El B-2 Bomber ha sido, desde su introducción en 1997, el activo más preciado de la Fuerza Aérea de EE. UU. para misiones de penetración profunda.
B-2: El pionero de la tecnología furtiva enfrenta obsolescencia
Equipado con tecnología furtiva avanzada, el B-2 es capaz de penetrar profundamente en el territorio enemigo, entregar una carga nuclear y sobrevivir. Sin embargo, solo existen unos 20 de estos bombarderos en servicio.
La amenaza creciente de capacidades antiáreas y de negación de área (A2/AD) por parte de naciones como China y Rusia ha llevado al Pentágono a reconocer la necesidad de más bombarderos avanzados como el B-21 Raider. Pese a sus capacidades superiores y costos de producción más bajos, las restricciones presupuestarias ponen en riesgo su producción.
El B-2, con su tecnología furtiva, es demasiado valioso para ser arriesgado en grandes números. Los avances en la detección y amenaza a la seguridad de los aviones furtivos estadounidenses, especialmente los modelos más antiguos como el B-2, exigen una modernización urgente de la flota.
La necesidad imperiosa del B-21 Raider en la defensa estratégica
Hoy, el B-21 «Raider» emerge como un sucesor más avanzado del B-2. Este nuevo bombardero promete capacidades superiores en la proyección de poder y la supervivencia en entornos altamente contestados. Sin embargo, la producción del B-21 enfrenta un debate intenso en círculos de defensa sobre cuántas unidades puede permitirse y construir el Pentágono, dada su situación presupuestaria y otros compromisos.
El Pentágono solicita la construcción de 300 B-21, pero enfrenta una resistencia significativa, similar a la que limitó la producción del B-2. Las restricciones presupuestarias y la burocracia en Washington están minando las ventajas estratégicas de EE. UU.
El presupuesto de defensa de EE. UU., que se acerca a $1 billón, se encuentra más limitado que nunca. En un momento en que la nación enfrenta amenazas de rivales cercanos como nunca antes en décadas, sistemas de armas como el B-21 son esenciales para mantener la disuasión contra enemigos como China y Rusia.
Presupuesto y prioridades: el dilema de la producción del B-21
El problema radica en los costos onerosos de los sistemas de armas necesarios para mantener una disuasión creíble. Habiendo quedado rezagada en tecnologías clave de defensa como láseres y armas hipersónicas, la capacidad de EE. UU. para amenazar a sus rivales depende de tecnologías existentes como el B-21. A pesar de ser más fácil y barato de construir que una tecnología completamente nueva, el B-21 sigue siendo un sistema costoso.
La solicitud del Pentágono para 300 B-21 ha recibido resistencia, y es probable que, en el mejor de los casos, solo se construyan 20 unidades. Estos números son insuficientes para mantener una disuasión creíble. Si China o Rusia dejan de creer en la disuasión de EE. UU., buscarán expandir exponencialmente su desafío, provocando la guerra que la estrategia de disuasión de EE. UU. intenta prevenir.
Como el B-2, el B-21 es uno de los únicos medios de EE. UU. para amenazar objetivos en China, Rusia, Irán o Corea del Norte, que están fuertemente defendidos por sistemas A2/AD. Permitir que el impresionante B-2 languideciera en el arsenal con solo un puñado de unidades fue un error que no debe repetirse con el B-21.
La urgencia de financiar y construir el B-21 Raider
El Pentágono debe recibir los fondos necesarios para construir al menos 300 B-21, y debe hacerse rápidamente antes de que estalle la próxima gran guerra de potencias. Esto podría implicar recortar otros programas que favorece la Fuerza Aérea para satisfacer esta demanda.
El B-21 es más relevante hoy que el B-2, y es uno de los pocos sistemas capaces de causar estragos en países enemigos cuando estalle el próximo gran conflicto. Ignorar esta necesidad crítica socava la seguridad nacional y la capacidad de disuasión de EE. UU.
En conclusión, para mantener una disuasión creíble y prevenir futuros conflictos, es imperativo que EE. UU. priorice y financie adecuadamente el programa B-21. La inversión en este bombardero estratégico es esencial para asegurar la superioridad estratégica y proteger los intereses nacionales en un mundo cada vez más contestado.