Un F-16 ucraniano se estrelló durante un ataque masivo ruso con 537 drones y misiles, lo que expuso fallos en defensas antiaéreas y tensiones con la OTAN.
Ataque masivo ruso y caída del F-16 en Ucrania
En la noche del 28 de junio de 2025, un F-16 ucraniano se estrelló en la región de Chernihiv mientras intentaba repeler un ataque aéreo ruso sin precedentes. Rusia lanzó 537 drones y misiles, uno de los mayores bombardeos en la guerra ruso-ucraniana. Las defensas ucranianas derribaron 436 drones y 38 misiles, pero la magnitud del ataque saturó los sistemas, lo que causó daños a infraestructuras civiles y heridas a civiles. La pérdida del F-16, un activo de alto valor que fue suministrado por aliados de la OTAN en 2024, dejó en evidencia las limitaciones tácticas de Ucrania frente a enjambres de drones de bajo costo.
El ataque incluyó 477 drones Shahed de diseño iraní, cuatro misiles Kinzhal, siete misiles balísticos Iskander-M/KN-23 y 41 misiles de crucero Kh-101/Iskander-K. La combinación de drones baratos y misiles avanzados sobrepasó las defensas antiaéreas, diseñadas para enfrentar amenazas más convencionales. El piloto del F-16 logró derribar siete objetivos aéreos, principalmente drones, antes de que su avión sufriera daños críticos y se estrellara. Este incidente reflejó un cambio en las tácticas rusas, que ahora operan con ataques coordinados de saturación.
El F-16 es un caza avanzado, optimizado para combatir objetivos de alta velocidad como aviones o misiles balísticos. Sin embargo, su empleo contra enjambres de drones resultó ineficaz, debido a que los drones son lentos, numerosos y baratos. Cada dron Shahed tiene un costo aproximado de 20,000 dólares, mientras que un F-16 equivale a decenas de millones.
El ataque afectó a Chernihiv y también a regiones como Kiev, Lviv, Poltava, Kharkiv, Kherson y Mykolaiv. Los drones y misiles causaron daños en edificios residenciales, almacenes y estructuras críticas, con un saldo de al menos 12 heridos en todo el país. En Odesa, un dron impactó un edificio residencial, destruyó tres pisos y dejó atrapados a residentes.
Datos clave del ataque ruso con drones en Ucrania
- Rusia lanzó 537 drones y misiles el 28 de junio de 2025, el mayor ataque aéreo de la guerra.
- Ucrania logró derribar 436 drones y 38 misiles, pero la saturación superó las defensas.
- El F-16 ucraniano destruyó siete drones antes de estrellarse en Chernihiv.
- Los drones Shahed tienen un costo de 20,000 dólares, frente al valor de millones que representa un F-16.
- El ataque causó daños en infraestructura de Kiev, Lviv, Odesa y otras regiones.
Tácticas rusas de drones y brechas en defensas ucranianas
La estrategia rusa consiste en emplear drones Shahed de bajo costo, fabricados en masa, con el fin de saturar las defensas antiaéreas ucranianas. Estos drones, de diseño iraní, presentan simplicidad técnica, pero cumplen funciones de largo alcance. En el ataque del 28 de junio, Rusia combinó los drones con misiles balísticos y de crucero, lo que generó una amenaza multicapa que impidió una respuesta efectiva por parte de Ucrania. Los drones Shahed volaron a baja altitud, lo que dificultó su detección por radares, mientras los misiles Kinzhal, con velocidad hipersónica, impactaron objetivos de alto valor.
La caída del F-16 dejó expuesta una brecha táctica: los cazas avanzados no resultan eficaces para interceptar enjambres de drones. Los sistemas de defensa antiaérea, como los Patriot que fueron suministrados por Occidente, funcionan mejor contra misiles, pero su capacidad se reduce frente a un volumen elevado de drones. Ucrania recurrió a “todos los medios disponibles” para repeler el ataque, entre ellos los F-16, lo que evidenció la falta de plataformas especializadas para contrarrestar drones. Desde 2022, Rusia ha lanzado más de 28,000 drones Shahed contra Ucrania, con cerca del 10% utilizados solamente en junio de 2025.
El ataque también produjo consecuencias en la región. Drones rusos ingresaron al espacio aéreo de Rumania, un país miembro de la OTAN, lo que dio lugar a la intervención de dos F-16 rumanos el 2 de julio de 2025. En ocasiones anteriores, drones rusos provocaron incendios en territorio rumano, con lo cual se incrementaron las tensiones fronterizas. En otro incidente, Polonia notificó el despliegue de cazas de la OTAN en respuesta a la intensidad de los ataques rusos en el oeste de Ucrania, cerca de su frontera.
La táctica rusa consiste en realizar ataques de saturación que afectan infraestructura y consumen los recursos militares ucranianos. Cada misil o avión perdido representa una carga económica y logística adicional para Ucrania, que depende del suministro occidental para reponer su armamento. La pérdida del F-16 puso en evidencia esta limitación, ya que los reemplazos son escasos y los pilotos entrenados constituyen un recurso limitado.
Consecuencias del ataque y tensiones con la OTAN
El incidente del F-16 provocó un aumento en las tensiones entre Rusia y la OTAN. La caída de un caza que fue suministrado por países aliados representó un hecho de relevancia táctica, al demostrar que Rusia puede inutilizar activos avanzados. El 4 de julio de 2025, Rusia ejecutó otro ataque masivo contra Kiev, con 550 drones y misiles, lo que provocó heridas a 23 personas y causó daños en escuelas, almacenes y edificios residenciales. Solo 72 objetivos llegaron a sus destinos, aunque los daños materiales fueron amplios.
La reacción de la OTAN consistió en desplegar cazas en Polonia y Rumania, lo cual indicó un estado de mayor alerta ante la intensificación rusa. En Kiev, los ataques destruyeron instalaciones funcionales como depósitos y refinerías, mientras que en Pokrovsk, cinco personas murieron a causa de bombardeos rusos el 3 de julio de 2025. Los drones también impactaron objetivos militares, entre ellos fábricas de drones y aeródromos, según informó el ministerio de Defensa ruso.
Por parte de Ucrania, un contraataque con drones en el aeródromo de Kirovske, en Crimea, destruyó tres helicópteros rusos y un sistema de defensa antiaérea el 28 de junio de 2025, de acuerdo con el Servicio de Seguridad de Ucrania. Esto confirmó que Ucrania mantiene capacidad de respuesta, aunque sus recursos son limitados ante la intensidad de las operaciones rusas. Desde el inicio de la guerra en 2022, Rusia ha incrementado el uso de drones, con más de 1,270 drones y 1,100 bombas guiadas empleados solo en la semana previa al 28 de junio.
la guerra aéreo ha evolucionado hacia una dinámica de desgaste, en la que la cantidad y el costo de los drones ponen en aprietos a las defensas convencionales. La pérdida del F-16 puso de manifiesto la necesidad de que Ucrania ajuste sus tácticas, con énfasis en sistemas terrestres de defensa y en la preservación de cazas para operaciones de prioridad estratégica. La ofensiva rusa, sumada a la reacción de la OTAN, mantiene la guerra en un estado de escalada sostenida.