Rusia tiene problemas para vender el Su-57 en el extranjero por retrasos en producción, limitaciones técnicas y sanciones, aunque hay demanda global de aparatos sigilosos.
Retrasos en producción y limitaciones técnicas del caza ruso Su-57
Rusia enfrenta dificultades para exportar el avión de caza Su-57, desarrollado como su primer modelo de quinta generación, pese a la demanda global de aparatos con capacidades de sigilo, debido a retrasos en la producción, limitaciones técnicas y sanciones internacionales que disuaden a posibles compradores, según anuncios oficiales de Rosoboronexport y reportes de entregas limitadas en el mercado internacional.
Argelia se convirtió en el primer cliente extranjero confirmado, con un pedido de entre 12 y 14 unidades, de las cuales seis se prevén entregar en 2025 y el resto hasta 2027, en un contexto donde Rusia ha producido solo 31 ejemplares hasta finales de 2024, de los cuales 12 están operativos para sus propias fuerzas.
El desarrollo del Su-57 inició a principios de la década de 2000, con el primer vuelo del prototipo T-50 en 2010, pero la producción en serie no comenzó hasta 2019. Inicialmente, Rusia colaboró con India en un proyecto conjunto para una variante adaptada llamada FGFA, donde Nueva Delhi cubrió la mitad de los $8.000 millones en costos iniciales.
El país asiático se retiró en 2018 tras criticar las capacidades de sigilo y el diseño general del aparato. Esta salida dejó a Moscú sin un socio clave, lo que obligó a depender de su presupuesto militar propio, estimado en $109.000 millones para 2023, cifra inferior a la de Estados Unidos con 916.000 millones y China con 296.000 millones, y afectada por la corrupción interna que eleva los gastos.
Datos clave sobre producción y capacidades del Su-57 ruso
- Rusia produjo solo 31 ejemplares hasta finales de 2024, de los cuales 12 están operativos para sus propias fuerzas.
- Argelia pidió entre 12 y 14 unidades, con seis entregas previstas en 2025 y el resto hasta 2027.
- Las entregas anuales se mantienen en cifras bajas: al menos seis en 2022, más de diez en 2023 y solo dos o tres en 2024.
- La sección transversal de radar se estima entre 0,1 y 1 metro cuadrado, hasta mil veces más detectable que la del F-35.
Capacidades técnicas y comparaciones con cazas occidentales avanzados
Así, las entregas anuales se mantienen en cifras bajas: en 2022 se suministraron al menos seis unidades a las fuerzas aeroespaciales rusas, más de diez en 2023 y solo dos o tres en 2024, con un total de 22 en producción en serie hasta ese momento.
Las capacidades técnicas del Su-57 incluyen un radar AESA N036 Belka, que representa una mejora respecto al radar PESA Irbis-E del Su-35, y una fusión de sensores que combina datos de radar, infrarrojos y otros sistemas, además de una velocidad de crucero supersónica y alta maniobrabilidad.
Sin embargo, los modelos iniciales emplean el motor AL-41F1 del Su-35, que carece de la eficiencia necesaria para un crucero supersónico sostenido y suprime menos la firma infrarroja, mientras que el nuevo motor Izdeliye 30, diseñado para optimizar el sigilo, enfrentó retrasos y solo se incorporó en variantes recientes exhibidas en noviembre de 2024 durante una feria aérea en China.
La sección transversal de radar se estima entre 0,1 y 1 metro cuadrado, lo que la hace hasta mil veces más detectable que la del F-35 estadounidense, con 0,0001 metros cuadrados, debido a remaches visibles, uniones de paneles y recubrimientos iniciales inferiores en las versiones de producción.
Rol en flota rusa, uso operativo y efectos de sanciones internacionales
Por tanto, el diseño prioriza la maniobrabilidad sobre el sigilo, lo que genera escepticismo en comparaciones con aparatos occidentales como el F-22 o el F-35, que integran radares más avanzados como el AN/APG-81 y sistemas de cómputo superiores.
En el contexto de la flota rusa, el Su-57 se destina a reemplazar modelos más antiguos como el MiG-29 y el Su-27, con un pedido interno de 76 unidades que avanza a un ritmo de entre 20 y 30 entregas anuales totales para todos los cazas rusos entre 2022 y 2024, incluyendo Su-30, Su-35 y Su-34.
De los 1.200 cazas tácticos en servicio, 550 se acercan al final de su vida útil, lo que presiona la capacidad de producción en la planta de Komsomolsk del Amur, limitada por interrupciones en la cadena de suministro. la guerra en Ucrania ha incrementado estas presiones, ya que el Su-57 se empleó de manera limitada allí, con al menos un ejemplar dañado por drones ucranianos en junio de 2024 y otro perdido en accidentes.
Mientras que en Siria se realizó una evaluación operativa de alcance reducido. No obstante, Rusia promueve su rendimiento en estos escenarios para atraer interés, aunque el uso tímido, con un solo derribo confirmado de un dron propio por mal funcionamiento, no ha convencido a mercados tradicionales.