El caza Yak-38, caza soviético, mostró serias deficiencias en combate, limitando sus capacidades y fiabilidad.
Un esfuerzo soviético para desarrollar un caza de despegue vertical
El Yak-38, un caza desarrollado por la Unión Soviética, representó el esfuerzo soviético por igualar los avances en capacidades de despegue y aterrizaje verticales cortos (VSTOL) logrados por los cazas occidentales. Concebido como un avión de combate para portaaviones, el Yak-38 reflejaba la ambición soviética de competir con los estadounidenses en el mar mediante una fuerza de portaaviones propia. Para ello, la Armada Soviética invirtió significativos recursos, a pesar de las limitaciones económicas de la URSS, en una fuerza de portaaviones que finalmente no se materializó.
Dentro de estos planes, el Yak-38 jugó un papel menor pero esencial. Sin embargo, sus pilotos lo consideraron un fracaso, ya que nunca cumplió con las expectativas. No llegó a ser la sensación global que algunos esperaban. El principal desafío del Yak-38 fue asegurar su óptimo rendimiento en vuelo, un proceso que llevó varios años de pruebas. En particular, el sistema VSTOL resultó problemático para la mayoría de los pilotos soviéticos.
Según Peter Suciu, el VSTOL simplemente no funcionaba adecuadamente. Durante su despliegue en la guerra soviético-afgana, los motores del Yak-38 levantaban tanto polvo y barro que podían obstruirse y provocar accidentes. Además, su alcance era limitado y su desempeño en el calor extremo de Afganistán fue deficiente.
Limitaciones de armamento y sistemas de radar en el Yak-38
El Yak-38 también estaba limitado en armamento, con una capacidad de carga de poco más de 4.000 libras y solo cuatro puntos de anclaje externos para municiones. Diseñado para operar desde portahelicópteros soviéticos, el Yak-38 carecía de un sistema de radar, lo que comprometía su efectividad en la defensa de la flota. Aunque los aviones de guerra embarcados se utilizan tanto para misiones ofensivas como defensivas, la ausencia de radar limitaba gravemente la capacidad defensiva del Yak-38.
El Yak-38 estaba equipado con un motor RD-27 y dos propulsores de sustentación para despegue y aterrizaje verticales. Sin embargo, estos propulsores presentaban fallos frecuentes, lo que provocaba que el avión perdiera el control y se estrellara. Para mitigar estos riesgos, los ingenieros soviéticos, conscientes de los problemas, instalaron un sistema de eyección automática que expulsaba al piloto si se detectaban cambios bruscos en el cabeceo.
Esta medida, aunque innovadora, reflejaba un cambio significativo en la política militar soviética, que tradicionalmente priorizaba la economía sobre la seguridad de sus tropas. Sin embargo, el sistema era tan sensible que a menudo se activaba accidentalmente, perjudicando las carreras de los pilotos al perderse costosas aeronaves sin motivo.
Problemas con los motores y el rendimiento del Yak-38 en combate
Yakovlev eligió los motores RD-27 para acercar al Yak-38 a velocidades casi supersónicas, pero esto redujo su alcance, afectando su rendimiento en combate durante la década de 1980 en Afganistán. Una versión posterior, el Yak-38M, incorporó motores RD-28 más potentes y un tren de aterrizaje mejorado.
En resumen, el Yak-38 fue un fiasco y simbolizó la ineficiencia y el derroche característicos del antiguo sistema soviético, contribuyendo al colapso de la URSS. En lugar de evaluar las necesidades reales de sus fuerzas para ser competitivas, el gobierno soviético optó por copiar de manera deficiente los aviones Harrier británicos y estadounidenses. Los Yak-38 no solo eran inferiores a los Harrier, sino también poco fiables en combate, tanto en capacidades ofensivas como defensivas.
Pese a ser conscientes de estas deficiencias, los planificadores soviéticos construyeron 241 unidades del Yak-38 y 38 del Yak-38M, que no ofrecía mejoras significativas sobre el modelo original.