El F-47, desarrollado por Boeing, enfrenta a los nuevos cazas chinos J-36 y J-50 en una carrera por dominar el combate aéreo futuro.
Estados Unidos y China compiten por la supremacía aérea futura
El F-47, presentado por Donald Trump el 21 de marzo de 2025, es la apuesta de Boeing para sustituir al F-22 Raptor y competir con cazas como los J-36 y J-50 de China. Este nuevo modelo incorpora avances en sigilo, inteligencia artificial y operaciones en red que lo posicionan en la vanguardia de la aviación militar. Su desarrollo forma parte del programa Next Generation Air Dominance (NGAD) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Boeing inició la creación del F-47 en 2019 y, tras vencer a Lockheed Martin en la licitación de 20 mil millones de dólares, realizó vuelos de prueba no públicos durante cinco años. El diseño se inspira en el X-36 sin cola, con una estructura que minimiza su huella de radar. El avión supera en alcance y maniobrabilidad al F-22 y al F-35 gracias a su empuje vectorial 3D y una relación empuje-peso de más de 1.5:1, lo que facilita operaciones desde pistas reducidas.
Una de las características más destacadas es la cooperación entre el F-47 y drones autónomos Collaborative Combat Aircraft (CCA). Estos dispositivos, dirigidos por el piloto, realizan tareas de apoyo como reconocimiento o interferencia electrónica. Además, el motor de ciclo adaptativo mejora su rendimiento y eficiencia en misiones de largo alcance, especialmente relevantes para escenarios como el Indo-Pacífico.
Mientras tanto, China ha desarrollado dos prototipos que avanzan rápidamente. El J-36, presentado públicamente en diciembre de 2024, cuenta con tres motores y un diseño de ala volante sin cola. Se ha observado sobrevolando Sichuan en varias ocasiones. Su estructura triangular busca mejorar el sigilo, mientras que su empuje superior le otorga mayor velocidad y alcance frente al J-20. Por otro lado, el J-50, aunque menos visible, adopta entradas de aire DSI y una arquitectura pensada para la maniobrabilidad táctica.
Comparativa técnica entre el F-47 y cazas chinos J-36 y J-50
- F-47: diseño sin cola, sigilo avanzado, empuje vectorial 3D y operación con drones CCA.
- J-36: configuración de tres motores, ala volante, mayor capacidad de carga y sigilo.
- J-50: entradas de aire DSI, diseño enfocado en agilidad táctica y aviónica avanzada.
- IA integrada: los tres cazas utilizan inteligencia artificial para asistencia de misión y procesamiento de datos.
- Armamento: F-47 podría portar misiles hipersónicos; los cazas chinos emplearían misiles de largo alcance.
Inteligencia artificial y armamento definen la nueva generación
El F-47 destaca por su uso de inteligencia artificial como copiloto virtual, que apoya en decisiones tácticas y planificación de misiones. Esta IA también permite al avión ejecutar maniobras de forma autónoma cuando es necesario. La integración de estos sistemas lo convierte en una plataforma avanzada para entornos de combate complejos.
En el caso de los cazas chinos, tanto el J-36 como el J-50 integran IA para analizar información en tiempo real. Aunque la información sobre estos sistemas sigue siendo escasa, medios estatales como Global Times indican que su IA mejora la conciencia situacional y la reacción ante amenazas múltiples, una función esencial en combates de alta intensidad.
Respecto al armamento, el F-47 ha sido diseñado para portar misiles hipersónicos con bajo perfil de radar, con posibilidades de incorporar armas láser en el futuro. Las especificaciones completas no han sido divulgadas, pero el diseño contempla estas capacidades. En contraste, los cazas chinos estarían optimizados para lanzar misiles desde bahías internas, lo que favorece el sigilo.
La integración de estas armas en los aviones chinos aún no ha sido confirmada oficialmente. Sin embargo, su velocidad de desarrollo y la creciente inversión de Pekín en tecnología militar apuntan a una competencia directa con capacidades similares o superiores en armamento.
Visibilidad, cronograma y restricciones industriales
La visibilidad pública de los proyectos chinos ha sido mucho mayor. Desde diciembre de 2024, el J-36 ha realizado al menos cuatro vuelos de prueba, mientras que el J-50 fue avistado una vez. En cambio, el F-47 permanece en gran parte confidencial, con apenas algunas representaciones visuales y sin vuelos documentados oficialmente por fuentes independientes.
Algunos analistas sostienen que la presión generada por los avances chinos aceleró la adjudicación del contrato del F-47 a Boeing. En 2024, el programa NGAD se encontraba en pausa, y la aparición de los J-36 y J-50 podría haber influido en la reactivación del proyecto estadounidense.
Un problema adicional para el F-47 es su dependencia de tierras raras para componentes esenciales como sistemas de radar y recubrimientos furtivos. En abril de 2025, China restringió la exportación de elementos como neodimio y disprosio, necesarios para fabricar estos sistemas, lo que amenaza con retrasar la producción del caza estadounidense.
China, al no depender de estas importaciones, puede continuar sin interrupciones con sus programas. Esta ventaja en la cadena de suministro refuerza su capacidad de producción y su presencia estratégica en el desarrollo de armamento avanzado.
Proyectos internacionales y escalabilidad de producción
Otros países también han iniciado proyectos de sexta generación. El Global Combat Air Programme (GCAP), en el que participan Reino Unido, Italia y Japón, y el Future Combat Air System (FCAS), de Francia, Alemania y España, están en fases iniciales. Ambos se enfocan en integrar IA y colaboración con sistemas no tripulados, pero todavía no presentan prototipos de vuelo.
El GCAP planea un modelo operativo hacia finales de esta década, fusionando los desarrollos del Tempest y el F-X japonés. En paralelo, el FCAS se orienta hacia la interoperabilidad con armas de energía dirigida, aunque sin pruebas públicas visibles a la fecha.
El costo de producción del F-47 se estima en hasta 180 millones de dólares por unidad, lo que duplica el precio del F-35. Esto ha generado incertidumbre respecto a su adquisición por aliados de Estados Unidos. No hay cifras disponibles para los modelos chinos, pero su historial sugiere que podrían fabricarse a menor costo.
Según el Departamento de Defensa de EE. UU., China posee la infraestructura más productiva del mundo en cazas modernos, lo que le da una ventaja en velocidad y volumen de desarrollo. Esta capacidad refuerza su posición frente al lento avance de los programas occidentales.