A medida que el F-35 se va imponiendo en los servicios militares de EE. UU. y sus aliados, el Pentágono tiene previsto utilizar el avión al menos otros 45 años más. Esto se debe a su probada capacidad para incorporar mejoras en la detección, la informática, el lanzamiento de armas y la capacidad de apuntar con actualizaciones de software.
Es probable que este proceso se lleve a cabo mucho más rápidamente y que ya no sea necesario separar por años los incrementos de software, o “drops”.
El F-35 es una máquina de actualizaciones
Esto significa que el próximo avión de sexta generación del Ejército del Aire, que acaba de salir al aire, probablemente complementará y operará junto al F-35 durante muchas décadas en el futuro. Las Fuerzas Aéreas no sólo tienen previsto adquirir más de 1.700 aviones F-35, sino que también prevén utilizarlos hasta bien entrada la década de 2070 mediante continuas modernizaciones.
Se prevé que muchas de las tecnologías más avanzadas dependan del software, se basen en la informática o estén relacionadas con la detección avanzada y la inteligencia artificial, lo que permitirá a un avión como el F-35 avanzar en rendimiento sin necesidad de una nueva configuración del fuselaje. Los ingenieros de Lockheed construyeron el F-35 con esta idea en mente: se configuró técnicamente para que pudiera actualizarse durante décadas.
La fusión de sensores del F-35 ya abarca las primeras iteraciones de la IA, dado que los algoritmos informáticos avanzados son capaces de agregar, analizar, organizar y transmitir información clara e integrada a los pilotos. Este tipo de infraestructura técnica podría dar cabida a nuevos sensores y configuraciones de armamento que aún no existen.
Armas letales
La letalidad de las armas y los sistemas de guiado pueden mejorarse con programas informáticos, como ya hemos visto con el F-35 y el F-22. Además, las mejoras de los motores que disminuyen las emisiones de calor o aumentan la propulsión y la maniobrabilidad también son totalmente posibles.
Lo que esto significa es que todo apunta a que el F-22 y el F-35 mantendrán su relevancia operativa a largo plazo. El Ejército del Aire ya tiene previsto volar con el F-35 hasta 2070 y con el F-22 hasta 2060.
Las nuevas tecnologías de red, como las radios capaces de conectar los F-22 y los F-35 en modo furtivo y la conectividad bidireccional LINK 16 entre las dos plataformas, hacen prever una interoperabilidad segura entre los cazas de quinta y sexta generación. Este escenario tecnológico augura una importante expansión de las posibilidades de la guerra táctica.
Merece la pena recordar aquí la Revisión Económica y de Seguridad EEUU-China de 2014, que contenía un capítulo de 70 páginas sobre la modernización militar china. Entre sus muchas conclusiones, el informe citaba específicamente los lanzadores móviles chinos de misiles balísticos intercontinentales con hasta 10 vehículos de reentrada en algunos casos.
Estas armas, por supuesto, presentan nuevas e importantes amenazas. Cuantos más vehículos de reentrada se aproximen a un objetivo, más difícil será defenderlos. Teniendo esto en cuenta, un F-35 podría aportar la capacidad de utilizar el sigilo, la velocidad y la maniobrabilidad para operar por encima de zonas interiores fuertemente defendidas para encontrar, perseguir y destruir lanzadores móviles.
Letalidad y rendimiento
La conocida capacidad del F-35 para mejorar significativamente su letalidad y rendimiento mediante actualizaciones de software es algo que los desarrolladores de armamento consideran un foco de desarrollo para el avión. Las mejoras de software para el F-35 se han ido implementando a lo largo de muchos años.
Cada nueva integración de software ha ampliado las capacidades armamentísticas y de detección del avión, por lo que es probable que esta tendencia continúe. El F-35 de 2060 podría tener más o menos la misma configuración externa sigilosa que tiene ahora y, sin embargo, funcionar con una generación completamente nueva de sistemas de misión, detección, informática y armamento.