Japón recibe críticas de Washington y el Mossad por su alianza con Europa en el desarrollo del caza de sexta generación del GCAP.
Presión diplomática sobre Japón por el Programa Aéreo de Combate Global
Tokio enfrenta una creciente presión diplomática y estratégica de Estados Unidos y Israel, particularmente de la agencia de inteligencia Mossad, debido a su decisión de colaborar con Reino Unido e Italia en el Programa Aéreo de Combate Global (GCAP), según informó Intelligence Online el 22 de mayo de 2025. Este programa, iniciado en 2022, busca desarrollar un avión de combate de sexta generación con capacidades furtivas, inteligencia artificial avanzada y sistemas de armas de energía dirigida, con un objetivo de entrada en servicio para 2035. La decisión de Japón de priorizar esta alianza europea sobre una dependencia tecnológica estadounidense ha generado tensiones significativas, reflejando una lucha por la influencia en la industria de defensa global.
El GCAP representa una fusión del programa japonés Mitsubishi F-X con el proyecto británico Tempest, liderado por BAE Systems, y la participación italiana a través de Leonardo. Este esfuerzo trilateral se formalizó con la firma de un tratado en diciembre de 2023, estableciendo la Organización Internacional Gubernamental del GCAP (GIGO), con sede en el Reino Unido. La colaboración apunta a producir alrededor de 350 cazas para reemplazar flotas como los Eurofighter británicos e italianos y los aviones de combate japoneses, con un enfoque en la soberanía tecnológica y la flexibilidad operativa de cada nación.
Washington, aunque cauteloso en su retórica pública, ha expresado su descontento por la decisión de Japón de no alinearse exclusivamente con tecnologías estadounidenses, como el programa F-35 o el Next Generation Air Dominance (NGAD). Fuentes de Intelligence Online indican que Estados Unidos ve esta movida como un desafío a su hegemonía en la región Indo-Pacífica y en el mercado global de defensa. La preocupación estadounidense se intensifica ante la posibilidad de que Japón exporte los cazas del GCAP a países como Australia, India o Canadá, lo que podría reducir la dependencia de estos aliados de los sistemas estadounidenses.
Por su parte, Israel y el Mossad han adoptado una postura más directa, especialmente en respuesta a rumores sobre una posible incorporación de Arabia Saudita al GCAP. Una célula de enlace del Mossad en Tokio emitió una advertencia severa, según Intelligence Online, reflejando la sensibilidad de Israel hacia cualquier colaboración que involucre a Riad, debido a preocupaciones sobre la seguridad regional y la ventaja militar cualitativa de Israel en Oriente Medio. Esta presión se produce en un contexto donde Arabia Saudita ha buscado activamente participar en el GCAP, aprovechando su capacidad financiera, aunque Japón ha insistido en que cualquier nuevo socio debe recibir la aprobación unánime de los tres miembros actuales.
Datos clave sobre el Programa Aéreo de Combate Global
- Inicio del programa: Lanzado en diciembre de 2022, fusionando los programas Tempest (Reino Unido) y F-X (Japón), con Italia como tercer socio.
- Empresas principales: BAE Systems (Reino Unido), Leonardo (Italia) y Mitsubishi Heavy Industries (Japón) lideran el desarrollo industrial.
- Producción estimada: Se planea fabricar 350 cazas para 2035, según Airforce Technology.
- Exportaciones potenciales: Japón ha invitado a India y Australia, mientras Canadá explora su participación, según EurAsian Times y Global Defense Corp.
- Inversión inicial: La fase 1B del programa cuenta con un contrato de 3.85 mil millones de euros hasta 2026, según The Aviationist.
Tensiones internas y expansión del GCAP
La presión externa sobre Japón se suma a las tensiones internas dentro del propio GCAP. En abril de 2025, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, acusó al Reino Unido de retener tecnologías clave, lo que calificó como “narcisismo tecnológico”, según Reuters. Esta crítica subraya los desafíos de coordinar un proyecto multinacional donde cada país busca maximizar su retorno industrial y tecnológico. A pesar de estas fricciones, los tres socios han avanzado en la creación de una empresa conjunta industrial, formada por BAE Systems, Leonardo y Japan Aircraft Industrial Enhancement Co. (JAIEC), para supervisar el diseño y la producción.
Japón también ha enfrentado dificultades en sus esfuerzos por expandir el GCAP. En abril de 2025, el ministro de Defensa saudí canceló abruptamente una visita a Osaka, lo que frustró los intentos de Tokio de gestionar las expectativas de Riad sobre una posible asociación a largo plazo, según Intelligence Online. Esta cancelación refleja las complejidades diplomáticas de incluir a nuevos socios, especialmente cuando existen objeciones de aliados clave como Israel. Además, Japón ha explorado la incorporación de India, con una delegación oficial visitando Nueva Delhi en febrero de 2025 para presentar el programa, según Kyodo News. Sin embargo, India aún no ha confirmado su participación, lo que indica una cautela estratégica frente a las implicaciones regionales.
La inclusión de otros países, como Australia y Canadá, también está en discusión. Australia, que actualmente depende de los F-35A y planea reemplazar sus F/A-18F Super Hornets para la década de 2030, recibió una presentación del GCAP en el Avalon Airshow de 2025, según Global Defense Corp. Canadá, por su parte, ha debatido en comités parlamentarios la posibilidad de diversificar sus opciones más allá de los sistemas estadounidenses, según UK Defence Journal. Estas conversaciones reflejan el atractivo global del GCAP, pero también la dificultad de equilibrar los intereses de los socios existentes con las demandas de nuevos participantes.
Contexto estratégico y rivalidades tecnológicas
El GCAP no solo compite con el programa estadounidense NGAD, sino también con el Sistema de Combate Aéreo Futuro (FCAS) europeo, liderado por Francia, Alemania y España. El FCAS, que enfrenta sus propios desafíos de financiación y gobernanza, está rezagado cinco años detrás del GCAP, con una entrada en servicio prevista para 2040, según The Aviationist. Esta rivalidad tecnológica subraya la importancia del GCAP como un esfuerzo para garantizar la autonomía estratégica de sus socios, especialmente en un contexto de incertidumbre sobre la fiabilidad de Estados Unidos como proveedor de defensa, según 19FortyFive.
Para Japón, el GCAP es una oportunidad para consolidar su posición como líder en la seguridad del Indo-Pacífico, especialmente frente al avance de programas chinos como el J-36, un concepto de caza de sexta generación presentado en abril de 2025, según Bulgarian Military. La colaboración con Reino Unido e Italia también permite a Japón diversificar sus asociaciones de defensa, reduciendo su dependencia histórica de Estados Unidos. Sin embargo, esta estrategia ha provocado una reacción significativa, con Washington y el Mossad ejerciendo presión para reafirmar su influencia.
La situación actual refleja la complejidad de las alianzas internacionales en el desarrollo de tecnologías de defensa. Mientras Japón avanza en el GCAP, debe navegar no solo las tensiones con Estados Unidos e Israel, sino también las expectativas de sus socios europeos y los intereses de posibles nuevos miembros. El programa, con su ambicioso cronograma y su enfoque en la innovación tecnológica, se posiciona como un punto de inflexión en la carrera global por la supremacía aérea, pero su éxito dependerá de la capacidad de Tokio para gestionar estas presiones diplomáticas y estratégicas.