Aunque Rusia presentó el MiG-35 como un rival del F-35, su despliegue sigue siendo mínimo. Con menos de una docena de unidades operativas, el caza ha sido eclipsado por los modelos Sukhoi.
El MiG-35 prometía revolucionar la aviación rusa, pero quedó rezagado
Promocionado como un caza de generación 4,5+, el MiG-35 fue presentado como un competidor directo del F-35 Lightning II de Lockheed Martin. Sin embargo, su desempeño en el mercado y en la Fuerza Aérea Rusa ha sido limitado.
Con más de 1.100 días de guerra en Ucrania, el MiG-35 sigue ausente en la guerra, lo que refuerza la percepción de que no cumple con las expectativas operativas. Mientras tanto, cazas como el Su-35 y el Su-57 han sido priorizados por Moscú.
El MiG-35, basado en el diseño del MiG-29, integra dos motores Klimov RD-33MK, que proporcionan 19.800 libras (88 kN) de empuje con postcombustión y una velocidad de Mach 2,25 (2.760 km/h). Además, su radar Zhuk-AE AESA puede rastrear 30 objetivos y atacar seis simultáneamente.
El caza cuenta con nueve puntos de anclaje para misiles como el R-77 y el Kh-38, junto con una capacidad de carga útil de 15.400 libras (7.000 kg). A pesar de estas características, su escaso despliegue lo ha relegado a un papel secundario dentro de la aviación rusa.

El MiG-35 ha fracasado en el mercado internacional
A diferencia del F-35, que ha sido producido en más de 1.000 unidades y opera en múltiples países, el MiG-35 apenas ha superado la docena de unidades entregadas. Informes sugieren que entre 6 y 10 aviones están en servicio desde su entrada en operación en 2019.
Intentos de exportarlo a India, Egipto y Malasia no han tenido éxito. Mientras cazas como el Su-30 y el Rafale francés han encontrado compradores internacionales, el MiG-35 ha sido ignorado.
Dentro de Rusia, la preferencia por los modelos Sukhoi ha sido evidente. El Su-35, con un radio de combate de 1.600 km y una carga útil de 17.630 libras (8.000 kg), supera al MiG-35 en alcance y capacidad. Por su parte, el Su-57, a pesar de su producción limitada, representa la apuesta rusa por la quinta generación.
Esta falta de demanda ha dejado al MiG-35 en un limbo. Aunque diseñado como una evolución del MiG-29K, no ha logrado posicionarse como un caza estratégico dentro de la Fuerza Aérea Rusa.
Datos clave sobre el MiG-35 y su limitada adopción
- Velocidad máxima: Mach 2,25 (2.760 km/h).
- Empuje: 19.800 libras (88 kN) con postcombustión.
- Radar: Zhuk-AE AESA, con capacidad de rastreo de 30 objetivos.
- Carga útil: 15.400 libras (7.000 kg) en nueve puntos de anclaje.
- Unidades operativas: Entre 6 y 10 en la Fuerza Aérea Rusa.
- Comparación con el F-35: No tiene furtividad total ni interoperabilidad con aliados.
- Preferencia rusa: Sukhoi Su-35 y Su-57 han sido priorizados.

Limitaciones técnicas y económicas han frenado su desarrollo
A pesar de contar con un radar AESA y motores mejorados, el MiG-35 ha enfrentado problemas técnicos. Su radar Zhuk-AE ha tenido fallos de fiabilidad y retrasos en su implementación, afectando su competitividad.
Sus motores RD-33MK, basados en los del MiG-29, carecen de la eficiencia de los propulsores del F-35 o el Su-57. Estas deficiencias han reducido su atractivo tanto para Rusia como para potenciales compradores internacionales.
La crisis económica y las sanciones desde 2022 han limitado aún más la inversión en el MiG-35. Con menos de 12 unidades fabricadas en más de una década, su producción ha sido mínima en comparación con los cientos de F-35 desplegados a nivel global.
El costo de la guerra en Ucrania ha redirigido los recursos hacia modelos más avanzados y con mejor rendimiento en combate. Como resultado, el MiG-35 ha quedado al margen de los planes estratégicos de Moscú.
Su ausencia en combate refuerza las dudas sobre su viabilidad
Mientras cazas como el Su-34 y el Su-35 han sido desplegados en Ucrania, el MiG-35 no ha sido utilizado en misiones clave. Su falta de pruebas en combate indica que Rusia no confía en su capacidad operativa.

En teoría, el MiG-35 cuenta con elementos que podrían hacerlo competitivo: maniobrabilidad avanzada gracias a sus toberas vectoriales, un radar AESA moderno y sistemas de guerra electrónica.
No obstante, el F-35 sigue teniendo ventajas significativas, como su furtividad total, integración de sensores y su interoperabilidad con otras fuerzas aliadas. La producción masiva del F-35 y su experiencia en combate refuerzan su dominio frente al MiG-35.
Si realmente fuera el rival del F-35 que Rusia afirmó, el MiG-35 habría sido utilizado en Ucrania. Su ausencia y la preferencia por modelos Sukhoi confirman que ni siquiera Moscú lo considera una opción prioritaria.
El MiG-35: un caza atrapado entre expectativas y realidad

Presentado como un avión revolucionario, el MiG-35 no ha cumplido con las promesas iniciales. Con especificaciones avanzadas, parecía una alternativa viable, pero su baja producción y su nula participación en combate lo han dejado en un segundo plano.
Frente a competidores como el F-35, el MiG-35 se ha quedado atrás en tecnología, producción y despliegue operativo. La falta de interés internacional y la prioridad rusa hacia Sukhoi lo han relegado a un papel marginal.
El MiG-35, concebido como el “asesino del F-35”, ha terminado siendo un caza que ni Rusia quiere desplegar, una muestra de que el marketing no es suficiente para convertir un proyecto en un éxito militar.