El Sukhoi Su-47 Berkut, presentado en 1997, prometía una revolución en la maniobrabilidad aérea, pero su viabilidad se vio truncada por limitaciones técnicas, económicas y organizativas.
Un proyecto marcado por ambiciones más que por necesidades
En la década de 1980, la Oficina de Diseño Sukhoi ideó el Su-47 bajo la dirección de Mikhail Simonov, quien asumió el liderazgo en 1983 tras trabajar en el Ministerio de Producción Aeronáutica soviético. Su llegada generó escepticismo entre los veteranos de Sukhoi, quienes lo consideraban ajeno al éxito del Su-27, un caza ampliamente exportado.
Para afianzar su autoridad, Simonov promovió diseños experimentales con alas en barrido hacia adelante, conocidos como la serie “S”. Entre ellos, el S-32 y el S-37, este último rebautizado como Su-47 Berkut (“Águila Dorada”) tras su primer vuelo el 25 de septiembre de 1997.
Inspirado en parte por el X-29, un demostrador estadounidense de los años 80, el Su-47 intentó superar los límites del Su-27M (precursor del Su-35) en maniobrabilidad extrema. Sin embargo, mientras el X-29 fue descartado como inviable en 1984, el Su-47 llegó tarde a un concepto ya desechado, en un periodo donde la tecnología de túneles de viento avanzados y el diseño asistido por computadora eran comunes incluso en Rusia.
Diseño innovador, pero con problemas estructurales
El Su-47 utilizó una configuración de ala en barrido hacia adelante que teóricamente mejoraba la maniobrabilidad en altos ángulos de ataque y retrasaba la pérdida aerodinámica. Sin embargo, este diseño también incrementaba la carga estructural en las alas, haciéndolas más propensas a fallos bajo estrés.

El avión estaba propulsado por dos motores Perm/Soloviev D-30F6, los mismos utilizados en el MiG-31. Aunque generaban un empuje seco de 93 kN cada uno, carecían de vectorización de empuje, una característica clave en otros diseños de Sukhoi. Esto reducía su competitividad frente a cazas más modernos.
Los materiales compuestos avanzados empleados en las alas representaban su mayor innovación, pero también su mayor debilidad. Construidas manualmente, estas estructuras resultaban extremadamente costosas y difíciles de reparar. En 1991, especialistas estimaron que reemplazar un ala costaría alrededor de 1.2 millones de dólares, un gasto excesivo para un avión experimental sin apoyo gubernamental.
Factores que llevaron al fracaso del Su-47
El destino del Su-47 quedó marcado por una combinación de problemas financieros, políticos y tecnológicos que impidieron su desarrollo más allá de la fase de prototipo.
Motivos clave del fracaso del Su-47 Berkut
- Falta de respaldo militar: La Fuerza Aérea Rusa no financió el proyecto, considerándolo un experimento sin valor práctico en combate.
- Concepto obsoleto: Para 1997, el diseño de alas en barrido hacia adelante ya había sido descartado en favor de la furtividad y la vectorización de empuje.
- Altos costos de producción: Los materiales exóticos y la construcción manual elevaron los gastos, haciéndolo inviable para producción en serie.
- Motivaciones personales: Más que una necesidad estratégica, el Su-47 surgió como un proyecto impulsado por la ambición de Simonov.
- Falta de continuidad: Solo se fabricó un prototipo operativo, sin evolución hacia un programa militar o comercial viable.
Un avión experimental sin impacto en la aviación rusa
La última aparición del Su-47 Berkut ocurrió en 2007, cuando realizó sus últimos vuelos de exhibición antes de ser almacenado en un museo. Aunque demostró ciertas capacidades aerodinámicas, como estabilidad en giros de alto ángulo y recuperación tras pérdida de sustentación, no influyó en futuros diseños.

El Su-57, el caza furtivo de quinta generación de Rusia, optó por una configuración de ala convencional, ignorando por completo el concepto de ala en barrido hacia adelante. Su velocidad máxima de Mach 1.6 y la falta de integración de armamento lo hicieron poco competitivo frente a otros cazas contemporáneos.
Analistas como el exingeniero de Sukhoi Dmitry Ivanov lo describen como “un ejercicio de vanidad costoso”. A marzo de 2025, el Su-47 sigue siendo una nota al pie en la historia de la aviación rusa: un experimento audaz, pero sin futuro, marcado por un contexto económico adverso y una falta de propósito militar claro.