Con tecnología de última generación, el Dassault Rafale se destaca como uno de los aviones de combate más avanzados de la categoría «cuarta generación y media». Fabricado completamente en Francia, cuenta con aviónica sofisticada, radar AESA y motores Snecma M88 que le permiten volar a velocidades de supercrucero.
En operaciones militares en Afganistán, Irak, Libia y Mali, el Rafale ha demostrado su capacidad para ejecutar misiones tanto de ataque terrestre como de superioridad aérea. Su sistema de guerra electrónica SPECTRA incrementa su protección contra amenazas modernas, asegurando mayor efectividad en combate.
Los acuerdos de venta con países como India, Egipto y Emiratos Árabes Unidos han fortalecido la presencia del Rafale en el mercado global. Este caza multifunción rivaliza en desempeño con otros modelos de élite.
El diseño del Rafale incluye una estructura de ala delta y un sistema de canard, lo que mejora su maniobrabilidad. El avión puede realizar múltiples misiones, entre ellas interdicción, reconocimiento, ataque en profundidad, apoyo terrestre, operaciones antibuque y disuasión nuclear. A diferencia de otros cazas europeos, este fue íntegramente desarrollado y producido en Francia, tras la decisión de retirarse del proyecto Eurofighter, del cual surgió el Typhoon.
Las variantes del Rafale se clasifican en tres modelos principales: el Rafale C, monoplaza de base terrestre; el Rafale B, biplaza de base terrestre; y el Rafale M, adaptado para operar desde portaaviones. Su capacidad de maniobra le permite soportar fuerzas g que oscilan entre -3,6 g y 9 g, con picos de hasta 11 g en situaciones de emergencia.
El radar RBE2 AA, una versión de matriz activa AESA, ofrece un rango de detección superior a 200 kilómetros. Este sistema permite al avión rastrear y ubicar objetivos utilizando sensores frontales de búsqueda y seguimiento por infrarrojos.
Los motores Snecma M88, con empuje de hasta 75 kilonewtons con postcombustión, impulsan al Rafale, posibilitando vuelos a supercrucero incluso con cuatro misiles y un tanque de combustible. Los motores incorporan tecnología que reduce tanto la firma de radar como la de infrarrojos, además de incluir una cámara de combustión ecológica.
Con 14 puntos de anclaje para armamento, el Rafale puede transportar hasta nueve toneladas de carga externa. Su armamento incluye un cañón GIAT 30 mm, bombas guiadas por láser y misiles avanzados como el Meteor, el SCALP EG y el Exocet AM39. Su conjunto de sensores inteligentes, liderado por el sistema SPECTRA, ofrece protección contra amenazas de misiles, láseres y radares hostiles.
En cuanto a sus características físicas, el Rafale mide 15,27 metros de longitud, 5,34 metros de altura y tiene una envergadura de 10,90 metros. Su peso en vacío varía entre 9.850 y 10.600 kilogramos, mientras que el peso máximo al despegue alcanza los 24.500 kilogramos. Su velocidad máxima es de Mach 1.6 y su techo operativo supera los 15.240 metros. La capacidad de combustible interno es de 4,7 toneladas, con posibilidad de añadir hasta 6,7 toneladas en depósitos externos.
El Rafale ha participado en diversos conflictos, destacando su intervención en Afganistán en 2007, donde atacó posiciones talibanes desde el portaaviones Charles de Gaulle. También se desplegó en Irak, Libia y Mali, donde durante la Operación Serval en 2013, apoyó a las tropas francesas que combatían a grupos terroristas como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Ansar Dine y el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO).
Este caza ha sido exportado exitosamente a países como India, Egipto, Qatar, Grecia, Croacia, Indonesia, Emiratos Árabes Unidos y Serbia. Además, se negocian posibles ventas a naciones como Brasil, Colombia, Malasia, Perú, Arabia Saudita y Bangladesh, consolidando al Rafale como una opción clave en defensa aérea global.