Hablemos del llamado caza furtivo de quinta generación, el Su-75. Un avión que, para empezar, todavía no ha conseguido despegar.
En el mundo del diseño y la tecnología, el número 75 ha tenido su buena dosis de fama y, hasta cierto punto, de glamour. Yo mismo tengo un vínculo peculiar con este número, desde mi año de nacimiento hasta detalles nostálgicos como el número de placa de un querido compañero. Pero, oh sorpresa, los rusos han decidido mancillar este emblemático número al adjudicárselo a su última “creación”, el avión de guerra Sukhoi Su-75 “Checkmate”, un proyecto que, hasta ahora, se perfila más como un derroche monumental que una proeza de la ingeniería.
Su-75: La maqueta “furtiva”
Hablemos del llamado caza furtivo de quinta generación, el Su-75. Un avión que, para empezar, todavía no ha conseguido despegar en su vuelo inaugural. La primera vez que se presentó ante el mundo, fue en el Salón Aeronáutico de Dubai 2021, acompañado de una campaña de marketing tan ostentosa que incluía hasta perfumes. Sí, has leído bien, perfumes. Un esfuerzo desesperado por seducir a una audiencia que probablemente esperaba algo más que un desfile de maquetas y aromas.
En teoría, este avión es la gran apuesta de Rusia, su primer intento de desarrollar un caza monomotor desde que la Unión Soviética pasó a mejor vida. Por tres décadas, los rusos se han conformado con los cazas bimotores, basándose en diseños que ya huelen a naftalina. Pero aquí viene lo bueno: a pesar de pretender ser una maravilla tecnológica, un experto del Royal United Services Institute británico lo describió como un “sucesor espiritual” del MiG-21. Sí, ese mismo MiG-21 que debutó cuando Elvis aún sacudía las caderas.
Las especificaciones del Su-75 en papel suenan impresionantes: una longitud de 49.2 pies, envergadura de 32.8 pies, y demás datos que podrían hacer salivar a cualquier aficionado. Pero, como sabemos, entre el papel y la realidad hay un abismo que, en este caso, parece más grande que el espacio aéreo ruso. En resumen, este caza, hasta ahora, parece ser más un capricho mal ejecutado que un hito en la aviación. Una lástima por el número 75, que merecía algo mucho mejor.
Su-75: El juguete del ludópata siniestro Putin
Allá por junio de 2022, cuando me aventuré por primera vez en el pantanoso terreno del Su-75, había un murmullo, un titileo de esperanza, de que el famoso Checkmate podría seducir a unos cuantos clientes extranjeros de peso, con India y Vietnam a la cabeza. Los medios indios, en un frenesí de anticipación, parecían estar al borde de un colapso emocional por este avión.
Veamos el caso de julio de 2021: la revista india The Week sacaba pecho con una cita de Yury Borisov, entonces viceprimer ministro ruso y ahora capitán del barco Roscosmos. Borisov hacía malabares con palabras, prometiendo que el Checkmate sería el nuevo juguete favorito de países africanos, India y Vietnam. Hablaba de “al menos 300 aviones” como si fueran pan caliente. Pero incluso en aquel entonces, un autor anónimo, quizá con más pies en la tierra, señalaba los inmensos obstáculos para el Su-75 en su camino hacia la aprobación de la Fuerza Aérea India. Sobrecostes, problemas en el desarrollo, y la competencia de los proyectos locales MWF y AMCA, eran como enormes rocas en el zapato del Checkmate.
La ironía es que el Checkmate, con todas sus promesas, ni siquiera estaba listo para entrar en la competencia de la Fuerza Aérea India por 114 aviones de combate, una lucha de titanes entre compañías de EE. UU., Rusia y Europa. Para atraer la atención de la Fuerza Aérea India, el Checkmate necesitaba algo más que buenas intenciones y promesas vacías.
Ni la guerra en Ucrania impulsó el interés por el Su-75
Ahora, si nos catapultamos al presente, con Rusia enredada en su “operación militar especial” en Ucrania, esos compradores extranjeros siguen siendo una fantasía. India, aunque sigue jugando al ajedrez diplomático con Rusia, parece mucho más encantada con sus propios juguetes, los programas MWF y AMCA. En cuanto a Vietnam, aunque esto es solo una suposición, me atrevo a decir que los líderes de Hanoi no deben estar demasiado emocionados con la creciente camaradería de Rusia con China, su adversario de antaño.
Vietnam, en su eterna danza con el dragón chino, está coqueteando con Estados Unidos, su antiguo némesis. Y en este juego de alianzas, la idea de que Vietnam abrace un proyecto ruso de la magnitud del Su-75 es, por decir lo menos, una jugada que podría hacer saltar por los aires su acercamiento a Washington. ¡Qué dilema! ¿Optar por un juguete ruso que aún no ha demostrado su valía o mantener la buena cara con los estadounidenses?
Ahora, hablemos de las ventas internacionales del Su-75, un tema que se vuelve más risible con las sanciones internacionales que pesan sobre Rusia. Prohibido comerciar en dólares y sin acceso a semiconductores europeos, ¿cómo planean los rusos vender este avión? ¿Intercambiándolo por camellos y especias?
Su-75: El modelo a escala que a nadie le interesa comprar
Peter Suciu sugiere, no sin cierto escepticismo, que el Checkmate podría captar interés en Oriente Medio, mencionando a los EAU e Irán como posibles compradores. Pero, seamos realistas, esto se basa en la fantasiosa suposición de que Rusia, con o sin dinero extranjero, logre que el Su-75 sea algo más que un modelo a escala. Las previsiones más optimistas hablan de una producción en serie para 2027, pero entre nosotros, apostaría a que no veremos a este caza en acción hasta la década de 2030. Para entonces, los cazas de sexta generación de EE. UU., Europa y Japón estarán surcando los cielos, mientras que el Checkmate seguirá siendo un proyecto en papel, una promesa hueca en el gran teatro de la aviación militar.
Así que, ahí lo tienen, el Checkmate sigue siendo un enigma envuelto en un rompecabezas. ¿Podrá alguna vez despegar este proyecto, tanto literal como figurativamente, o quedará como un sueño irrealizado en los hangares rusos? Sigan atentos, amigos, porque esta historia aún no ha terminado.
El Su-75 “Checkmate” está diseñado para ser un caza furtivo de quinta generación. Aunque aún no ha volado, sus especificaciones en papel incluyen tecnología avanzada y capacidades de sigilo, características esenciales para los cazas de esta generación. Sin embargo, aún está por verse si cumple con estas promesas en la práctica.
El Sukhoi Su-75 “Checkmate” tiene una longitud de 49.2 pies y una envergadura de 32.8 pies. Estas dimensiones sugieren un avión de tamaño considerable, lo que podría impactar en su rendimiento y capacidades operativas.
Las ventas internacionales del Su-75 se ven afectadas negativamente por las sanciones internacionales contra Rusia, especialmente debido a las restricciones en el comercio de dólares y el acceso a semiconductores europeos. Estos factores complican significativamente las posibilidades de Rusia de comercializar el avión a nivel global.
En el mercado indio, el Su-75 enfrenta desafíos significativos como sobrecostes, problemas en el desarrollo, y la competencia de proyectos locales como el MWF y el AMCA. Estos factores representan obstáculos considerables para su aceptación por parte de la Fuerza Aérea India.
Algunos expertos han descrito al Su-75 “Checkmate” como un sucesor espiritual del MiG-21, un avión de una era anterior. Esta comparación sugiere escepticismo sobre la capacidad del Su-75 para igualar las expectativas tecnológicas modernas de un caza de quinta generación.