El Pentágono reasigna fondos al F-47 de Boeing, y retrasa el F/A-XX de la Armada para evitar demoras en ambos programas de cazas de sexta generación.
Pentágono reorienta fondos hacia el caza F-47 de la Fuerza Aérea
El Pentágono decidió priorizar el desarrollo del caza furtivo F-47, adjudicado a Boeing Co. en marzo de 2025, sobre el programa de la Armada para su caza de próxima generación, el F/A-XX. El Departamento de Defensa solicitó al Congreso reasignar 500 millones de dólares destinados al desarrollo acelerado del F/A-XX hacia el F-47, argumentando que avanzar simultáneamente en ambos programas podría generar retrasos significativos. Esta decisión se produce tras la adjudicación del contrato del F-47 a Boeing, superando a Lockheed Martin, para reemplazar la flota de aproximadamente 185 F-22 Raptor de la Fuerza Aérea. El F-47, parte del programa Next Generation Air Dominance (NGAD), integrará capacidades avanzadas de sigilo, fusión de sensores y ataque de largo alcance, con un radio de combate superior a 1,000 millas náuticas.
El Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes incluyó inicialmente los 500 millones de dólares para el F/A-XX en un paquete de reconciliación de 3.9 billones de dólares enviado al Senado. Sin embargo, el Pentágono busca redirigir estos fondos para acelerar el F-47, argumentando que el desarrollo escalonado del F/A-XX permitirá una mayor madurez técnica y aliviará las limitaciones en la capacidad industrial. El Comité de Servicios Armados del Senado, liderado por republicanos, respondió incrementando los fondos para el F/A-XX a 750 millones de dólares en su versión del proyecto de ley de reconciliación, rechazando la solicitud del Pentágono.
Boeing y Northrop Grumman compiten por el contrato del F/A-XX, que reemplazará al F/A-18 Super Hornet, un caza de cuarta generación en servicio desde la década de 1990. La Armada busca un caza de sexta generación con mayor alcance, sigilo avanzado, compatibilidad con drones y capacidades de red habilitadas por inteligencia artificial. Lockheed Martin fue eliminado de la competencia del F/A-XX debido a dificultades para cumplir con los requisitos de radar y aterrizaje en portaaviones.
El F-47, diseñado para operar junto a drones Collaborative Combat Aircraft (CCA), incorpora motores avanzados y control de drones, posicionándolo como el núcleo de un sistema de combate aéreo integrado. La Fuerza Aérea planea adquirir más de 185 unidades para finales de la década, con un enfoque en contrarrestar amenazas emergentes, particularmente en el Indo-Pacífico. Por su parte, el F/A-XX busca un aumento del 25% en el alcance respecto al F-35C, estimado en unas 850 millas náuticas, para operar desde portaaviones.
Datos clave sobre el F-47 y el F/A-XX
- El F-47 cuenta con un radio de combate de más de 1,000 millas náuticas, superando a los cazas actuales de la Fuerza Aérea.
- El F/A-XX busca un alcance de unas 850 millas náuticas, un 25% más que el F-35C.
- Boeing invirtió 2 mil millones de dólares en expandir su planta en St. Louis, Missouri, para la producción del F-47.
- El F-35, sistema de armas más costoso de EE. UU., acumula costos estimados en 2 billones de dólares durante su ciclo de vida.
- La Armada espera que el F/A-XX entre en la fase de Ingeniería, Manufactura y Diseño (EMD) en 2025.
Competencia entre Boeing y Northrop Grumman por el F/A-XX
La competencia por el F/A-XX se centra en Boeing y Northrop Grumman, tras la exclusión de Lockheed Martin en marzo de 2025. Boeing, con experiencia en el F/A-18 Super Hornet, y Northrop Grumman, fabricante del F-14 Tomcat, ofrecen propuestas que priorizan sigilo, velocidad, maniobrabilidad y compatibilidad con drones. El F/A-XX debe integrarse con F-35 y aviones de cuarta generación, además de sistemas de mando y control basados en portaaviones. La decisión sobre el contrato, inicialmente esperada en 2025, enfrenta posibles demoras de hasta tres años debido a preocupaciones sobre la capacidad de ingeniería y producción.
El F-47 ha avanzado con pruebas de prototipos durante casi cinco años, incluyendo cientos de horas de vuelo de aviones experimentales X-planes. Estas pruebas han validado conceptos de tecnología avanzada. Por el contrario, el F/A-XX aún enfrenta desafíos técnicos, lo que ha llevado al Pentágono a recomendar un enfoque secuencial para evitar cuellos de botella en la base industrial. Boeing superó a Lockheed Martin en la competencia del F-47, en parte debido a su propuesta de mayor valor general, a pesar de los problemas recientes de Boeing con programas como el KC-46, el T-7 y el MQ-25.
El F-35, desarrollado por Lockheed Martin, enfrenta críticas por retrasos en actualizaciones de software, problemas con repuestos y baja preparación para misiones, lo que ha elevado sus costos a 2 billones de dólares durante su ciclo de vida. Estas dificultades han influido en la decisión de diversificar los contratos de cazas de sexta generación, evitando un monopolio de Lockheed Martin. El F-47 y el F/A-XX comparten tecnologías desarrolladas bajo el programa NGAD, permitiendo compatibilidad a nivel de arquitectura, aunque no son un programa conjunto como el F-35.
El Comité de Servicios Armados de la Cámara insiste en mantener los fondos para el F/A-XX, argumentando que la Armada no ha proporcionado nueva información que justifique redirigirlos. El programa busca un caza con mayor capacidad de combustible, armamento y potencia de cómputo, diseñado para operar en entornos de negación de acceso y área (A2/AD).
Impacto en la base industrial y prioridades estratégicas
La priorización del F-47 responde a la necesidad de consolidar recursos en un programa más avanzado en su desarrollo. Boeing ha invertido 2 mil millones de dólares en su planta de St. Louis para respaldar la producción del F-47, que también incluirá la fabricación del F-15EX. Esta inversión busca mantener activa la línea de producción de cazas, especialmente tras los desafíos financieros de Boeing en programas como el KC-46 y el 737 MAX. El F-47 está diseñado para penetrar entornos de alta amenaza, con capacidades de sigilo que lo hacen prácticamente invisible al radar, según declaraciones oficiales.
El F/A-XX, por su parte, enfrenta presiones para avanzar rápidamente debido a la obsolescencia del F/A-18 Super Hornet y la necesidad de mantener superioridad aérea desde portaaviones. La Armada espera que el F/A-XX sea el último caza pilotado, integrando drones avanzados como el MQ-28 Ghost Bat. La demora en su contrato, potencialmente valorado en cientos de miles de millones de dólares a largo plazo, ha generado tensiones entre la Armada, el Congreso y el Pentágono. La fase inicial de Ingeniería, Manufactura y Diseño (EMD) se estima en una cantidad de un solo dígito de miles de millones.
El F-47 y el F/A-XX representan un esfuerzo por mantener la ventaja tecnológica de EE. UU. frente a competidores como China, que desarrolla sus propios cazas de sexta generación. La integración de drones, inteligencia artificial y capacidades de red avanzadas es central en ambos programas. Sin embargo, las limitaciones en la capacidad industrial y las cadenas de suministro especializadas complican la ejecución simultánea de ambos proyectos, lo que ha llevado al Pentágono a priorizar el F-47 para garantizar su entrada en servicio antes del fin de la década.
El Congreso, especialmente el Comité de Servicios Armados del Senado, ha mostrado resistencia a la reasignación de fondos, incrementando el presupuesto del F/A-XX para acelerar su desarrollo. La resolución de este debate determinará el ritmo de modernización de la aviación militar de EE. UU. en los próximos años.