El F-35A Lighting II ha superado finalmente los obstáculos técnicos que dificultaban la funcionalidad de su cañón GAU-22/A de 25 mm, garantizando su plena capacidad operativa, según declaraciones del programa F-35.
F-35A: Resueltos los inconvenientes del cañón GAU-22/A
Inicialmente, el cañón GAU-22/A de 25 mm del F-35A se enfrentó a serias dificultades que le impedían efectuar disparos precisos. La magnitud de este problema puso en entredicho la capacidad del caza más sofisticado del arsenal para operar con eficacia en escenarios de combate reales.
Desde la Oficina del Programa Conjunto del F-35, un portavoz compartió con The Drive’s War Zone que los contratiempos que aquejaban al cañón GAU-22/A han sido resueltos satisfactoriamente.

“Gracias a la estrecha colaboración con el Ejército del Aire y nuestros socios de la industria, nos complace informar de que el cañón ha recibido las mejoras necesarias y su rendimiento es ahora plenamente eficaz”, declaró en sus declaraciones Russ Goemaere, representante de la Oficina del Programa Conjunto del F-35.
Equipado con un sistema de cañón Gatling de cuatro cañones, el GAU-22/A destaca por su impresionante potencia de fuego, que alcanza hasta 3.300 disparos por minuto.
La necesidad de recurrir al cañón en un enfrentamiento directo con cazas enemigos supondría un escenario desfavorable, dado que el F-35A está diseñado para identificar y neutralizar amenazas a distancia, gracias a su avanzado arsenal de sensores y municiones.
“Seguimos en constante colaboración con los sectores industriales, los servicios armados y nuestros socios internacionales para implementar mejoras continuas que optimicen la eficacia táctica y operativa del armamento”, concluyó Goemaere, reafirmando el compromiso con la evolución constante de este sistema de armas.
F-35A: la joya de la ingeniería aeronáutica en la vanguardia militar

El F-35A destaca en el panorama aeronáutico militar como un caza furtivo, diseñado para integrar su armamento internamente, evitando así comprometer su perfil de radar. Un elemento distintivo es su cañón de 25 mm, estratégicamente situado en el fuselaje, por encima del motor izquierdo y en el lado izquierdo del avión, optimizando su aerodinámica y sus capacidades furtivas.
Este caza, considerado el más sofisticado a nivel mundial, representa la cumbre de la tecnología militar en el F-35 Lighting II, con tres variantes diseñadas para satisfacer las exigencias del campo de batalla contemporáneo.
Su desarrollo fue impulsado por el Departamento de Defensa estadounidense con un objetivo claro: consolidar múltiples misiones bélicas en una única plataforma. Esta estrategia buscaba no solo simplificar la logística y el apoyo posventa, sino también reducir significativamente los costes de mantenimiento en las distintas ramas militares.
El F-35 Lighting II ha sido diseñado para llevar a cabo seis misiones cruciales: Ataque Estratégico; Superioridad Aérea; Apoyo Aéreo Cercano; Guerra Electrónica; Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR); Supresión y Destrucción de Defensas Aéreas Enemigas (SEAD/DEAD), demostrando su versatilidad y amplio potencial en el teatro de operaciones.
Entre sus variantes, el F-35A se presenta como la edición convencional, preparada para operar desde pistas de aterrizaje tradicionales y constituyendo la versión más extendida dentro de las fuerzas aéreas.
F-35B y F-35C: adaptabilidad y potencia en cada despliegue

El F-35B introduce las capacidades STOVL (despegue corto y aterrizaje vertical), lo que le permite operar desde espacios restringidos y ofrece una flexibilidad sin precedentes en misiones expedicionarias. Esta versión es operada principalmente por el Cuerpo de Marines de EE. UU. y aliados internacionales, destacando por su adaptabilidad en condiciones de despliegue complejas.
Por último, el F-35C, diseñado específicamente para operaciones en portaaviones, destaca por su robustez estructural y su tren de aterrizaje reforzado, esencial para soportar los rigores de los aterrizajes en cubierta.
Además, cuenta con una mayor capacidad de combustible, lo que le confiere una mayor autonomía para misiones de largo alcance, consolidando su papel como pilar estratégico en la proyección de fuerzas navales.