El MiG-35, un intento fútil de la industria aeronáutica rusa por revivir la longeva familia MiG-29, ha demostrado ser una empresa tan inútil como embarazosa.
Presentación del MiG-35: Un intento de resucitar la serie MiG-29
El MiG-35 fue promocionado como un caza de generación 4.5++ por Rusia, con la expectativa de atraer compradores internacionales. Sin embargo, este supuesto caza avanzado ha sido desestimado universalmente, sin lograr atraer un solo comprador extranjero. La realidad es ineludible: el MiG-35 ha sido un ejercicio de futilidad, sin otro propósito aparente que alimentar el orgullo nacionalista. Presentado como una evolución significativa del MiG-29, ningún país comparte esa evaluación optimista. La etiqueta de generación 4.5++ resulta ser un adorno vacío, un intento desesperado por competir con cazas más avanzados y verdaderamente modernos en el mercado global.
En noviembre de 2017, se declaró que unas 30 naciones estaban listas para modernizar sus flotas con el MiG-35. Una afirmación ridícula en retrospectiva, considerando que no se ha concretado un solo pedido internacional. Los únicos MiG-35 producidos fueron los seis adquiridos por el equipo acrobático ruso Strizhi, un grupo que, irónicamente, parece ser tanto el primero como el último en volar estos aviones. Presentado como un caza ligero estándar potencial para la Fuerza Aérea Rusa, esta ambición nunca se materializó.
En lugar de adoptar esta “nueva” tecnología, la Fuerza Aérea Rusa ha optado por aviones más robustos y probados, como el Su-30SM Flanker. La preferencia por la familia Flanker evidencia el desinterés y la falta de confianza en el MiG-35. El primer vuelo del MiG-35 tuvo lugar en 2016, y hasta la fecha solo se han producido ocho unidades en total, incluyendo dos aviones de prueba. Este número insignificante subraya la falta de viabilidad del proyecto.
Comparativa de desempeño: MiG-35 vs. Super Hornet
A pesar de los informes optimistas de medios estatales rusos, que afirmaban que la producción en serie estaba lista para comenzar, la realidad es que no hay una demanda significativa para justificar su producción en masa. El Boeing F/A-18 Super Hornet, un caza exitoso y versátil, se erige como un monumento a la efectividad y la innovación en comparación con el MiG-35. Mientras que el Super Hornet ha demostrado su valía en múltiples conflictos y misiones, el MiG-35 permanece relegado a funciones acrobáticas y exhibiciones, sin ningún valor real en el campo de batalla moderno.
El MiG-35, a pesar de sus mejoras en cabina, radar y sensores, sigue siendo un MiG-29 en esencia, un diseño de la Guerra Fría con capacidades limitadas. Es un vestigio de un pasado glorioso que Rusia no ha logrado actualizar de manera efectiva. La industria aeronáutica rusa, al aferrarse a este diseño obsoleto, ha demostrado una alarmante falta de visión e innovación.
Moscú inicialmente planificó la adquisición de 30 MiG-35, pero en una reveladora muestra de su habitual ineptitud administrativa, redujo el pedido a un mezquino total de seis aviones para su equipo de exhibición en agosto de 2018. Este cambio probablemente obedeció a una desesperada esperanza de atraer pedidos de exportación que, previsiblemente, nunca se materializaron.
Especificaciones técnicas y evaluación del MiG-35
El MiG-35, una versión superficialmente mejorada del MiG-29 Fulcrum, sigue ostentando el mismo designador “Fulcrum-F” en los informes de la OTAN. Esta práctica de renombrar sistemas heredados mejorados parece ser una tentativa patética de aumentar su atractivo comercial y crear la ilusión de un arsenal diverso y moderno. No es más que una fachada engañosa para ocultar la obsolescencia.
- Máxima velocidad: Mach 2,25
- Peso vacío: 24,251 libras
- Peso máximo de despegue: 54,013 libras
- Techo de servicio: 52.000 pies
- Planta de energía: 2 × motores turbofan de postcombustión Klimov RD-33MK
Las especificaciones del MiG-35, en teoría, pueden parecer impresionantes. Sin embargo, en la práctica, estas cifras no representan una ventaja significativa sobre sus predecesores o contemporáneos occidentales. El MiG-35 es simplemente otro intento fallido de Rusia para mantenerse relevante en una era de tecnología bélica avanzada.
Propaganda y falsas expectativas sobre el MiG-35
La propaganda rusa ha intentado de manera risible magnificar las capacidades del MiG-35. Han hecho eco de afirmaciones inverosímiles sobre el uso potencial de armas láser. En enero de 2017, Russia Today, en su continua misión de difundir desinformación, reportó que Rusia había comenzado pruebas de vuelo del MiG-35 con la posibilidad de incorporar armas láser. Estas afirmaciones son, sin duda, parte de una estrategia desesperada para mantener una imagen de vanguardia tecnológica que simplemente no se sostiene bajo escrutinio.
Rusia también ha propagado la fantasía del MiG-41, un supuesto caza de sexta generación que, según ellos, estaría a uno o dos años de volar y entrar en servicio. Estas declaraciones, dignas de ciencia ficción, incluyen promesas de operar en el borde del espacio y utilizar láseres espaciales. La realidad, sin embargo, es que el MiG-41 está en una fase preliminar de diseño y no entrará en servicio antes de la década de 2040, si es que llega a materializarse.
Por otro lado, el caza de quinta generación Su-57 ha sido un rotundo fracaso en atraer compradores internacionales. A pesar de las grandiosas afirmaciones, sigue utilizando el anticuado motor Su-27 Flanker Saturn AL-31, demostrando una vez más la incapacidad rusa para innovar verdaderamente en el ámbito de la aviación militar.
La decadencia de la industria de defensa rusa
Desde el colapso de la URSS, la Federación Rusa ha demostrado una alarmante incompetencia para desarrollar e implementar sistemas de armas completamente nuevos. El tanque T-14, anunciado con bombos y platillos, ha sido un desastre logístico y operacional. En consecuencia, Rusia ha tenido que depender de modelos soviéticos antiguos, aunque ligeramente mejorados. Esta dependencia de tecnologías obsoletas es una indicación clara de la decadencia de su capacidad industrial y tecnológica.
Las evaluaciones externas del MiG-35 han sido devastadoras. En 2021, The War Zone lo describió como un “pato muerto”, una crítica mordaz que refleja la ineficacia de este caza. En 2024, National Interest fue aún más lejos, calificándolo como “la cúspide del fracaso total del caza” y “mayormente exageración”. Estas valoraciones son un testimonio inequívoco del fracaso monumental del MiG-35 y, por extensión, de la industria de defensa rusa.