Los F-16 ucranianos operan a diario y esquivan los S-400 rusos con tecnología de guerra electrónica, según EUCOM y la Fuerza Aérea.
Ucrania fortalece su flota aérea con apoyo de aliados occidentales
La incorporación de los F-16 a las fuerzas aéreas ucranianas ha adquirido un rol esencial en la guerra con Rusia. Estos cazas, enviados por aliados como Países Bajos y Dinamarca, han permitido ampliar significativamente las capacidades operativas de Ucrania. El general Christopher G. Cavoli, jefe del Comando Europeo de Estados Unidos (EUCOM), informó que los pilotos ucranianos utilizan estas aeronaves diariamente y con creciente habilidad.
Tras su entrega oficial en agosto de 2024, los F-16 comenzaron a cumplir misiones múltiples como ataques a tierra, patrullas aéreas y reconocimiento electrónico. La Fuerza Aérea ucraniana ha reportado que estos aviones han interceptado y derribado misiles de crucero y drones Shahed con un alto nivel de precisión. Un piloto ucraniano, citado bajo anonimato, aseguró que más del 80% de los misiles lanzados desde estos cazas han alcanzado sus objetivos.
Los F-16 fueron adaptados para el contexto bélico ucraniano por su fabricante, Lockheed Martin. La intensificación de sus operaciones coincide con la recepción continua de nuevos aviones provenientes de los países donantes, lo que ha potenciado su impacto en el frente.
El despliegue de más unidades ha ampliado las capacidades de respuesta de Ucrania, justo cuando la guerra entra en una fase de alta intensidad y la superioridad aérea se vuelve cada vez más determinante.
La amenaza del sistema ruso S-400 condiciona las tácticas aéreas
Uno de los principales retos para los pilotos ucranianos es el sistema de defensa aérea S-400, identificado por la OTAN como SA-21 Growler. Este sistema ruso puede rastrear hasta 100 objetivos y atacar más de 30 simultáneamente, dependiendo del tipo de misil desplegado.
Con un alcance que puede llegar a 400 kilómetros si se usa el misil 40N6E, el S-400 representa un riesgo considerable para cualquier aeronave. Está ubicado en zonas clave como Crimea y regiones orientales controladas por Rusia, lo que obliga a los F-16 a maniobrar cuidadosamente.
Para evitar la detección, los pilotos ucranianos ajustan altitudes y rutas, e incluso vuelan en áreas fuera del radio efectivo de los sistemas rusos. Informes de fuentes militares confirman que estas estrategias buscan mantener operativa la flota sin comprometer su seguridad.
La capacidad del S-400 para neutralizar aviones de combate ha obligado a Ucrania a desarrollar tácticas aéreas más evasivas, aunque el uso de tecnología avanzada ha permitido mantener una efectividad operativa considerable.
Datos clave sobre los F-16 ucranianos y el sistema S-400 ruso
- 85 F-16 comprometidos por Países Bajos, Dinamarca, Bélgica y Noruega, con al menos 16 entregados hasta marzo de 2025.
- El S-400 ruso puede detectar objetivos hasta 400 km y atacar con múltiples tipos de misiles.
- Los F-16 operan con pods AN/ALQ-131 para interferir radares enemigos.
- Más del 80% de los misiles lanzados desde los F-16 han alcanzado sus objetivos, según un piloto ucraniano.
- Ucrania entrena a sus pilotos en bases de Francia y Estados Unidos.
Ucrania adapta su flota con tecnología de guerra electrónica
Para mitigar la amenaza del S-400, los F-16 ucranianos incorporaron sistemas de guerra electrónica programados por técnicos estadounidenses en Florida. Entre ellos, destacan los pods AN/ALQ-131, capaces de generar interferencias que interrumpen los radares enemigos.
Estas aeronaves también portan misiles aire-aire AIM-120 AMRAAM y bombas JDAM-ER guiadas por precisión, lo que les otorga una capacidad ofensiva elevada. Los pilotos, apoyados por estos sistemas, pueden crear brechas temporales en el espacio aéreo ruso para realizar sus misiones.
Además, las misiones de reconocimiento electrónico han servido para identificar ubicaciones de defensas aéreas rusas, permitiendo planificar operaciones con mayor efectividad. La combinación de sensores y contramedidas electrónicas ha incrementado la capacidad de supervivencia de los F-16 en entornos hostiles.
Este enfoque tecnológico ha sido determinante para que Ucrania mantenga su capacidad ofensiva frente a los sofisticados sistemas antiaéreos desplegados por Rusia.
El uso intensivo de los F-16 plantea riesgos constantes
En el curso de las operaciones, un F-16 se estrelló en agosto de 2024 durante una misión defensiva en las cercanías de Kiev. El incidente provocó la pérdida de un piloto experimentado y marcó un punto crítico en la evaluación de riesgos.
Rusia ha declarado haber derribado varios F-16, como el supuesto caso en Sumy en marzo de 2025, aunque estas afirmaciones fueron desmentidas por Volodymyr Zelensky y la Fuerza Aérea ucraniana. Pese a ello, el peligro que representa el S-400 permanece constante.
Según declaraciones de pilotos ucranianos, los operadores rusos suelen evitar el combate directo cuando detectan F-16, lo que refleja una percepción de amenaza significativa frente a estas aeronaves.
Aunque cuentan con capacidades tecnológicas avanzadas, las misiones realizadas por los F-16 siguen expuestas a pérdidas debido a la capacidad de respuesta de las defensas aéreas rusas, lo que mantiene alta la tensión en cada operación.
Ucrania proyecta fuerza aérea más allá del frente inmediato
Durante marzo de 2025, Ucrania ejecutó un ataque con drones contra la base aérea de Engels, ubicada a más de 700 kilómetros de la frontera, demostrando su capacidad de realizar operaciones de largo alcance.
En respuesta, Rusia intensificó los bombardeos con misiles y drones sobre infraestructuras energéticas y civiles, aumentando la presión sobre los sistemas defensivos de Ucrania.
El ingreso de cazas adicionales como los Mirage 2000-5 franceses, sumado a los F-16, ha reforzado la flota aérea ucraniana. Esta diversificación ha permitido mantener una postura más dinámica frente a las fuerzas rusas.
Datos de la Fuerza Aérea ucraniana confirman que un solo F-16 derribó seis misiles de crucero en una salida, usando incluso su cañón para neutralizar dos. Este tipo de acciones ilustra el grado de efectividad alcanzado en las misiones de combate.