La guerra de Ucrania ha marcado un giro decisivo en el uso estratégico de drones baratos y pequeños en el campo de batalla moderno. Se está trabajando para pasar su producción de la fábrica china a la estadounidense.
El Pentágono planea impulsar la producción interna de drones
El Pentágono parece tener un as en la manga para revolucionar la futura contienda: una hueste de miles de drones compactos y de bajo coste. ¿La ambición no evidente detrás de este plan? Estimular la producción doméstica de aviones no tripulados y romper la coraza que China ha forjado en ese mercado.
Replicator, como ha sido bautizado el programa, ha infundido esperanza entre los fabricantes de aviones no tripulados de EE.UU., ansiosos por apoyar una operación de fabricación nacional. El fortalecimiento de la cadena de suministro de drones que no pasa por China es esencial para los estrategas de defensa ante el riesgo, por pequeño que sea, de una futura conflagración con el gigante asiático.
En palabras de Doug Beck, director de la Unidad de Innovación de Defensa del Pentágono, se han extraído lecciones valiosas sobre el novedoso uso de la base industrial para apoyar las necesidades destacadas en situaciones como las de Ucrania. La sombra de China crece, convirtiéndose en un impulsor clave de este novedoso programa.
Las ambiciones del Pentágono para la producción de drones
El Pentágono tiene planeado que el programa ‘Replicator’ produzca “miles” de unidades de aviones no tripulados a finales del próximo año. Sin embargo, muchos expertos se muestran escépticos sobre el optimismo del Pentágono y el desafío que supone ajustarse a este calendario debido al larga tramitación y aprobación del presupuesto defensa.
Como señaló Paul Scharre, vicepresidente del Center for a New American Security, antiguo trabajador del Departamento de Defensa y experto en política de armamento autónomo, se trata de un objetivo “desafiante y ambicioso”. Y el reloj no deja de correr.
Aunque el nombre de “Replicante” deriva de una máquina ficticia de la serie de televisión “Star Trek”, los jefes de la Unidad de Innovación de Defensa (DIU) aseguran que el nombre apunta a su intención de desarrollar un proceso replicable en otras industrias. Los drones son el primer blanco de este método replicable, denominado “Replicator One”.
China domina el mercado global de los drones de consumo
China lleva la delantera en el mercado mundial de drones de consumo, con la empresa de Shenzhen, DJI, ostentando alrededor del 70% de la cuota de mercado y ofreciendo drones asequibles. Por razones estratégicas, las autoridades estadounidenses consideran prudente desarrollar fuentes alternativas, dado que la relación entre Estados Unidos y China se mantendrá en una competencia acérrima durante los próximos años.
La posibilidad de un futuro conflicto en la isla de Taiwán, un punto caliente en las tensiones geopolíticas con China, obligaría a las fuerzas armadas estadounidenses a enviar drones que no sean de fabricación china.
La utilidad de los drones de bajo coste en la guerra moderna
Gregory C. Allen, ex director de estrategia del Centro Conjunto de Inteligencia Artificial del Departamento de Defensa señaló la tendencia del ejército estadounidense a adquirir aviones no tripulados de gama alta, como el modelo Global Hawk de 220 millones de dólares. Sin embargo, la implicación en la guerra de Ucrania ha demostrado la utilidad de disponer también de un gran número de drones de bajo coste para misiones kamikaze, aquellas de las que es poco probable que regresen.
“Se trata de un cambio de paradigma en cuanto al coste y la eficacia de los aviones no tripulados”, subrayó Allen, que actualmente ocupa el cargo de director de un centro de inteligencia artificial en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un think tank de Washington.
En contraste con los omnipresentes aviones no tripulados de alto valor, los soldados ucranianos han estado utilizándolos en grandes cantidades en sus enfrentamientos, equipados con bombas para misiones de ida y reconociendo terrenos de combate. Estos drones, que en su mayoría se fabrican en China y cuestan alrededor de 2000 dólares la unidad, han conseguido provocar daños incalculables en los equipos militares rusos, aunque su comunicación sea susceptible a interferencias rusas.
Según Real Instituto de Servicios Unidos con sede en el Reino Unido, Ucrania está consumiendo 10.000 drones por mes, una cifra elocuente del importante papel que desempeñan estos drones de bajo costo en la guerra moderna.
Fabricantes de todo el mundo aceleran la producción de drones militares
Rusia no se queda atrás en este nuevo paradigma bélico, trabajando a toda máquina para construir su propia legión de drones autoexplosivos con base en tecnología iraní, con una fecha estimada de lanzamiento para el verano de 2025, informó The Washington Post. Anteriormente considerados meros juguetes, los drones están recibiendo un reconocimiento masivo por su importancia estratégica, afirmó Jeff Thompson, fundador de Red Cat, un fabricante de drones con sede en Salt Lake City.
En las mesas de diseño militar de EE.UU., la estrategia de drones baratos y autónomos gana terreno, con la finalidad de complementar las flotas de aviones pilotados por humanos. Se están desarrollando aviones no tripulados “leales compañeros de ala” para que vuelen junto a aviones de alto costo como el F-35. Muchos países están invirtiendo en “municiones de merodeo” (drones capaces de rodear el campo de batalla y bombardear objetivos de forma autónoma), que ya han visto acción en Libia, Armenia y Ucrania.
Este cambio está creando oportunidades para que pequeñas empresas tecnológicas compitan con los gigantes contratistas militares que han dominado el sector durante años. El viernes, Anduril, una compañía de tecnología militar, presentó un nuevo drone a reacción llamado Roadrunner, capaz de desplegarse para interceptar aviones enemigos y regresar a una base si no es utilizado contra un objetivo.
Mientras que este cambio radical de mentalidad permite lanzamientos defensivos a gran escala a un coste extraordinariamente bajo, en Washington persiste el escepticismo sobre el programa Replicator, en parte debido a su falta de un presupuesto propio.
El escepticismo acerca del programa Replicator
Las dudas sobre si el Pentágono comprará suficientes aviones no tripulados cada año para mantener una expansión de la base industrial estadounidense son crecientes. Loren Thompson, consultor de defensa del Instituto Lexington, opina que podría ser sólo una moda pasajera o un punto de inflexión en la industria de defensa.
El representante Mike Gallagher (R-WI), presidente del subcomité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes sobre cibernética, tecnología de la información e innovación, comparte la preocupación de que, sin un presupuesto dedicado, Replicator podría canibalizar otros programas.
El difícil camino para desplegar tecnologías críticas en el campo de batalla
Incluso a pesar de valorar el cauto nivel de optimismo en torno al programa, Gallagher destaca la preocupación acerca de lo lenta que ha sido la adquisición de aviones no tripulados por el Pentágono, que parece justificar una nueva iniciativa. Asimismo, señala que es necesario abordar lo que parece ser un problema persistente dentro del Departamento de Defensa: la lenta intervención para desplegar rápidamente tecnologías críticas en el campo de batalla.
El proyecto está siendo liderado por Defence Innovation Unit (DIU), una unidad del DOD creada en 2015 para ayudar a los militares a adaptarse a las tecnologías comerciales punteras. Allen la describió como una especie de organización diplomática entre el Pentágono y Silicon Valley, que opera con un presupuesto muy reducido, pero con la misión de cerrar acuerdos significativos.
Michael Brown, el exdirector de la DIU, señaló que la falta de pedidos consistentes y a gran escala fue el principal obstáculo para trabajar con fabricantes nacionales para construir drones pequeños con fuertes ciberseguridad y componentes clave fabricados en EE.UU.
El impulso detrás del programa “Replicator” es, en palabras de Kathleen Hicks, subsecretaria de Defensa y principal defensora de la idea en el Departamento de Defensa, “crear esa señal de demanda”.
Futuro financiamiento del programa Replicator en duda
El soporte financiero que reciba el programa Replicator puede quedar reservado a financiación externa. Aunque la Cámara de Representantes ha propuesto un nuevo fondo de 1.000 millones de dólares para la DIU, parte del presupuesto de defensa para 2024, el Senado ha rechazado la propuesta. Si la DIU no cuenta con un presupuesto ampliado, deberá hacer uso de la reasignación de fondos de otras partes del presupuesto de defensa.
Las empresas nacionales de drones están buscando activamente su hueco en el programa Replicator, a pesar de la falta de claridad en muchos detalles de la iniciativa. Jeff Thompson de Red Cat ve el programa como una posibilidad intrigante y aspira a formar parte de él.
Según Thompson, su empresa planea trasladar toda la fabricación a su nueva planta en Salt Lake City y vender su división de consumo que fabrica en China. La fábrica, que cuenta con alrededor de 100 trabajadores, tiene capacidad para producir miles de drones al mes a un costo de 14.800 dólares por unidad. Thompson cree que la producción a gran escala podría reducir este costo.
La difícil competencia contra los precios de los drones chinos
Los ejecutivos del sector sostienen que es poco probable que los fabricantes de drones estadounidenses igualen los precios de la china DJI, que ha tenido ventajas en términos de inversión gubernamental y costos laborales más bajos. La línea de drones de consumo “Mavic” de DJI tiene un precio de inicio de 1.599 dólares.
AeroVironment, con sede en Arlington, Virginia, y Skydio, con sede en California, son algunos de los fabricantes de drones de EE.UU. que también esperan asegurarse un lugar en el programa Replicator. Wald Nahabi, CEO de AeroVironment, subrayó la importancia de una demanda constante para los fabricantes, permitiéndoles planificar sus inversiones y pedidos con certeza.
Además, se prevé una generalización en el uso de pequeños drones en los sectores civiles en los próximos años, aunque permanece incierta la dimensión futura de este mercado. Una legislación presentada recientemente en la Cámara de Representantes, la cual prohíbe al gobierno federal comprar drones fabricados en China y otros países considerados como amenazas para la seguridad nacional, añade un nuevo giro a la evolución de la industria.
A pesar de la declaración de Jeff Bezos, fundador de Amazon, sobre su ambición de entregar paquetes en todo el país con drones, mucha de la competencia de precios de DJI y la falta de materialización de la entrega a gran escala de drones ha resultado en la desaparición de numerosas compañías de drones estadounidenses surgidas hace una década.