El MiG-31 Foxhound supera al F-15 Eagle en velocidad máxima, gracias a sus motores Soloviev D-30F6, frente a la maniobrabilidad y versatilidad del F-15.
Velocidad y potencia en el duelo F-15 Eagle vs. MiG-31 Foxhound
El Mikoyan-Gurevich MiG-31 Foxhound, desarrollado por la Unión Soviética en los años 70, alcanza una velocidad máxima de Mach 2.83 (aproximadamente 3.500 km/h a gran altitud), lo que lo convierte en uno de los aviones de combate más rápidos en servicio. Sus dos motores Soloviev D-30F6, cada uno con una potencia de 152 kN con postcombustión, están diseñados para proporcionar empuje sostenido en persecuciones a gran altitud, ideales para su rol de interceptor de largo alcance. Este avión, operativo desde 1981, fue concebido para neutralizar amenazas como bombarderos estratégicos y misiles de crucero, patrullando vastas áreas como el espacio aéreo ruso. Su velocidad le permite interceptar objetivos a más de 200 km de distancia, apoyado por el radar Zaslon-A, el primero con barrido electrónico en un caza soviético, capaz de rastrear múltiples objetivos simultáneamente.
En contraste, el McDonnell Douglas F-15 Eagle, fabricado por Estados Unidos y operativo desde 1976, alcanza una velocidad máxima de Mach 2.5 (unos 3.100 km/h a gran altitud). Equipado con dos motores Pratt & Whitney F100-PW-220, cada uno con 105.7 kN de empuje con postcombustión, el F-15 prioriza la maniobrabilidad y la versatilidad en combate aéreo. Diseñado como un caza de superioridad aérea, el F-15 ha demostrado su eficacia en conflictos como la Guerra del Líbano de 1982, donde la Fuerza Aérea Israelí logró 41 derribos de aviones sirios, incluyendo MiG-21 y MiG-23, sin pérdidas. Su diseño incorpora un alto índice de empuje-peso y un fuselaje aerodinámico, lo que le permite maniobrar con agilidad en enfrentamientos cercanos, una capacidad que el MiG-31 sacrifica en favor de la velocidad.
La diferencia de velocidad de Mach 0.33 a favor del MiG-31 se explica por su diseño optimizado para intercepciones rápidas a gran altitud. Los motores Soloviev D-30F6 generan un empuje combinado de 304 kN, significativamente superior al de los F100-PW-220 del F-15, que totalizan 211.4 kN. Además, el MiG-31 utiliza una estructura reforzada con mayor proporción de titanio y aluminio, lo que le permite soportar las tensiones térmicas y aerodinámicas de volar a Mach 2.83. Sin embargo, esta velocidad máxima tiene limitaciones: en 2013, el jefe de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas, Victor Bondarev, indicó que el vidrio de la cabina actual limita la velocidad a Mach 1.5 en algunos casos, debido a problemas de resistencia, reduciendo su capacidad operativa en misiones sostenidas a máxima velocidad.
El F-15, por su parte, compensa su menor velocidad con un diseño polivalente. Sus motores F100-PW-220, mejorados desde 1986, ofrecen una respuesta más rápida del acelerador y menor consumo de combustible, lo que permite al F-15 mantener velocidades supersónicas sin postcombustión en ciertas condiciones. Además, su radar APG-63(V)2 con tecnología AESA, introducido en 2000, proporciona capacidades avanzadas de detección y seguimiento, superando al Zaslon-A del MiG-31 en precisión y resistencia a interferencias. Esto, combinado con su armamento, que incluye hasta ocho misiles AIM-120 AMRAAM, hace del F-15 un contendiente formidable en combates más allá del alcance visual.

Datos clave sobre la velocidad del F-15 Eagle y MiG-31 Foxhound
- MiG-31 Foxhound: Velocidad máxima de Mach 2.83 (3.500 km/h) a 21.500 m, limitada a Mach 1.5 por restricciones de cabina en modelos modernos.
- F-15 Eagle: Velocidad máxima de Mach 2.5 (3.100 km/h) a gran altitud, optimizada para maniobrabilidad y combate polivalente.
- Motores MiG-31: Soloviev D-30F6, 152 kN cada uno, diseñados para intercepciones de largo alcance.
- Motores F-15: Pratt & Whitney F100-PW-220, 105.7 kN cada uno, enfocados en respuesta rápida y eficiencia.
- Rango operativo: MiG-31 con 2.200 km de alcance; F-15 con hasta 3.900 km con tanques externos.
Rendimiento y roles en el campo de batalla
El MiG-31, con un peso máximo al despegue de 52.000 kg, está diseñado para operar a altitudes superiores a 20.000 m, donde su velocidad le permite cubrir grandes distancias rápidamente. Su radar Zaslon-A, introducido en la versión MiG-31B, puede rastrear 10 objetivos y atacar cuatro simultáneamente, incluso en condiciones de baja altitud, una mejora significativa respecto al MiG-25, su predecesor. Sin embargo, su gran tamaño y peso lo hacen menos ágil, limitando su efectividad en combates cerrados. El MiG-31 ha sido empleado principalmente por las Fuerzas Aeroespaciales Rusas para patrullar el espacio aéreo y contrarrestar amenazas como el SR-71 Blackbird, aunque nunca entró en combate directo con este.
El F-15, con un peso máximo al despegue de 25.402 kg, es considerablemente más ligero y ágil. Su diseño prioriza el combate aéreo, con un récord de más de 100 victorias sin pérdidas en enfrentamientos aire-aire, principalmente por la Fuerza Aérea Israelí. Además, el F-15 ha evolucionado con variantes como el F-15E Strike Eagle, que incorpora capacidades de ataque terrestre, ampliando su rol más allá de la superioridad aérea. En pruebas recientes, la variante F-15EX Eagle II, introducida en 2024, ha alcanzado velocidades cercanas a Mach 2.9 en configuraciones limpias, según Boeing, lo que sugiere que las versiones modernas del F-15 podrían acercarse al rendimiento del MiG-31 en velocidad pura, aunque esto no se ha verificado públicamente.
El MiG-31, aunque más rápido, enfrenta restricciones operativas. Su velocidad máxima de Mach 2.83 solo es sostenible por períodos cortos debido al riesgo de sobrecalentamiento y daño estructural, y su dependencia de grandes cantidades de combustible limita su autonomía en misiones prolongadas. En contraste, el F-15 puede mantener velocidades subsónicas durante más tiempo y realizar maniobras complejas, lo que lo hace más adaptable en escenarios de combate dinámicos. Además, la flota de F-15, con más de 900 unidades en servicio global, supera en número y disponibilidad a los MiG-31, cuya producción cesó en 1994 con 519 unidades fabricadas.

Históricamente, el MiG-31 no ha participado en combates aéreos significativos, enfocándose en misiones de patrulla y disuasión. Por su parte, el F-15 ha sido probado en conflictos reales, incluyendo la Guerra del Golfo de 1991, donde derribó 34 aviones iraquíes, incluyendo MiG-23 y Su-22, sin pérdidas propias. Esta experiencia operativa refuerza la reputación del F-15 como un caza versátil, capaz de adaptarse a múltiples roles, mientras que el MiG-31 permanece especializado en intercepciones de alta velocidad.
Contexto tecnológico y estratégico
El desarrollo del MiG-31 respondió a la necesidad soviética de contrarrestar amenazas de alta velocidad y altitud, como el B-1 Lancer y los misiles de crucero estadounidenses. Su prototipo, el Ye-155MP, voló por primera vez en 1975, y la producción comenzó en 1979 en la planta de Sokol. A diferencia del MiG-25, que usaba acero inoxidable en su estructura, el MiG-31 incorporó materiales más ligeros, mejorando su rendimiento a baja altitud, donde puede alcanzar Mach 1.25. Sin embargo, su diseño sigue siendo menos flexible que el del F-15, que fue concebido para dominar el campo de batalla aéreo en múltiples escenarios.
El F-15, seleccionado por la Fuerza Aérea de EE. UU. en 1969 tras competir contra propuestas de Fairchild Republic y North American Rockwell, entró en servicio en 1976. Su diseño se benefició de las lecciones de la Guerra de Vietnam, donde la maniobrabilidad resultó crítica frente a cazas soviéticos como el MiG-21. Con un fuselaje que actúa como superficie de sustentación y un canopy de burbuja que mejora la visibilidad, el F-15 ofrece ventajas ergonómicas y tácticas que el MiG-31, con su cabina de dos tripulantes, no iguala. Además, la modernización continua del F-15, con sistemas como el ZAP para misiles AIM-120, lo mantiene competitivo frente a amenazas modernas.
En términos estratégicos, el MiG-31 sigue siendo una herramienta clave para Rusia, con planes de mantenerlo en servicio hasta 2030 mediante extensiones de vida útil de 2.500 a 3.500 horas de vuelo, según el Ministerio de Defensa Ruso en 2020. Sin embargo, su número reducido y la falta de nuevos ejemplares limitan su impacto frente a la flota global de F-15, que incluye operadores como Israel, Japón y Arabia Saudita. La capacidad del F-15 para integrarse en operaciones conjuntas de la OTAN, junto con su historial operativo, lo posiciona como un activo más adaptable en conflictos contemporáneos.