El USS Paul Ignatius llevó a cabo un ejercicio de apoyo de fuego naval en el Atlántico bajo la Sexta Flota de Estados Unidos. La operación reflejó el propósito de la Marina de mantener un poder de fuego constante y con buen rendimiento económico, en un entorno donde los arsenales de misiles y las operaciones en litorales disputados influyen de forma directa en la estrategia vigente.
El 4 de diciembre de 2025, el destructor lanzamisiles USS Paul Ignatius (DDG 117), de la clase Arleigh Burke, efectuó una práctica de fuego real en el Atlántico durante su despliegue con la Sexta Flota. La maniobra reafirmó su función como unidad adelantada con capacidad de apoyo naval preciso en Europa y África. Durante la actividad, el buque pasó de patrullas discretas a ataques directos y empleó su cañón Mk 45 de 5 pulgadas para impactar objetivos de entrenamiento en escenarios diseñados para replicar misiones reales.
La dotación del destructor cumplió la secuencia de disparos y preservó el ritmo operativo y la coordinación esperados en un navío desplegado. La instrucción se centró en reforzar la conexión entre el puente, el centro de combate y el equipo del cañón para garantizar cálculos rápidos y ajustes certeros. El ejercicio exigió precisión y agilidad, cualidades esenciales en los Arleigh Burke, diseñados para defensa antiaérea, guerra de superficie, interceptación limitada de misiles balísticos y fuego contra tierra.
En un contexto con predominio de misiles y drones, el incremento del uso de cañones pesados constituye un ajuste operativo. Estrategas de Estados Unidos y de la OTAN advierten que un conflicto prolongado podría agotar misiles avanzados; en ese escenario, la artillería naval, con menor costo por disparo y disponibilidad sostenida, adquiere valor estratégico. Expertos de RAND señalan que, en zonas litorales densas con defensas costeras y sistemas autónomos, la cadencia y la capacidad de los cañones compensan limitaciones de los misiles de precisión. El ejercicio del Paul Ignatius mostró que la Marina mantiene esa capacidad de artillería naval.
El desempeño operativo del destructor coincide con esa evaluación. Con base en Rota, España, el Paul Ignatius opera dentro de la Sexta Flota, que despliega unidades de superficie cerca de áreas de interés entre el Mediterráneo y el Atlántico Norte. Sus patrullas incluyen maniobras conjuntas en las que la artillería mantiene un papel esencial en operaciones combinadas. Mandos regionales sostienen que la disuasión efectiva depende de ejercicios concretos de alistamiento marítimo.
La capacidad de apoyo de fuego se basa en el cañón Mk 45 de 5 pulgadas. Aunque resulta menos visible que los radares y los lanzadores del Arleigh Burke, el sistema conserva relevancia operativa. Tripulaciones de la OTAN lo han empleado contra amenazas pequeñas o drones a un costo muy inferior al de los interceptores guiados. Con una cadencia cercana a veinte disparos por minuto y una reserva amplia de munición, proporciona fuego sostenido con una relación costo-eficacia que los misiles no alcanzan en las mismas condiciones.
El liderazgo naval considera la instrucción con fuego real un elemento esencial del despliegue avanzado. Este tipo de ejercitación integra a los destructores en una red de fuegos conjuntos que respalda conceptos como las operaciones marítimas distribuidas y la disuasión integrada. En un periodo de gestión de arsenales y presencia en litorales con disputas, el ejercicio del Paul Ignatius en el Atlántico evidenció la vigencia operativa del cañón Mk 45 como recurso de apoyo de fuego dentro de la Sexta Flota.
