Fuentes en Telegram reportan que el crucero de misiles nucleares pesado ruso Almirante Nakhimov, parte del Proyecto 1144.2M, inició pruebas en el mar tras un extenso proceso de modernización.
El Almirante Nakhimov fue retirado de servicio en 1997 y sometido a mejoras significativas. Con el éxito en la reactivación de sus reactores nucleares, el barco ha comenzado pruebas en el mar, lo que marca un avance hacia su regreso a operaciones, fortaleciendo las capacidades de la Flota del Norte.
La modernización, iniciada formalmente en 2014 tras varios retrasos, transformará al buque en uno de los más avanzados de la flota rusa. Entre las mejoras destacan la incorporación de misiles hipersónicos Zircon, misiles de crucero Kalibr y el sistema SAM S-400, junto con sensores y sistemas de guerra electrónica actualizados. Estas actualizaciones refuerzan su capacidad como plataforma estratégica en el Ártico y el Atlántico Norte.
El proceso ha enfrentado demoras significativas. Inicialmente programado para volver al servicio en 2012, su reincorporación ahora se proyecta para 2026. Las pruebas en el mar, previstas para 2023, se retrasaron hasta 2024. A pesar de ello, el viceministro de Defensa ruso, Alexsey Krivoruchko, calificó al buque como “el más poderoso” de la flota.
Las mejoras permitirán al Almirante Nakhimov operar como una plataforma móvil de armas avanzadas, integrándose efectivamente con el resto de la flota y ofreciendo flexibilidad en operaciones navales complejas. Su modernización subraya la estrategia rusa de mantener una presencia naval destacada en áreas críticas, en un contexto de tensiones crecientes con Occidente.
Sobre la posibilidad de desplegar el crucero en el mar Negro, varios factores sugieren que no sería una prioridad estratégica. El mar Negro es una región limitada geográficamente, lo que hace que buques grandes como el Almirante Nakhimov sean vulnerables a amenazas terrestres, marítimas y submarinas. Además, Rusia ya dispone de plataformas más ágiles y efectivas para operar en esta zona, como submarinos, aviones y sistemas de misiles balísticos.
La economía también juega un papel clave. El mantenimiento de un buque de esta envergadura es costoso, y Rusia podría priorizar inversiones en unidades más pequeñas y móviles que se adapten mejor a las condiciones operativas del mar Negro. En un conflicto como el de Ucrania, tácticas más flexibles, incluidos drones y tecnologías de guerra híbrida, podrían ser más efectivas que la movilización de un crucero pesado.
Si bien el Almirante Nakhimov podría desempeñar un papel estratégico en ciertas circunstancias, su uso en el mar Negro parece limitado frente a opciones más eficientes y adaptables. Su fortaleza reside en su capacidad de operar en regiones amplias y estratégicas donde su potencia y tecnología pueden ser aprovechadas al máximo.