En un audaz movimiento bélico, Irán ejecutó un extenso ataque aéreo nocturno contra Israel el mes pasado. El arsenal empleado incluyó una combinación de más de 300 drones, misiles de crucero y misiles balísticos.
A pesar de la magnitud del ataque, este se saldó con gran medida ineficaz. Voceros militares de Estados Unidos e Israel indicaron que el 99% de los proyectiles dirigidos a Israel fueron interceptados antes de alcanzar sus objetivos.
La colaboración defensiva entre Israel y Estados Unidos demostró ser excepcionalmente robusta, con un apoyo adicional de otros aliados como Jordania.
Israel destaca por su defensa ante misiles balísticos iraníes con fallos
Israel cuenta posiblemente con el sistema de defensa antimisiles más avanzado del planeta. A pesar de que Irán desplegó alrededor de 120 misiles balísticos, aproximadamente la mitad de estos no se activaron correctamente o fallaron durante el vuelo.
Solo un 50% de los misiles balísticos funcionaron como estaba previsto, revelando deficiencias significativas en la fabricación de estos armamentos. Un interrogante persiste: ¿Cómo adquirió Irán la capacidad para desarrollar tales misiles de largo alcance, eficaces o no? La respuesta ineludible apunta a Corea del Norte.
Según observaciones e informes desde la región, muchos de los misiles empleados eran del modelo Emad, un derivado del misil balístico de medio alcance Shahab-3, que a su vez es una variante del misil NoDong de Corea del Norte. El Shahab-3 ofrece un alcance de entre 1300 y 1500 kilómetros, pero el Emad extiende esta capacidad hasta aproximadamente 1700 km, ampliando su potencial para alcanzar objetivos en Israel.
En 1993, Corea del Norte realizó una prueba pública del NoDong, demostrando sus capacidades ante Irán y Pakistán. Posteriormente, ambos países adquirieron numerosos misiles y sistemas de lanzamiento de este modelo.
A solicitud de Teherán, Corea del Norte estableció una planta de fabricación del NoDong en Irán, renombrado como Shahab-3. Aun así, Irán continuó dependiendo del apoyo técnico y los componentes suministrados por Corea del Norte para la producción de estos misiles en su territorio.
La influencia norcoreana en la tecnología iraní
Tras la incorporación del Shahab-3 a su arsenal de misiles balísticos, Irán inició inmediatamente el desarrollo de un sucesor, el Emad, que ampliaba el alcance de su predecesor. Presentado en 2015, el Emad marcó un hito en la capacidad de proyección de largo alcance de Irán, con pruebas que reportaban un alcance efectivo de hasta 1.700 kilómetros, evidenciado por el derribo de uno de estos misiles cerca del mar muerto en Israel.
El Emad, aclamado por Irán por su precisión mejorada en comparación con otros misiles de su inventario, aún no ha demostrado de manera concluyente esta afirmación en combate real. Aunque se presume que el desarrollo del Emad es un esfuerzo iraní autónomo, las pruebas apuntan a una significativa influencia norcoreana, especialmente en lo que respecta a la extensión del alcance del misil, más allá de las capacidades del Shahab-3.
Esta situación plantea interrogantes sobre el grado de atención internacional hacia la contribución de Corea del Norte a las capacidades ofensivas de Irán, especialmente hacia Israel. Los análisis sobre este tema han sido variados y, en ocasiones, contradictorios. Por un lado, algunos expertos niegan recientes intercambios tecnológicos significativos entre Pyongyang y Teherán; por otro, se sugiere que Corea del Norte podría estar mejorando la precisión de los misiles iraníes, siguiendo mejoras propias en sus sistemas balísticos.
La cooperación militar entre Corea del Norte e Irán
A pesar de las sanciones y las restricciones internacionales, Corea del Norte ha mantenido y posiblemente intensificado su colaboración con Irán. En 2016, el Departamento del Tesoro de EE. UU. sancionó esta cooperación, centrada en el desarrollo de un cohete propulsor de 80 toneladas de empuje. Más recientemente, en 2021, el Panel de Expertos de la ONU confirmó la continuidad de esta alianza, subrayando la transferencia tecnológica que ha beneficiado al programa de misiles balísticos de Irán.
Esta colaboración no solo plantea una amenaza de proliferación de armas, sino que también sugiere un flujo continuo de tecnología y conocimientos que podría ampliar las capacidades militares de Irán. Por ejemplo, Hamás ha empleado tácticas y armamentos que podrían haber sido influenciados por tecnologías norcoreanas, incluyendo armas antitanque y técnicas de construcción de túneles.
El escenario se complica con las recientes pruebas de misiles de combustible sólido de alcance intermedio por parte de Corea del Norte, y la exportación de sistemas de misiles altamente precisos a Rusia, que actualmente los emplea en la guerra contra Ucrania.
Futuras amenazas por la cooperación entre Irán y Corea del Norte
El Iskander, un misil balístico de corto alcance, representaría un desafío estratégico para Irán en términos de proximidad, pues requeriría que sus fuerzas o aliados se aproximen significativamente a Israel para su uso efectivo.
Sin embargo, cualquier incorporación de este tipo de tecnología en el arsenal de Teherán intensificaría considerablemente la amenaza percibida por sus adversarios. Según el experto israelí en misiles, Tal Inbar, “Si lo ves hoy en Corea del Norte, lo verás mañana en Irán”, reflejando una preocupante tendencia de transferencia tecnológica y estratégica entre ambos países.
Desde la década de 1980, Corea del Norte ha sido un proveedor constante de sistemas militares a Irán, una relación que, hasta la fecha, no muestra signos de disminución. La ausencia de medidas internacionales más firmes y efectivas contra el soporte norcoreano a Irán y sus aliados podría provocar un aumento en la proliferación de tecnologías avanzadas, lo que podría alterar el equilibrio de seguridad en la región.