordo. Su legado no radica en haber producido una flota de bombarderos nucleares, sino en su contribución a la investigación de materiales y tecnologías nucleares que posteriormente serían utilizadas en proyectos espaciales de la NASA y otros campos.
Impacto del proyecto en la ingeniería nuclear y la aviación experimental
Los resultados del programa sirvieron para perfeccionar técnicas relacionadas con el manejo de metales líquidos y sales fundidas, tecnologías que encontraron aplicación más adelante en reactores nucleares compactos y sistemas de generación para misiones espaciales. La ingeniería requerida para transportar un reactor en vuelo y proteger a la tripulación impulsó desarrollos en blindaje radiológico y en la seguridad nuclear a bordo de plataformas móviles.
El Convair X-6 representa uno de los proyectos más ambiciosos, costosos y técnicamente complejos de la Guerra Fría. A pesar de su cancelación, el esfuerzo reflejó el clima de innovación extrema que definió la carrera armamentista nuclear y el afán por alcanzar una superioridad estratégica total. El NB-36H y el proyecto X-6, aunque truncados, siguen siendo un símbolo del potencial y los límites de la aviación nuclear.