El Sukhoi Su-35 “Flanker”, evolución del Su-27, se diseñó como un caza polivalente de superioridad con capacidad para dominar tanto operaciones aéreas como ataques terrestres de precisión.
No obstante, su rendimiento en la guerra actual en Ucrania no ha estado a la altura de las expectativas previstas. Aunque prometido como un prodigio de la tecnología militar rusa, el Su-35 ha demostrado ser menos formidable en la práctica, un caso claro de un tigre de papel en el teatro de operaciones moderno.
Especificaciones que no cumplen con la realidad operativa
A pesar de su maniobrabilidad avanzada, un sistema de radar mejorado y una potencia de motor formidable, el Su-35 ha enfrentado dificultades para mantener la supremacía en el aire. Informes recientes destacan que varios Su-35 han sido abatidos, incluyendo un incidente significativo cerca de la costa de Sebastopol.
Estos eventos han supuesto pérdidas considerables para la fuerza aérea rusa, resaltando los desafíos enfrentados en sus operaciones militares contra Ucrania. Esta situación plantea preguntas inquietantes sobre la verdadera capacidad de resistencia y eficacia del Su-35, cuestionando su valor como herramienta de superioridad aérea.
Análisis crítico de la actuación militar rusa en Ucrania
La incursión militar rusa en Ucrania ha relegado al presidente Vladimir Putin y a su gobierno a una posición de aislamiento en la esfera internacional. Paralelamente, la invasión, que se ha prolongado de manera ineficaz por más de dos años, ha expuesto las debilidades de la maquinaria bélica rusa.
Contrariamente a las expectativas, la invasión no ha rendido los frutos esperados por las fuerzas rusas, quienes supuestamente lograrían significativas ganancias territoriales y asegurarían el control del espacio aéreo sobre la zona de conflicto. No obstante, a medida que la guerra avanza hacia su tercer año, ninguno de estos objetivos se ha cumplido satisfactoriamente.
La incapacidad de Rusia para asegurar el espacio aéreo sobre Ucrania se ha convertido en un factor crítico en un conflicto estancado y desgastante, caracterizado por una lucha tenaz en la que ambas partes han sufrido enormes bajas.
En particular, Rusia ha visto grandes pérdidas en tanques, tropas y aviones, destacándose dentro de estos el Su-35, que ha enfrentado serias dificultades para mantenerse en vuelo frente a los persistentes desafíos ucranianos.
Esta incapacidad no solo refleja una sobrestimación de sus capacidades, sino también una falta de adaptabilidad en el enfrentamiento con tácticas bélicas más ágiles y menos convencionales.
Conclusión: Reflexiones sobre el mito y la realidad
En resumen, el Sukhoi Su-35, aunque equipado con tecnología aparentemente de punta y capacidades prometedoras, ha revelado notables falencias en la aplicación práctica de sus atributos en un escenario de guerra real.
La desconexión entre la teoría de su supremacía y la práctica de su rendimiento subraya una lección crítica en la adquisición y despliegue de tecnología militar avanzada: no basta con tener una máquina avanzada; la estrategia, la táctica y la adaptabilidad son igualmente cruciales en el dominio de los cielos.
Detalles Técnicos del Su-35: ¿Innovaciones suficientes?
El Sukhoi Su-35, un desarrollo avanzado del Su-27, se ha equipado con una serie de modificaciones técnicas que prometen superar las limitaciones de su predecesor. Entre ellas, la incorporación de canards, que no son más que pequeñas alas delanteras destinadas a mejorar el control aerodinámico, particularmente a altos ángulos de ataque.
Estos canards, junto con ajustes en el borde de ataque de las alas principales, han sido diseñados para optimizar el flujo de aire y mejorar la estabilidad, un cambio que, en teoría, debería reflejarse en un desempeño superior en combate.
El Su-35 también presume de un sistema de control de vuelo fly-by-wire avanzado, que, combinado con sus renovadas superficies de vuelo, permite una maniobrabilidad destacada, alcanzando operativamente hasta 10 g’s de aceleración.
Además, el radar N011 Bars representa un salto significativo respecto al antiguo sistema N001 Myech del Su-27, con capacidad para rastrear hasta quince objetivos simultáneamente y lanzar seis misiles al mismo tiempo, frente a los dos del modelo anterior.
Adicionalmente, el impulso proporcionado por dos motores turbofan Saturn Al-41F1S, con un empuje de 30,900 libras cada uno, permite al Su-35 alcanzar velocidades de hasta Mach 2,25. Estas especificaciones técnicas parecen colocar al Su-35 en una posición ventajosa sobre el papel.
Contraposición en el Campo de Batalla: Un rendimiento cuestionable
Sin embargo, la realidad operativa del Su-35 en el contexto de la guerra ucraniano dibuja un escenario drásticamente diferente. A pesar de su impresionante arsenal tecnológico, el Su-35 ha enfrentado retos significativos y pérdidas notables en combate. El derribo de varios de estos cazas, incluido un incidente notable cerca de la costa de Sebastopol, subraya una vulnerabilidad crítica ante las tácticas y tecnologías adversarias.
El derribo mencionado y otros similares, detallados en informes de medios como The Guardian, junto con estadísticas preocupantes sobre la tasa de pérdida de aviones de la fuerza aérea rusa publicadas por Forbes, sugieren una desconexión entre las capacidades técnicas del Su-35 y su eficacia en combate.
En febrero de 2024, las cifras de bajas aumentaron dramáticamente, reflejando una tasa insostenible de pérdidas que pone en duda la supremacía aérea que el Su-35 se suponía debía garantizar.
Un análisis crítico del desempeño del Su-35
La discrepancia entre las capacidades técnicas avanzadas del Su-35 y su rendimiento en el campo de batalla ilustra un problema más profundo en la filosofía de diseño y despliegue de aviones de combate modernos.
No basta con equipar una aeronave con la última tecnología si no se acompaña de una estrategia y tácticas que exploten efectivamente estos avances.
La experiencia del Su-35 en Ucrania debería servir como un recordatorio crítico para los diseñadores y estrategas militares: la tecnología, por avanzada que sea, no puede compensar las debilidades tácticas ni asegurar la victoria en un teatro de operaciones cada vez más complejo y desafiante.