¿Podrá China construir un caza de combate de sexta generación a corto plazo? El Partido Comunista Chino (PCCh) tiene grandes ambiciones al intentar convertirse en una verdadera superpotencia mundial. Para lograrlo, ha tratado de construir una marina de guerra de clase mundial que proyecte su poder en la región indo-pacífica y más allá. Asimismo, Pekín se ha centrado en el desarrollo de un programa de aviación nacional que no dependa de los diseños soviéticos/rusos.
El resultado ha sido el FC-31 Gyrfalcon, un avión bimotor de quinta generación que se encuentra en fase de prototipo, pero ya se rumorea que China podría estar entre los países que están desarrollando un caza de sexta generación. Dado el estado de los esfuerzos en todo el mundo para diseñar y producir un avión de este tipo, China podría estar enfrentándose a un esfuerzo de Sísifo.
La semana pasada, en el Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough, el Ministerio de Defensa británico anunció que en los próximos cinco años se presentaría un demostrador aéreo del Sistema Aéreo de Combate Futuro (FCAS), también conocido como Tempest. Sin embargo, ese anuncio coincidió con la noticia de que el programa competidor de sexta generación, también conocido como FCAS, liderado por Francia y Alemania, podría correr el riesgo de ser cancelado. Los retrasos en el programa y los desacuerdos sobre la dirección que debe tomar el proyecto se han considerado una gran preocupación.
Incluso se ha rumoreado que las dos iniciativas europeas deberían fusionarse, y los japoneses ya han intentado asociarse con el programa dirigido por el Reino Unido.
¿Dónde queda China en este asunto?
Teniendo en cuenta los progresos que se están realizando -o no se están realizando, según el caso- en Europa, es posible que a China le resulte difícil desarrollar una aeronave de este tipo. A no ser, por supuesto, que emplee a piratas informáticos para “espiar” los detalles de los esfuerzos del FCAS o del programa Next-Generation Air Dominance (NGAD) de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos.
Ya se sospecha que China robó elementos de diseño del Lockheed Martin F-22 Raptor y del F-35 Lightning II. Así pues, aunque Pekín ha pregonado su capacidad para desarrollar aviones modernos en su país, ¡ha recibido “ayuda” de Occidente!
Los informes de un caza chino de sexta generación fueron reportados por primera vez en 2019 por el periódico estatal Global Times, que declaró audazmente: “China no se quedará atrás en la carrera mundial hacia los aviones de combate de sexta generación”. El medio citó además una entrevista con Wang Haifeng, un arquitecto jefe del Instituto de Investigación y Diseño de Aeronaves de Chengdu que participó en el desarrollo del caza furtivo J-20.
“La tradición de China es tener una generación en servicio, una nueva en desarrollo y una próxima generación en estudio”, dijo un experto militar al Global Times, como fue el caso de los portaaviones chinos. “Ahora que el J-20 ya está en servicio, el desarrollo para un nuevo avión también está en marcha”.
Esto es ciertamente ambicioso, pero China no ha demostrado exactamente al mundo que su avión de quinta generación está a la altura de los aviones estadounidenses que ha copiado. Pekín lleva mucho tiempo promocionando las capacidades del J-20 “Mighty Dragon”, el avión de combate furtivo de doble chorro para todo tipo de clima desarrollado por la Corporación Aeroespacial China de Chengdu. Sin embargo, esas capacidades también han sido cuestionadas durante mucho tiempo por observadores occidentales, que sugieren que los aviones chinos no podrían enfrentarse al F-22 o al F-35 del ejército estadounidense.
“El F-22 probablemente supera significativamente al J-20 en casi todos los aspectos de la capacidad de combate”, había declarado a Business Insider Justin Bronk, experto en combate aéreo del Royal United Services Institute.
En otras palabras, el J-20 puede parecer capaz, pero las apariencias engañan.
Además, incluso si China es capaz de disponer de un avión de sexta generación para mediados de la década de 2030 -un objetivo ambicioso-, es probable que siga estando por detrás de lo que el Reino Unido o Estados Unidos puedan tener en servicio para entonces. Es probable que Pekín siga jugando a ponerse al día incluso cuando intente dar sus grandes saltos hacia adelante.