Desarrollado durante décadas, el Arjun nunca cumplió su promesa de autosuficiencia militar y sigue siendo superado por modelos extranjeros como el T-90.
India apostó por el Arjun para lograr independencia militar
La Organización de Investigación y Desarrollo de Defensa (DRDO), a través del CVRDE, inició el desarrollo del tanque Arjun con el objetivo de crear un sistema blindado autóctono que reflejara las ambiciones tecnológicas de la India. Este proyecto aspiraba a reducir la dependencia de tanques importados como el T-72 soviético y posicionar al país como productor de armamento avanzado.
La iniciativa comenzó oficialmente en 1974, en respuesta a las lecciones de la guerra de 1971. El diseño original contemplaba un tanque de 40 toneladas con un cañón de 105 mm, pero las especificaciones cambiaron y el resultado final fue un blindado de 62 toneladas, equipado con un cañón estriado de 120 mm capaz de disparar municiones APFSDS. El tanque incorpora también armamento secundario y un motor diésel alemán MTU de 1.400 caballos.
Desde su concepción, el Arjun pretendió utilizar componentes de producción nacional. Sin embargo, las limitaciones del sector industrial indio obligaron a importar entre 25% y 30% de las piezas, incluidas la transmisión, el sistema de control de fuego y el motor. Esta dependencia redujo significativamente la viabilidad del programa como símbolo de autosuficiencia.
Nombrado en honor al arquero mitológico Arjuna, el tanque buscaba representar la destreza militar india, pero terminó evidenciando las brechas entre los objetivos del DRDO y la capacidad de ejecución del país en el ámbito de defensa.
Características y problemas operativos del tanque Arjun
- Desarrollado desde 1974 como tanque de batalla principal autóctono.
- Equipado con cañón de 120 mm y ametralladoras coaxial y antiaérea.
- Pesa 62 toneladas en su versión original, lo que limita su movilidad táctica.
- Utiliza un motor MTU alemán de 1.400 hp, importado para compensar la falta de producción local.
- Se han producido solo 248 unidades, frente a más de 1.600 T-90.
Retrasos, fallas técnicas y falta de repuestos minaron el proyecto
Después de más de 30 años de desarrollo, el Arjun fue incorporado al Ejército Indio en 2004. Para 2009 se autorizó la producción de 124 unidades, pero los informes de fallas mecánicas y técnicas comenzaron casi de inmediato. En 2015, se informó que cerca del 75% de los tanques estaban inactivos por problemas en el sistema de transmisión, miras térmicas y escasez de repuestos.
Uno de los principales obstáculos operativos ha sido su exceso de peso, que alcanzó las 62 toneladas, dificultando su uso en terrenos clave como el desierto de Rajasthan o el estado de Punjab. Estas regiones son centrales en la doctrina de respuesta rápida “Cold Start” contra Pakistán, lo que limitó el valor estratégico del Arjun en el contexto real de combate.
Los problemas no solo se limitan al diseño. La cadena logística de suministro no logró mantenerse, dejando a los regimientos con vehículos inmovilizados por falta de partes esenciales. Esto demostró que la capacidad industrial india aún no está preparada para sostener un sistema blindado complejo sin asistencia externa.
Estas deficiencias llevaron al Ejército a limitar sus pedidos y optar por soluciones más prácticas, dejando al Arjun como una opción secundaria frente a blindados probados y compatibles con la infraestructura existente.

India optó por ampliar su flota de tanques T-90 rusos
Ante las deficiencias del Arjun, las autoridades militares de India decidieron reforzar su flota con unidades del T-90 ruso, que ofrece mayor fiabilidad y menor coste. Esta decisión representa una solución pragmática ante la imposibilidad de escalar el Arjun sin comprometer la operatividad del Ejército.
Desde principios de los 2000, India ha adquirido cientos de T-90, muchos de ellos fabricados bajo licencia en Avadi. Estos tanques han demostrado ser compatibles con la doctrina y la infraestructura del país, lo que ha facilitado su integración en unidades operativas sin mayores inconvenientes técnicos.
Actualmente, el Ejército indio planea operar una flota de más de 1.600 T-90, mientras que el número de Arjun permanece reducido a 248 unidades. Incluso la nueva variante Arjun Mk-1A, encargada en 2021, ha tenido una recepción tibia debido a los persistentes problemas logísticos y técnicos.
El aumento de peso en la versión Mk-1A, que ahora alcanza las 67 toneladas, ha intensificado los desafíos de movilidad y transporte. Además, los retrasos en la línea de producción del motor alemán han frenado la entrega de unidades, reduciendo aún más la confianza del Ejército en el proyecto.
El Arjun se convirtió en un ejemplo de expectativas fallidas
El desarrollo del Arjun refleja no solo fallas técnicas, sino también una desconexión entre las expectativas del DRDO y las necesidades prácticas del Ejército Indio. Aunque el tanque fue concebido como una muestra de independencia tecnológica, su evolución demostró que la innovación sin infraestructura de apoyo no es suficiente.
Actualmente, India trabaja en nuevos conceptos como el Futuro Tanque de Batalla Principal (FMBT), con un diseño más ligero y una carga tecnológica más acorde a los requerimientos modernos. No obstante, mientras estas iniciativas avanzan, el Ejército continúa dependiendo de los modelos T-72 y T-90 para cumplir sus misiones estratégicas inmediatas.
La guerra en Ucrania ha acelerado la reflexión interna sobre la eficacia de los tanques en conflictos modernos. La vulnerabilidad de los T-72 y T-90 frente a armas antitanque modernas ha dejado claro que el simple número no garantiza efectividad si no se acompaña de adaptabilidad y protección adecuada.
En definitiva, el tanque Arjun representa una iniciativa ambiciosa que fracasó por falta de alineación entre diseño, capacidad industrial y requerimientos operativos. Mientras tanto, el país sigue luchando por equilibrar su deseo de autosuficiencia con la realidad de un entorno geopolítico cada vez más exigente.