El acuerdo de defensa entre Reino Unido y UE, firmado el 19 de mayo, promete cooperación, pero analistas critican su falta de claridad.
Nuevo pacto de defensa entre Reino Unido y UE: un primer paso sin detalles
El 19 de mayo de 2025, el Reino Unido y la Unión Europea formalizaron un acuerdo de defensa y seguridad en la primera cumbre UK-UE tras el Brexit, celebrada en Londres. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, describió el pacto como un “primer paso” que “abre la puerta hacia la adquisición conjunta” en programas de defensa europeos. Sin embargo, analistas destacan que el acuerdo, aunque ambicioso en su retórica, carece de detalles específicos para garantizar una cooperación efectiva a nivel político e industrial, en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas.
El gobierno británico afirmó que el acuerdo ampliará la colaboración en áreas clave como seguridad marítima, iniciativas de defensa, tecnologías disruptivas y exploración espacial. Según el primer ministro Keir Starmer, el pacto busca fortalecer los lazos con la UE ante amenazas comunes, como la agresión rusa en Ucrania y la inestabilidad global. No obstante, expertos como Ed Arnold, investigador principal en el Royal United Services Institute (RUSI), señalan que el acuerdo no cumple las expectativas establecidas, especialmente en lo que respecta a la cooperación industrial en defensa.
Arnold subrayó que la Asociación de Seguridad y Defensa (SDP) omite propuestas concretas para la colaboración industrial, un aspecto crítico dado el “urgente” impulso necesario para la capacidad de defensa europea frente a la agresión rusa y la incertidumbre sobre el apoyo de Estados Unidos. Esta ausencia de claridad genera dudas sobre la capacidad del pacto para abordar las necesidades estratégicas de ambas partes en un entorno de seguridad cada vez más volátil.
El acuerdo también promete facilitar el acceso de empresas británicas, como BAE Systems y Rolls-Royce, al fondo Security Action for Europe (SAFE), un programa de préstamos de 150.000 millones de euros destinado a financiar adquisiciones de defensa. Sin embargo, los detalles sobre cómo y cuándo podrán acceder a estos fondos permanecen vagos, lo que limita el entusiasmo inicial del sector industrial británico.
Detalles clave del fondo SAFE y la industria de defensa
- Monto del fondo: El SAFE ofrece 150.000 millones de euros en préstamos para adquisiciones conjuntas de defensa hasta finales de la década.
- Empresas beneficiadas: BAE Systems podría liderar contratos de municiones avanzadas, mientras que Rolls-Royce podría suministrar motores híbrido-eléctricos para flotas navales.
- Competencia: El Reino Unido competirá con los 27 Estados miembros de la UE por el acceso a los fondos, lo que podría retrasar su participación.
- Reembolso: Los fondos SAFE son préstamos, no subvenciones, lo que plantea interrogantes sobre su atractivo para el Reino Unido.
- Proyectos conjuntos: Empresas como Rheinmetall y Leonardo ya colaboran en tanques y sistemas no tripulados, marcando el camino para futuras alianzas.
Propuesto en marzo de 2025 como parte del plan Readiness 2030, el fondo SAFE busca permitir a los Estados miembros de la UE aumentar sus inversiones en defensa mediante adquisiciones conjuntas, logrando economías de escala. La iniciativa responde a la necesidad de reducir la dependencia de proveedores no europeos, especialmente en un contexto de crecientes tensiones con Rusia y dudas sobre el compromiso financiero de Estados Unidos. No obstante, Peter Magill, analista de Shephard, advirtió que el acceso del Reino Unido a estos fondos no está garantizado, ya que deberá competir con los Estados miembros de la UE y cumplir con requisitos específicos.
Magill señaló que los 150.000 millones de euros del fondo SAFE representan un avance, pero su impacto real dependerá de la cantidad asignada y de la capacidad del Reino Unido para presentar solicitudes competitivas. Además, al tratarse de préstamos reembolsables, el gobierno británico deberá evaluar cuidadosamente los costos a largo plazo antes de comprometerse. Esta incertidumbre ha llevado a algunos analistas a considerar el acuerdo como un paso positivo, pero insuficiente para las necesidades inmediatas de la industria de defensa británica.
El creciente interés europeo por las empresas conjuntas en defensa refleja una tendencia más amplia hacia la autonomía estratégica. Ejemplos recientes incluyen la colaboración entre Rheinmetall y Leonardo para desarrollar tanques de batalla principales, la asociación de Rheinmetall con ICEYE para satélites y el acuerdo entre Leonardo y Baykar para sistemas aéreos no tripulados. Estas iniciativas demuestran el impulso hacia una mayor integración industrial, pero el Reino Unido aún enfrenta obstáculos para integrarse plenamente en estos esfuerzos debido a su estatus fuera de la UE.
A pesar de las limitaciones del pacto, el Reino Unido mantiene sólidas relaciones bilaterales con varios países de la UE, lo que podría compensar la falta de detalles en el acuerdo con la UE. El Acuerdo Trinity House con Alemania, firmado en octubre de 2024, impulsa la cooperación en misiles de precisión de largo alcance y sistemas no tripulados. Asimismo, el Reino Unido participa en la Organización para la Cooperación Conjunta en Armamento (OCCAR), junto con Francia, Alemania e Italia, en proyectos como el avión de transporte A400M y el vehículo blindado Boxer. Estas alianzas ofrecen al Reino Unido vías alternativas para fortalecer su industria de defensa sin depender exclusivamente del fondo SAFE.
Cooperación existente y desafíos políticos
El Reino Unido ya colabora con países europeos en proyectos estratégicos fuera del marco de la UE. Por ejemplo, participa en el Global Combat Air Programme (GCAP) con Italia y Japón, y en el programa de misiles FC/ASW con Francia. Estas iniciativas sugieren que las adquisiciones de defensa más significativas del Reino Unido podrían seguir desarrollándose fuera del ámbito de la UE, como señaló Ed Arnold. Según el analista, la flexibilidad de los acuerdos bilaterales y multilaterales permite al Reino Unido avanzar en sus objetivos de defensa sin las restricciones de coordinarse con los 27 miembros de la Agencia Europea de Defensa (EDA).
Sin embargo, el acuerdo UK-UE enfrenta desafíos políticos. Francia ha expresado reservas sobre la participación de países no pertenecientes a la UE en programas de defensa europeos, priorizando el control estratégico de la UE. Aunque países como Alemania, Polonia y los nórdicos abogan por la inclusión del Reino Unido, la resistencia francesa podría limitar el alcance de la participación británica en el fondo SAFE. Además, en el Reino Unido, el partido Reform UK ha criticado el acercamiento a la UE, lo que podría complicar la ratificación del pacto si gana influencia política.
El pacto también llega en un momento de creciente preocupación por la seguridad europea. La High Representative de la UE, Kaja Kallas, destacó que el acuerdo refleja una “responsabilidad compartida” frente a amenazas comunes, como la guerra en Ucrania y las tácticas híbridas de Rusia. La UE busca mejorar la interoperabilidad de sus fuerzas armadas y cerrar brechas militares, pero la falta de proyectos conjuntos específicos en el pacto podría retrasar estos objetivos.
El acuerdo incluye un compromiso para explorar “rápidamente” oportunidades de cooperación en el marco del fondo SAFE, según el documento Common Understanding firmado en la cumbre. Sin embargo, Ursula von der Leyen aclaró que se necesitará un “segundo paso” de negociaciones para definir la participación británica en las adquisiciones conjuntas, lo que indica que los beneficios inmediatos para la industria británica podrían ser limitados.
Contexto geopolítico y perspectivas futuras
El acuerdo UK-UE se enmarca en un esfuerzo más amplio de la UE para asumir mayor “responsabilidad estratégica” en defensa, como ha resaltado Von der Leyen en múltiples ocasiones. La UE ha incrementado su presupuesto de defensa, pasando de un proyecto piloto de 1,5 millones de euros en 2015 a 7.300 millones de euros para el European Defence Fund (EDF) entre 2021 y 2027. Además, se han asignado 1.760 millones de euros para movilidad militar y 810 millones de euros para la producción de municiones. Estas inversiones reflejan la urgencia de fortalecer la industria de defensa europea frente a las lecciones aprendidas de la guerra en Ucrania.
El fondo SAFE, con su enfoque en préstamos para adquisiciones conjuntas, busca complementar estas iniciativas al permitir a los Estados miembros invertir en capacidades prioritarias, como comunicaciones satelitales seguras y sistemas de alerta temprana. Sin embargo, la exclusión inicial de países no pertenecientes a la UE, como el Reino Unido y Estados Unidos, subraya el objetivo de la UE de priorizar su industria de defensa, lo que podría complicar la integración de empresas británicas.
En el Reino Unido, el acuerdo ha generado reacciones mixtas. Kevin Craven, CEO de ADS Group, calificó el pacto como un “desarrollo positivo”, pero expresó preocupación por la falta de detalles específicos. Craven señaló que, aunque el acuerdo allana el camino para la participación en el fondo SAFE, las empresas británicas necesitan claridad sobre los términos y plazos para planificar sus inversiones.
Por su parte, Gordon Woodward, director de M&E Global, destacó el potencial del pacto para mejorar la coordinación en movilidad militar y la respuesta a crisis, pero destacó la necesidad de corredores de tránsito eficientes para facilitar el movimiento transfronterizo de personal y equipos. Estas mejoras logísticas son esenciales para garantizar respuestas rápidas a amenazas emergentes, pero requieren una implementación detallada que el acuerdo actual no aborda.
En el contexto más amplio, el pacto UK-UE marca un esfuerzo por superar las tensiones post-Brexit y construir una relación más pragmática. La Sanitary and Phytosanitary (SPS) área acordada en la misma cumbre, que reduce barreras al comercio de productos agrícolas, complementa el pacto de defensa al fomentar un clima de confianza. Sin embargo, la falta de un cronograma claro para las próximas negociaciones sobre el fondo SAFE y la cooperación industrial plantea interrogantes sobre la capacidad del acuerdo para cumplir sus objetivos a corto plazo.