El legendario F-4 Phantom, reconocido por su destacado servicio en el ejército estadounidense durante décadas, sigue cautivando a las naciones hasta el día de hoy.
Sin embargo, hubo una ambiciosa idea que buscaba llevarlo a nuevos límites. En respuesta a un avión espía sin rival, surge el F-4X, una aeronave que prometía ser el caza fantasma más rápido jamás creado. Descubramos los detalles de esta innovadora propuesta.
Introducción
El McDonnell Douglas F-4 Phantom II, sucesor del McDonnell FH-1 Phantom de finales de los años 40, dejó su huella en la historia aeronáutica tras su vuelo inaugural en 1958.
Durante la guerra de Vietnam, se convirtió en el principal cazabombardero utilizado por las Fuerzas Aéreas, la Marina y los Marines de los Estados Unidos. A pesar de su imponente tamaño, este avión era capaz de alcanzar una velocidad máxima de Mach-2,23 (1.711 mph).
El legado del F-4 Phantom
Con un peso máximo al despegue de 60.000 libras, una longitud de fuselaje de 63 pies, una envergadura de 37 pies y 5 pulgadas, y una altura de 16 pies y 5 pulgadas, el F-4 Phantom impresionaba por su combinación de tamaño y velocidad.
El piloto del Phantom, Dick Anderegg, bromeaba al afirmar que esta imponente aeronave demostraba que incluso un ladrillo puede volar si se le proporciona el suficiente empuje.
El desafío de los MiG-25
En el año 1971, durante la Guerra de Yom Kippur, los MiG-25 Foxbats, reconocidos como los interceptores más rápidos del mundo, sobrevolaban Israel en misiones de reconocimiento fotográfico. A pesar de los esfuerzos de la Fuerza Aérea israelí y sus F-4, así como los misiles tierra-aire, resultaba imposible alcanzar a los ágiles MiG-25.
Los vuelos de los MiG, pilotados por aviadores soviéticos en nombre del presidente egipcio Anwar Sadat, dejaron una poderosa impresión en los israelíes.
La respuesta israelí
En respuesta a esta situación, el gobierno israelí decidió desarrollar su propia aeronave de reconocimiento ultrarrápida. Poseían una cámara de reconocimiento de gran altitud, la General Dynamics HIAC-1, pero su tamaño requería ser transportada en un Martin RB-57F, versión de reconocimiento del bombardero inglés English Electric Canberra fabricada bajo licencia estadounidense.
Sin embargo, este avión no estaba aprobado para exportación y su velocidad máxima de apenas 570 mph quedaba muy por debajo de los requisitos de la Fuerza Aérea israelí (IAF).
El proyecto Peace Jack
Por suerte, los acontecimientos tomaron un rumbo favorable. En 1971, Estados Unidos modificó su política de exportaciones aeronáuticas. Las Fuerzas Aéreas estadounidenses habían desarrollado un módulo denominado G-139, el cual permitía alojar la cámara HIAC-1 debajo del fuselaje de un F-4 Phantom.
No obstante, la cámara era tan grande que la cápsula medía más de 6 metros de largo y pesaba más de 4.000 kilos.
El concepto del F-4X
Esta combinación cámara-cápsula se utilizó en numerosos vuelos de reconocimiento, conocidos como «Bench Box», cerca de la frontera con Corea del Norte, instalada debajo de los F-4C Phantom. La IAF mostró interés en los Phantoms equipados con cámaras, lo que dio origen al Proyecto Peace Jack. Una de las principales preocupaciones era cómo afectaría el enorme peso de la cámara al rendimiento de la aeronave.
Los ingenieros de General Dynamics concluyeron que la mejor manera de abordar este desafío era aumentar el rendimiento del F-4, en lugar de diseñar un sistema de cámara más ligero.
Mejoras propuestas
Así nació el concepto del F-4X. Este avión contaría con grandes tanques conformados de 300 galones montados sobre las carenas del motor del fuselaje.
Se utilizaría agua desmineralizada para la refrigeración previa al compresor (PCC) de los motores General Electric (G.E.) J79, lo que se calculaba aumentaría el empuje de los motores en un 50 %.
Pruebas y limitaciones
En 1973, una versión actualizada y de menor tamaño de la cámara HIAC-1 fue desarrollada, permitiendo su instalación en el morro del Phantom. Esta combinación de mayor empuje del motor y menor resistencia aerodinámica, en teoría, incrementaría la velocidad de crucero del F-4 hasta Mach-2,4, con una velocidad máxima en el aire de Mach-3,2. Estas cifras situaban a esta aeronave a la par de los mejores aviones de combate de la historia.
Sin embargo, tras exhaustivas pruebas, el equipo de investigación y desarrollo de General Dynamics llegó a la conclusión en 1975 de que el procedimiento PCC, aparentemente beneficioso, causaba la dilatación de los álabes del compresor de la turbina, lo que resultaba en daños catastróficos al motor. Además, en ese momento, McDonnell Douglas estaba finalizando el programa de pruebas del F-15 Eagle, el cual tenía prioridad.
El destino del F-4X
Por último, el Departamento de Estado de Estados Unidos temía que el F-4X fuese utilizado por la Fuerza Aérea israelí para derribar un avión de reconocimiento soviético, lo que podría desencadenar un incidente internacional. Así, se firmó la sentencia de muerte del F-4X.
A pesar de su no realización, el F-4X quedó como un hito en la historia de la aeronáutica militar. Su propuesta audaz, enfocada en mejorar el rendimiento de una aeronave legendaria, demostró hasta dónde podían llegar los límites de la velocidad en el campo de combate aéreo. El F-4 Phantom, con su legado inigualable, continúa siendo una referencia insuperable en la aviación militar.