El Tempest británico y el Su-75 ruso representan apuestas opuestas en tecnología, estrategia y mercado dentro del desarrollo de cazas furtivos avanzados.
El Tempest aspira a consolidarse como caza de sexta generación
Desde su presentación en 2018, el Tempest ha sido una pieza central del Future Combat Air System (FCAS), impulsado por el Reino Unido con la cooperación de Japón e Italia. El programa proyecta reemplazar al Eurofighter Typhoon hacia 2035, proporcionando superioridad aérea en entornos altamente disputados.
La empresa BAE Systems lidera el consorcio Team Tempest, junto con Rolls-Royce, Leonardo y MBDA, bajo un compromiso financiero inicial de 2,000 millones de libras hasta 2025. Este equipo se enfoca en introducir tecnologías como inteligencia artificial, control de enjambres de drones, operación autónoma y sensores de próxima generación.
La creación del Global Combat Air Programme (GCAP) en 2022 oficializó la alianza tecnológica entre Reino Unido, Japón e Italia, facilitando el desarrollo conjunto de motores y radares con empresas como Mitsubishi Heavy Industries e IHI Corporation. El diseño del Tempest incluye alas en delta, estabilizadores verticales inclinados y una arquitectura modular para facilitar actualizaciones futuras.
En cuanto a su estructura y concepto, el Tempest incorpora capacidades de baja observabilidad, maniobrabilidad avanzada y una plataforma digital que permite simulaciones de diseño y validaciones virtuales, elementos clave para su evolución hacia un caza de sexta generación.
El Su-75 Checkmate busca abrirse paso en mercados limitados
En contraste, el Su-75 Checkmate fue revelado por Sukhoi durante el salón MAKS-2021 como un caza furtivo monomotor asequible, enfocado principalmente en la exportación. El proyecto, bajo United Aircraft Corporation (UAC) y Rostec, se orienta a competir con modelos como el F-35 y el FC-31 en países con presupuestos reducidos.
Su costo estimado, entre 30 y 35 millones de dólares por unidad, lo posiciona en un segmento de mercado más accesible. El avión incluye diseño en V, bahías internas de armas, y un inlet DSI para reducir su firma de radar, mientras que su cabina de cristal replica elementos del Su-57 con pantallas multifunción y head-up display de amplio ángulo.
Comparativa técnica y estratégica entre Tempest y Su-75
- Tempest: Desarrollado en conjunto por Reino Unido, Japón e Italia.
- Su-75: Proyecto ruso destinado a exportación, con énfasis en bajo costo.
- Tempest: Integrará IA, drones autónomos y armas de energía dirigida.
- Su-75: Emplea radar AESA y misiles convencionales aire-aire y aire-superficie.
- Tempest: Apunta a interoperabilidad con la OTAN y aliados estratégicos.
- Su-75: Destinado a países con restricciones de compra militar occidental.
- Tempest: Previsto para 2035 con diseño modular y demostrador en desarrollo.
- Su-75: Primer vuelo aplazado a 2025, sin pruebas documentadas hasta abril.
El motor del Su-75, una versión del AL-41F1 o el futuro Izdeliye 30, proporciona un empuje de hasta 16,000 kgf, con una velocidad máxima de Mach 1.8 y un alcance de 3,000 km. Su capacidad de carga útil alcanza los 7,400 kg, transportando misiles como el RVV-MD y el Kh-38MLE.
La propuesta del Checkmate contempla variantes de un solo piloto, biplaza y no tripulada. No obstante, estas configuraciones siguen en etapas iniciales de planificación, sin fechas concretas para su producción o integración operacional.
En el ámbito armamentístico, el Tempest ofrece una arquitectura adaptable a futuros desarrollos. MBDA trabaja en incorporar misiles hipersónicos y armas de energía dirigida. Su capacidad para comandar enjambres de drones lo posiciona como nodo central de operaciones en red.
Capacidades industriales y tecnológicas del Tempest y el Su-75
La base industrial del Tempest está consolidada por la experiencia de empresas británicas y europeas. El Reino Unido ha asignado recursos sustanciales al programa, y el respaldo de Japón e Italia refuerza su viabilidad financiera y tecnológica.
Actualmente, se emplea un Boeing 757 Excalibur modificado para probar tecnologías clave del Tempest, con avances en simulación digital y prototipos virtuales que permiten mantener un desarrollo sistemático hasta 2035.
El Su-75 enfrenta limitaciones importantes. Sin financiamiento directo del Estado ruso, Rostec debe atraer inversión externa. Las sanciones internacionales derivadas de la guerra en Ucrania obstaculizan el acceso a componentes críticos como semiconductores y sistemas electrónicos avanzados.
Aunque Emiratos Árabes Unidos mostró interés inicial, no se concretó la colaboración. Tampoco hay pedidos confirmados de países como India o Vietnam, considerados objetivos clave del programa.
Diferencias en contexto geopolítico y cronograma de desarrollo
El Tempest forma parte de un marco de cooperación tecnológica entre democracias que priorizan la interoperabilidad con plataformas como el F-35 y sistemas no tripulados. Japón busca integrarlo como reemplazo de su F-2, reforzando su papel estratégico.
Por el contrario, el Su-75 apunta a naciones con dificultades para adquirir aeronaves occidentales. Entre sus potenciales compradores están Argentina, Egipto y Nigeria, aunque sin acuerdos firmes hasta la fecha.
El desarrollo del Tempest avanza en fase de concepto y evaluación, con un demostrador previsto para los próximos cinco años. Aunque aún no hay un prototipo funcional, los progresos en su arquitectura modular ofrecen un calendario de desarrollo estable.
Respecto al Su-75, Rostec declaró en noviembre de 2024 que el avión está en “fases finales de desarrollo”. Sin embargo, su primer vuelo ha sido postergado hasta 2025 y no hay evidencia de pruebas de vuelo a abril de 2025. La producción, planeada entre 2026 y 2027, sigue dependiendo de la fabricación de prototipos en la planta de Komsomolsk-on-Amur, lo que mantiene la incertidumbre sobre su viabilidad.