Rusia presentó el Su-75 como caza furtivo económico, pero tras cuatro años, el proyecto permanece estancado sin prototipos funcionales ni clientes confirmados.
Presentación internacional del Su-75 generó altas expectativas
El Su-75 “Checkmate” debutó ante el público en julio de 2021 en el salón aeronáutico MAKS, en Zhukovsky, con una maqueta de tamaño real. Sukhoi lo presentó como un caza de quinta generación, monomotor y con tecnología furtiva, orientado al mercado internacional. En su presentación, prometieron capacidades avanzadas a un precio competitivo frente al F-35 estadounidense, lo que despertó interés mediático y entre expertos en aviación militar.
Durante la feria de Dubái, en noviembre del mismo año, se volvieron a exhibir sus características principales. El diseño incluía fuselaje aerodinámico, alas en delta, bahías internas para misiles y un motor único, probablemente una versión del AL-41F1 o el futuro Izdeliye 30. Los fabricantes indicaron que alcanzaría Mach 1.8, con un alcance de 2,800 kilómetros y capacidad para transportar hasta 7,400 kg en armamento, incluyendo los misiles R-77M, R-74 y Kh-38MLE.
El modelo incorporaría también radar AESA y sistemas de inteligencia artificial, según Sukhoi. Además, aseguraron una arquitectura abierta para facilitar futuras actualizaciones. Sin embargo, todos estos avances siguen sin materializarse en una aeronave operativa.
Hasta la fecha, el Su-75 no ha superado la fase de prototipo estático. Aunque en 2021 Rostec estimó su primer vuelo para 2023 y producción en serie para 2026, esos plazos se han postergado sucesivamente, generando dudas sobre el cumplimiento de los objetivos del programa.
Financiamiento limitado y sanciones afectan el desarrollo
El proyecto enfrenta dificultades debido a la falta de inversión estatal directa. A diferencia de otros desarrollos rusos, Sukhoi y United Aircraft Corporation han financiado el Su-75 con recursos propios. Esta estrategia ha demostrado ser insuficiente en un entorno económico restrictivo.
Las sanciones impuestas a Rusia tras la guerra en Ucrania complicaron aún más el panorama. La industria rusa perdió acceso a tecnología clave, como microelectrónica avanzada y materiales compuestos. Estos componentes son fundamentales para fabricar un avión furtivo competitivo y han sido difíciles de reemplazar con producción local.
Elementos clave del estancamiento del Su-75 “Checkmate”
- El primer vuelo previsto inicialmente para 2023 se ha postergado indefinidamente.
- No existen contratos firmes de exportación ni clientes confirmados.
- Sanciones occidentales han afectado el acceso a tecnologías cruciales.
- La inversión proviene de fondos internos de Sukhoi y UAC, sin respaldo estatal sólido.
- El diseño ha recibido críticas técnicas por la configuración de entradas de aire y motor.
- Estimaciones de costos no están sustentadas con datos verificables.
Al mismo tiempo, los plazos oficiales se han ajustado en múltiples ocasiones. En 2022, Sergei Chemezov de Rostec indicó que el vuelo podría realizarse entre 2023 y 2024, mientras que el exviceprimer ministro Yuri Borisov sugirió 2025. Denis Manturov, ministro de Industria y Comercio, volvió a modificar la fecha a 2024. Sin embargo, al comenzar 2025, el programa sigue sin una fecha concreta de pruebas en vuelo.
Además de los problemas técnicos y financieros, el proyecto carece de una estrategia clara para la sustitución de componentes clave importados. Esto ha generado cuellos de botella en la producción y mayores incertidumbres sobre su factibilidad.
En este contexto, la producción en serie se ha desplazado a 2027 o más allá. La ausencia de un respaldo financiero robusto y un entorno internacional adverso ha limitado severamente los avances.
Mercado internacional no ha respondido al modelo Su-75
Hasta ahora, el Su-75 no ha conseguido compradores. Aunque fue promocionado como una opción atractiva para países como India, Argentina, Vietnam y Nigeria, no se ha firmado ningún acuerdo. En 2021, UAC proyectó una demanda de hasta 300 unidades en 15 años, pero no existen compromisos formales.
India, socio en anteriores desarrollos como el Su-30MKI, ha optado por priorizar programas propios como el HAL AMCA. Otros países mencionados como posibles interesados tampoco han dado señales concretas de adquirir el avión.
La falta de interés comercial ha llevado a expertos a calificar el proyecto como inviable. La ausencia de un cliente de lanzamiento reduce las probabilidades de que el programa avance más allá de la etapa conceptual.
Además, los posibles compradores perciben al Su-75 como un proyecto con riesgos técnicos y logísticos elevados, sin garantías sobre sus capacidades reales ni plazos de entrega.
Dudas técnicas persisten sobre diseño y rendimiento real
Expertos han cuestionado las características furtivas del diseño del Su-75. El inlet ventral del motor, similar al del Boeing X-32, no parece diseñado para reducir eficazmente la firma radar. Tampoco se ha confirmado el uso de materiales absorbentes o recubrimientos especiales.
Otro punto de crítica es la dependencia inicial del motor AL-41F1, el cual no fue concebido para un caza ligero. Esto podría limitar el rendimiento hasta que el Izdeliye 30 esté disponible, algo que no ocurrirá antes de finales de la década.
En 2023, se publicaron patentes con cambios en el diseño, como mejoras en la aerodinámica y reducción de la firma radar. También se mencionaron tres versiones planeadas: monoplaza, biplaza y no tripulada. Sin embargo, estas modificaciones siguen en la fase conceptual.
En 2024 se informó sobre la construcción de dos prototipos, uno para pruebas en tierra y otro para vuelo, pero no hay confirmación de que estén terminados ni operativos.
Estimaciones de costos carecen de respaldo verificable
El precio unitario proyectado para el Su-75 se sitúa entre 25 y 30 millones de dólares. Este valor buscaba posicionarlo como una alternativa económica al F-35, cuyo costo supera los 100 millones. Sin embargo, los antecedentes de sobrecostos en la industria rusa generan escepticismo.
Sukhoi también afirmó que el costo por hora de vuelo sería siete veces menor que el del F-35, pero no presentó datos verificables. Hasta el momento, estas cifras no han sido confirmadas por análisis independientes ni por pruebas operativas.
Además, el historial del Su-57, que aún tiene pocas unidades operativas tras más de una década de desarrollo, genera dudas sobre la capacidad de Rusia para producir cazas avanzados en serie de forma eficiente.
La maqueta del Su-75 continúa siendo su manifestación más tangible. Cuatro años después de su anuncio, no hay avances que respalden su desarrollo como una opción real en el mercado de cazas de quinta generación.