Un vídeo compartido en redes sociales muestra un convoy de vehículos de lanzamiento de misiles Iskander y sus vehículos de recarga en movimiento en Rusia, aparentemente dirigiéndose a posiciones de disparo donde podrían atacar objetivos en Ucrania. El misil Mach 5,9, conocido por la OTAN como SS-26 Stone y por Rusia como 9K720 Iskander («Alejandro Magno»), tiene un alcance de 500 km y puede impactar con gran precisión -sin previo aviso- eliminando objetivos vitales antes de un asalto relámpago. Si se utiliza eficazmente, podría ser decisivo para determinar lo que ocurra después.
Los líderes ucranianos y de la OTAN se han mostrado cautelosos a la hora de aceptar los informes que indican que Rusia está retrocediendo en su postura de invasión. Armas como el Iskander permiten a Rusia realizar un ataque repentino por sorpresa con un efecto devastador. Los avanzados desarrollos en materia de guiado y ojivas hacen del Iskander una herramienta polivalente capaz de amenazar una amplia gama de objetivos. Las ojivas oscilan entre 480 y 700 kg (1.000 – 1.500 libras) e incluyen no sólo explosivos de alta potencia, sino también submuniciones inteligentes, termobáricas e incluso versiones EMP.
Algunos informes sugieren que el Iskander tiene un revestimiento de sigilo que lo hace difícil de detectar en el radar. Aunque el lanzamiento del misil sería ciertamente notado por los satélites de vigilancia, un grado de sigilo lo hace más difícil de interceptar y más difícil de advertir a los objetivos por adelantado. Según los informes, la variante M maniobra continuamente en vuelo para evadir las defensas, y puede haber poca o ninguna advertencia antes de que un misil impacte.
El Iskander tiene una extraordinaria precisión, según se afirma, de sólo 2 a 5 metros, el tipo de precisión que normalmente sólo consiguen las armas guiadas por láser. Esto se consigue con una combinación de satélites, inercia y radar: el arma compara la escena con una imagen del objetivo precargada y ajusta la puntería en consecuencia. Esta precisión extrema -si la afirmación es válida- permitiría al misil atacar objetivos precisos, como búnkeres de mando. Una de las opciones de ojiva es un penetrador de objetivos duros, que se utiliza junto con una inmersión vertical de mach-2 y que puede derribar incluso búnkeres fuertemente reforzados.
Además, desde hace al menos 10 años, Rusia ha estado desarrollando un dron de reconocimiento para pasar los datos de puntería al Iskander, posiblemente en tiempo real. Esto sería una extensión del enfoque ruso de tener drones exploradores estrechamente vinculados a la artillería de cohetes para dirigir el fuego masivo sobre un objetivo tan pronto como aparezca.
Una segunda opción de ojiva es un conjunto de submuniciones de guiado terminal: bombas inteligentes que escanean la zona y se dirigen a los tanques u otros vehículos blindados que se encuentran debajo. El concepto es similar al del arma con sensores de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, pero los rusos también disponen de esta tecnología desde la década de 1980 y la han mejorado constantemente. Cada ojiva Iskander puede llevar entre 12 y 15 submuniciones. Se dice que el arma se utilizó en el conflicto de Georgia, donde se afirma que 28 tanques fueron derribados por un ataque con misiles.
Una vez más, la sorpresa es un elemento clave: el ataque de Grozny tuvo lugar en una base de tanques, destruyéndolos antes de que tuvieran la oportunidad de dispersarse en una formación menos vulnerable.
Del mismo modo, es probable que los misiles Iskander se utilicen para apuntar a los campos de aviación, derribando aviones en tierra sin previo aviso con ojivas de alto explosivo/fragmentación, o con ojivas termobáricas, que producen una explosión reforzada y aplastan edificios y destruyen vehículos no blindados en una amplia zona. Las defensas aéreas serían igualmente atacadas para destruirlas antes de que vean un avión ruso.
Sin embargo, en cierto modo la opción de ojiva más significativa es la ojiva EMP, que se ha mencionado repetidamente en las descripciones del Iskander pero sin dar detalles. Se trata de una ojiva no nuclear que genera un intenso pulso de energía electromagnética de banda ancha, destruyendo los componentes electrónicos pero sin causar ningún otro daño en la zona objetivo. Hace tiempo que se habla de este tipo de «bombas electrónicas», pero nunca se han utilizado en acción. Un informe del Pentágono de 2003 sugiere que una de ellas podría dejar fuera de combate teléfonos, ordenadores, coches y todo lo que dependa de la electrónica en un área de varios kilómetros cuadrados.
Harlan Ullman, que inventó el concepto de Shock & Awe, ha sugerido que un PEM no nuclear podría ser una de las formas más eficaces de desmoralizar a los adversarios y obligarlos a rendirse cuando se encuentren a oscuras y sin comunicación.
Cada vehículo lanzador Iskander lleva dos misiles, con dos más en su vehículo de recarga; una unidad de 12 vehículos, como la que se ve en el vídeo, puede disparar rápidamente 48 misiles, y es probable que tenga más recargas a mano.
Un ataque repentino con esos misiles podría infligir daños significativos a las fuerzas ucranianas, tanto a los aviones como a los vehículos terrestres, si se les coge desprevenidos. Pero el efecto moral de un ataque de este tipo, y la incertidumbre y el «Shock & Awe» que crean estos ataques, especialmente si los líderes se ven afectados, podría ser mucho más significativo. Esto es especialmente cierto si la gente había empezado a relajarse y pensaba que el riesgo de guerra había pasado cuando se produce el ataque.
En cualquier invasión, el arma más importante de Ucrania será la voluntad de resistencia, y ese será el verdadero objetivo del Iskander.