Un F-22 Raptor voló bajo un F-4 iraní sin ser detectado en 2013, disuadiendo su ataque a un dron estadounidense con una simple advertencia radial.
El F-22 interceptó al F-4 iraní en una operación de disuasión
En marzo de 2013, un caza F-4 Phantom II iraní intentó interceptar un dron RQ-170 Sentinel de Estados Unidos en el Golfo Pérsico. Sin que el piloto iraní lo supiera, un F-22 Raptor de la Fuerza Aérea estadounidense se colocó justo debajo de su avión sin ser detectado. Desde esa posición, el piloto estadounidense comunicó por radio: “Deberías irte a casa”, provocando la inmediata retirada del F-4.
La confirmación del encuentro llegó en 2017, cuando el general Mark Schwartz relató el incidente en una entrevista con MilitaryTimes.com. Este hecho no fue una simple anécdota táctica, sino una muestra del desequilibrio tecnológico entre las fuerzas aéreas de ambos países.
El F-22, con una sección transversal de radar (RCS) de 0.0001 m², operó a 40,000 pies de altitud con total sigilo. Su diseño le permitió acercarse al F-4 sin ser identificado por radar, mientras su sistema AN/APG-77 AESA escaneaba al oponente.
Con sus dos motores Pratt & Whitney F119, el F-22 alcanzó velocidades de Mach 1.8, superando con facilidad al F-4. El Phantom, equipado con un radar APQ-120 y motores J79, carecía de las capacidades necesarias para detectar al caza estadounidense antes de recibir la advertencia por radio.
F-22 evitó un derribo y frustró la ofensiva iraní sin disparar
El incidente se enmarcó en una estrategia de disuasión por parte de EE. UU. Según DefenseNews.com, Irán ya había realizado múltiples intentos de interceptar drones estadounidenses, como en 2011, cuando forzó el aterrizaje de un RQ-170 mediante interferencia electrónica, de acuerdo con Reuters.com.
En esta ocasión, el F-4 intentó abatir al dron con su cañón M61 Vulcan o misiles AIM-7 Sparrow. Sin embargo, la maniobra del F-22 impidió el ataque. El caza estadounidense se posicionó debajo del Phantom, evaluando su armamento desde un ángulo invisible para los radares iraníes.
El general Schwartz, en declaraciones a AirForceMag.com, explicó que el piloto iraní no tuvo más alternativa que regresar a su base en Bandar Abbas tras comprender que su avión estaba en clara desventaja.
El F-4, cuya entrega a Irán se remonta a las décadas de 1960 y 1970 bajo el régimen del Shah Reza Pahlavi, era considerado un avión avanzado en su época. Sin embargo, el embargo militar tras la Revolución Islámica de 1979 paralizó su modernización, según TheWarZone.com.
Capacidades aéreas comparadas entre el F-22 y el F-4 Phantom II
- F-22 Raptor: radar AESA, RCS de 0.0001 m², velocidad de Mach 2.25, 83,500 libras de peso máximo.
- F-4 Phantom II: radar APQ-120, velocidad máxima de 1,472 mph, capacidad de carga limitada, avión de los años 60.
- RQ-170 Sentinel: dron de vigilancia estadounidense, operaba cerca del espacio aéreo iraní en 2013.
- Base iraní: el F-4 partió y regresó a Bandar Abbas, una instalación clave de la IRIAF.
La obsolescencia del F-4 frente a la modernidad del F-22
El caza iraní, con una superficie alar de 519 pies cuadrados y un alcance de 1,600 millas, había sido uno de los más potentes en su época. Sin embargo, la falta de repuestos tras el embargo obligó a Irán a mantener su flota con recursos limitados.
En 2013, apenas quedaban 40 unidades operativas del F-4 en Irán. En contraste, el F-22 podía operar con misiles AIM-120 AMRAAM y AIM-9X Sidewinder desde su bahía interna, ofreciendo una capacidad de ataque sin exposición al radar enemigo.
La maniobra de acercamiento del Raptor no fue una provocación aislada, sino parte de un mensaje estratégico. Así lo indicó el general Herbert Carlisle, quien explicó en DefenseNews.com que el objetivo era disuadir sin abrir fuego.
Este enfrentamiento reflejó el desfase tecnológico de la Fuerza Aérea Iraní y la imposibilidad de competir con aeronaves de quinta generación en el entorno aéreo actual.
Irán intenta modernizar su flota con apoyo de potencias aliadas
Desde entonces, el contexto ha cambiado. Irán ha reforzado su presencia en la región mediante el apoyo a hutíes en Yemen, que en 2024 atacaron rutas marítimas en el mar Rojo, según APNews.com. También mantiene vínculos con Hezbolá y Hamás, según Reuters.com.
La cooperación con Rusia y China también se ha intensificado. Reportes de TASS.ru en 2024 indican que Irán negocia la compra de 24 Su-35 Flanker-E, cazas de generación 4++ con radar Irbis-E y empuje vectorial.
La agencia oficial IRNA.ir niega oficialmente la adquisición, pero expertos coinciden en que este movimiento busca reemplazar a los obsoletos F-4 y cerrar parcialmente la brecha tecnológica.
El Su-35 posee un alcance de 2,200 millas y puede cargar hasta 17,637 libras de armamento. Aunque su RCS se estima entre 1 y 3 m², sigue siendo vulnerable ante la tecnología furtiva del F-22, según BreakingDefense.com.
El incidente aéreo sigue vigente en el nuevo panorama regional
A pesar del dominio mostrado por el F-22 en 2013, la dinámica geopolítica del Medio Oriente en 2025 presenta nuevos desafíos. La retirada estadounidense de Afganistán en 2021 debilitó su posición regional, según BBC.com.
Irán aprovechó ese vacío para reforzar su relación con Moscú y obtener tecnología militar como drones y misiles, según TheGuardian.com. También ha consolidado vínculos con China, que financia proyectos energéticos en su territorio, de acuerdo con Bloomberg.com.
La posible llegada de cazas Su-35 complica el escenario aéreo futuro. Aunque aún no igualan el sigilo del F-22, su incorporación representa un paso hacia la modernización de la fuerza aérea iraní.
El duelo aéreo de 2013 no fue solo una lección de táctica, sino una advertencia sobre la necesidad de mantener la superioridad tecnológica. A medida que el equilibrio global se transforma, el dominio aéreo exige algo más que aeronaves avanzadas: requiere visión estratégica a largo plazo.