En 2013, un encuentro entre un F-22 Raptor de Estados Unidos y un F-4 Phantom iraní destacó la considerable disparidad tecnológica entre las fuerzas aéreas de ambos países.
El F-22 ejecutó maniobras encubiertas bajo el F-4, instruyendo eventualmente al piloto iraní a volver a su base, demostrando así la superioridad del poderío aéreo estadounidense.
Este incidente resaltó el carácter anticuado del arsenal militar iraní, en gran parte heredado de la era prerrevolucionaria, cuando Estados Unidos aún respaldaba al Shah.
Desafíos de inteligencia y confrontaciones aéreas sobre Irán
Durante más de una década, Irán ha perseguido de manera encubierta a los aviones no tripulados militares estadounidenses que operan en las proximidades de su espacio aéreo. Notoriamente en 2011, lograron capturar un dron RQ-170 Sentinel, fabricado por Lockheed Martin. Desde entonces, la República Islámica ha sostenido que es capaz de interceptar y frecuentemente hackear las comunicaciones de drones estadounidenses que vuelan cerca de su territorio.
Aunque los expertos cuestionan estas afirmaciones iraníes, ha habido ocasiones en que las fuerzas estadounidenses han tenido que mostrar su capacidad de disuasión, enviando a los provocadores iraníes a retirarse a las montañas.
Un ejemplo fue en 2013, cuando un desfasado F-4 Phantom iraní intentó derribar un dron RQ-170. El piloto iraní estaba convencido de tener al dron dentro de su alcance. No obstante, antes de que pudiera acabar con el dron, se encontró con una sorpresa.
Un F-22 Raptor se posicionó al lado del F-4 Phantom, y el piloto estadounidense le comunicó por radio a su homólogo iraní: “Realmente deberías irte a casa”.
Sin conocimiento del piloto iraní, el F-22 había estado volando discretamente debajo de su aeronave, permitiendo que el piloto estadounidense evaluara el anticuado arsenal del F-4.
El avión iraní no tenía conocimiento de la presencia del Raptor, que había estado acechando desde una posición inferior. Si el piloto estadounidense no hubiera intervenido, el piloto iraní jamás habría detectado su presencia.
De acuerdo con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, esta maniobra fue una estrategia de intimidación premeditada. En ocasiones, insinuar la posibilidad de un conflicto es más eficaz que iniciar uno. El mensaje fue claro, y el deshonrado piloto iraní del F-4 retornó a su base sin lograr su objetivo.
Disparidades aéreas: F-22 Raptor versus F-4 Phantom iraní
Ese es el poder del F-22 Raptor. Los F-4 Phantom de Irán son reliquias del pasado. Estos aviones, en su momento cúspide de la aviación de combate, fueron provistos al ejército iraní durante el mandato del Shah, quien era el principal aliado de Estados Unidos en Oriente Medio.
Tras el derrocamiento del Shah por el ayatolá Ruhollah Jomeini y sus seguidores islamistas, Estados Unidos cesó el suministro de equipo militar avanzado a Irán, dejando su fuerza aérea atrapada en una era tecnológica anterior.
El encuentro de 2013 entre el F-22 y el F-4 ilustró un desequilibrio cómico entre las obsoletas capacidades iraníes y la potencia aérea de vanguardia estadounidense.
Sin embargo, el escenario global ha experimentado cambios significativos en la última década, y no precisamente favorables.
Impacto global de las dinámicas militares actuales
A pesar de su tecnología de punta, Estados Unidos enfrentó una derrota ante los talibanes, de menor capacidad tecnológica, en Afganistán, generando repercusiones geopolíticas y debilitando su posición estratégica en el Gran Oriente Medio. Simultáneamente, se ha visto afectado por múltiples crisis militares, mientras su infraestructura de defensa muestra signos de desgaste.
Paralelamente, Irán ha incrementado su agresividad, respaldando a los islamistas hutíes en Yemen y complicando el tráfico marítimo internacional, además de apoyar a organizaciones como Hezbolá y Hamás en sus conflictos con Israel.
En su estrategia para dominar Oriente Medio, Irán se ha apoyado cada vez más en aliados extranjeros como Rusia y China. Los rusos, en particular, han desarrollado una relación simbiótica con Irán, siendo uno de los principales beneficiarios de la defensa iraní durante la guerra en Ucrania. En respuesta a la intensificación de la guerra entre Irán e Israel, Irán ha buscado un mayor apoyo militar de Rusia.
Hace un año, un informe de la agencia SNN, vinculada al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, indicaba que Irán esperaba recibir nuevos aviones de combate Su-35 de fabricación rusa.
Estos aviones serían los sucesores de los vetustos F-4 Phantom, interceptados por el F-22 hace una década. Aunque Teherán desmintió estas afirmaciones, calificándolas de “noticias falsas”, otros reportes sugerían la adquisición de helicópteros MiG-28H y aviones de entrenamiento Yak-130 por parte de Irán.
Estrategia ruso-iraní frente a la influencia estadounidense
Independientemente de la veracidad de esos informes, iraníes y rusos comparten un enemigo común en Estados Unidos. Moscú cuenta con Teherán para entorpecer la estrategia global estadounidense y desviar la atención de sus maniobras en Ucrania.
Proporcionar a Irán acceso a aviones de combate avanzados, incluso aquellos con un rendimiento variado como el Su-35, serviría para contrarrestar a Estados Unidos, evitando la repetición de humillaciones como la sufrida por un piloto iraní hace una década.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos deben prepararse para un escenario tan desestabilizador.