El Su-57 prometía revolucionar la aviación militar rusa, pero enfrenta fallas técnicas, baja producción y carece del sigilo necesario para competir.
Retrasos y limitaciones afectan el desarrollo del Su-57 ruso
Presentado como un caza de quinta generación capaz de desafiar a sus contrapartes occidentales, el Su-57, designado “Felon” por la OTAN, no ha cumplido con las expectativas. Desde su introducción en 2010, el proyecto ha enfrentado problemas técnicos, presupuestarios y estratégicos que han reducido su relevancia internacional. Lejos de reemplazar al MiG-29 y al Su-27 soviéticos, el Su-57 sigue sin consolidarse como una opción viable frente a modelos estadounidenses como el F-22 Raptor y el F-35 Lightning II.
Concebido tras el colapso de la Unión Soviética, el programa PAK FA surgió como una respuesta a la necesidad de modernizar la fuerza aérea rusa. Durante la década de 1990, la falta de recursos frenó su avance, y solo en los 2000 el proyecto tomó forma. India se unió inicialmente al desarrollo, pero se retiró en 2018 al considerar que el avión no cumplía los estándares de sigilo requeridos. Esta decisión dejó a Rusia como único financiador, profundizando las dificultades económicas del programa.
La falta de capacidades furtivas sigue siendo una de las principales debilidades del Su-57. A diferencia de los cazas estadounidenses diseñados desde el inicio para evitar radares, el avión ruso presenta formas menos angulosas, canards frontales y un fuselaje que aumenta su detección. Los motores AL-41F1, derivados de modelos anteriores, incrementan la firma infrarroja, y aunque el nuevo Izdeliye 30 mejora el rendimiento, no alcanza el nivel de los Pratt & Whitney.
En cuanto a armamento, el Su-57 puede portar misiles K-77M, bombas guiadas y misiles antibuque, pero su integración con sistemas externos es limitada. La flota activa se estima entre 20 y 30 unidades hasta marzo de 2025, frente a los más de 1,000 F-35 y 187 F-22 operativos en Estados Unidos y sus aliados. Las sanciones occidentales desde la invasión a Ucrania en 2022 han dificultado el acceso a componentes esenciales, afectando la producción.

Datos clave sobre el estado actual del Su-57 ruso
- Debut del Su-57: año 2010, como parte del programa PAK FA.
- India abandonó el proyecto en 2018 por falta de sigilo en el diseño.
- Flota estimada operativa en 2025: entre 20 y 30 unidades.
- Comparación con EE. UU.: 187 F-22 y más de 1,000 F-35 en servicio.
- Sanciones tras la guerra en Ucrania afectaron la producción y los componentes.
- El Su-57 no integra un ecosistema con AWACS, drones u otras plataformas.
Guerra en Ucrania y sanciones agravan los problemas del Su-57
Las operaciones militares en Ucrania han intensificado las dificultades del programa. Desde el inicio de la guerra, Rusia ha perdido más de 100 aviones, lo que ha obligado a reasignar recursos a la reposición de aeronaves más urgentes. Esta situación ha impactado negativamente el desarrollo y producción del Su-57, que requiere una inversión considerable para mantenerse operativo.
Además, las sanciones han restringido el acceso de Rusia a microelectrónica y aviónica avanzada, forzando a Moscú a adquirir componentes mediante canales ilícitos o de origen chino con menor calidad. En este entorno, las afirmaciones oficiales sobre la superioridad del Su-57 pierden credibilidad y evocan prácticas soviéticas de propaganda militar sin respaldo técnico real.
El despliegue del Su-57 en la guerra ha sido limitado. Aunque se ha confirmado el uso de misiles Kh-69 desde territorio ruso, la ausencia del avión en misiones directas en el frente sugiere una estrategia para evitar pérdidas que comprometerían su imagen internacional. El Kremlin ha evitado exponer el modelo a situaciones de alto riesgo.
El mercado de exportación tampoco ofrece alivio. Hasta la fecha, no se ha concretado ninguna venta extranjera confirmada. Aunque se menciona un posible pedido de Argelia en 2025, aún no existen evidencias de su materialización. Esto deja a Rusia con un producto poco atractivo para clientes potenciales.

Comparaciones con otros cazas evidencian el rezago del Su-57
Frente a competidores como el Chengdu J-20 de China, el Su-57 muestra claras desventajas. Pekín ha logrado fabricar cientos de unidades gracias a una economía más fuerte y una cadena de suministro sólida. Rusia, en contraste, sigue sin alcanzar volúmenes de producción relevantes para influir en el equilibrio estratégico.
La brecha con los cazas estadounidenses es aún más marcada. El F-22 Raptor impuso el estándar en el combate aéreo desde 2005, y el F-35 ha extendido esa ventaja gracias a su integración en redes de combate modernas. El Su-57, sin estas capacidades, no puede igualar la eficiencia ni el alcance operativo de sus rivales.
El fracaso del Su-57 también se refleja en su escasa presencia internacional. A diferencia del F-35, que cuenta con múltiples socios de producción y adopción, el avión ruso carece de alianzas estratégicas que garanticen su proyección global. Esta ausencia lo margina en un mercado altamente competitivo.
Incluso dentro de Rusia, el Su-57 enfrenta cuestionamientos. Las expectativas depositadas en el modelo contrastan con los resultados obtenidos, y la falta de mejoras tangibles desde su lanzamiento ha debilitado su imagen como emblema de modernización militar.
El Su-57 simboliza los límites del poderío militar ruso actual
En el contexto actual, el Su-57 representa los obstáculos estructurales de la industria militar rusa. Su desarrollo evidencia carencias en financiación, infraestructura tecnológica y capacidades industriales que impiden la consolidación de un caza de quinta generación competitivo.

Las condiciones económicas y políticas de Rusia han impedido la evolución del proyecto. La presión de las sanciones, sumada a la necesidad de atender conflictos activos, reduce el margen de maniobra para avanzar en programas complejos como el Su-57.
Mientras Estados Unidos avanza hacia el F-47 del programa NGAD, Rusia continúa estancada con una aeronave que no logra destacarse ni por su número ni por sus capacidades. Este desfase profundiza la brecha tecnológica y estratégica entre ambas potencias.
El Su-57, concebido como símbolo del renacimiento militar ruso, ha quedado como un recordatorio de que las ambiciones no pueden reemplazar los recursos ni la tecnología. Su historia refleja las limitaciones de una potencia que no ha logrado adaptarse a las exigencias de la guerra moderna.