El vehículo de combate M10 Booker enfrenta cuestionamientos sobre su necesidad y eficiencia en conflictos contemporáneos.
Incorporación del M10 Booker: un tanque ligero cuestionado
La introducción del nuevo tanque ligero M10 Booker por parte del ejército estadounidense ha generado controversia respecto a su utilidad y función en la guerra moderna. Aunque oficialmente se evita llamarlo “tanque ligero”, los críticos opinan que el M10 Booker representa una idea anticuada. Se argumenta que es redundante, considerando las capacidades de vehículos ya existentes como el tanque Abrams y el sistema de cañón móvil Stryker.
Además, preocupa su vulnerabilidad en combate, evidenciada por el desempeño deficiente de tanques ligeros similares en Ucrania. Con un costo de 1.140 millones de dólares por 96 unidades, los detractores sugieren que esos fondos podrían ser mejor invertidos en tecnologías emergentes, como la guerra cibernética, sistemas no tripulados y ataques de precisión a largo alcance.
El M10 Booker, incorporado recientemente al arsenal del ejército estadounidense, ha generado debate sobre su relevancia en la guerra moderna. A pesar de que las autoridades del ejército insisten en no llamarlo “tanque ligero”, los opositores argumentan que es un sistema de armas innecesario, dado el cambio radical en la naturaleza de la guerra terrestre, como lo demuestran los conflictos en Afganistán, Irak y Ucrania.
Argumentos en contra del M10 Booker: vulnerabilidad y redundancia
Un usuario de Twitter se burló del M10 Booker, afirmando: “Seamos realistas, el M10 ‘no es en absoluto un tanque ligero’. Además, lleva el nombre de un soldado del que nadie había oído hablar antes”. Esto es otro ejemplo del despilfarro y la falta de innovación que el ejército estadounidense ha enfrentado desde el final de la Guerra Fría. La comedia de HBO de 1998, “The Pentagon Wars”, protagonizada por Kelsey Grammer, ilustra de manera precisa el desarrollo desastroso de un vehículo blindado de transporte de personal.
Incluso en la Guerra Global contra el Terrorismo, el ejército de Estados Unidos luchó por adaptarse a un entorno de combate novedoso, mientras que los Marines se adaptaron casi sin problemas a las misiones de contraterrorismo en Irak y Afganistán. En la era post-11 de septiembre, con el resurgimiento de los conflictos entre grandes potencias, las otras ramas de las fuerzas armadas han desarrollado nuevos conceptos de guerra, mientras que el ejército sigue reutilizando conceptos de la Guerra Fría.
Sin una doctrina confiable para guiar la fuerza, no es sorprendente que el desarrollo de equipos de combate sea tan desorientado como el resto de la fuerza. El M10 Booker está diseñado para apoyar a las brigadas de combate de infantería (BCT) proporcionando una capacidad móvil y protegida de fuego directo. Su propósito es suprimir y destruir fortificaciones, sistemas de armas y rutas de trincheras, además de ofrecer protección contra vehículos blindados enemigos.
Rendimiento en combate y cuestionamientos sobre su efectividad
El Booker cuenta con un cañón principal de 105 mm y una serie de sensores avanzados y sistemas de comunicación. Sin embargo, los tanques ligeros no han tenido un buen desempeño en combates modernos, especialmente contra adversarios de nivel similar. Un ejemplo es la experiencia de Ucrania con las unidades francesas AMX-10RC, que fueron tan inadecuadas contra el blindaje ruso que los ucranianos retiraron unilateralmente estos tanques y prohibieron su uso en combate.
Aunque el Booker es más avanzado que el AMX-10RC, el problema no es la sofisticación, sino el blindaje y la potencia de fuego. Entre las críticas al M10 Booker, se destaca su capacidad redundante. Está diseñado para llenar un vacío en las capacidades del ejército, ofreciendo una opción de tanque ligero para apoyar a las brigadas de infantería. Sin embargo, no aporta nada nuevo que vehículos más antiguos y económicos no ofrezcan ya, como el tanque principal Abrams y el sistema de cañón móvil Stryker.
El M10 Booker tiene un coste de producción y despliegue de 1.140 millones de dólares por 96 unidades. Estos fondos podrían haberse destinado a otras áreas de necesidad del ejército, como mejorar sistemas existentes o invertir en nuevas tecnologías.
Desafíos operativos y adaptación a la guerra moderna
El M10 Booker enfrenta desafíos operativos. Su tamaño más pequeño y peso más ligero comparado con el M1 Abrams lo hacen más vulnerable al fuego enemigo. Además, su protección y potencia de fuego reducidas podrían limitar su efectividad en ciertos combates, como los que actualmente se experimentan en Ucrania.
En la última década, la guerra ha cambiado tanto que resulta casi irreconocible. Es comprensible que algunos en el poder tengan dificultades para seguir estos cambios, pero es su deber intentarlo. Esto implica no diseñar una fuerza destinada a pelear en las guerras del pasado. El ejército necesita enfocarse más en mejorar sus capacidades de guerra cibernética, sistemas no tripulados y ataques de precisión a largo alcance.
El M10 Booker no ofrece ninguna de estas capacidades. Este tanque es otro ejemplo de la incapacidad del ejército estadounidense para aprender y adaptarse. La incapacidad para adaptarse hace que una fuerza se vuelva rígida e incapaz de improvisar en combate. La incapacidad total para improvisar en situaciones de combate únicas implica que la fuerza no podrá vencer al enemigo, lo que conlleva a la derrota.