La Clase Constellation representa el futuro del poder naval de EE. UU., con tecnología de punta y diseño avanzado.
Desarrollo y capacidades de las fragatas de última generación
La Clase Constellation, la más reciente adición a la flota de la Marina de EE. UU., encarna una evolución significativa en la capacidad de combate naval. Con el primer buque en construcción y previsto para entrar en servicio en 2026, estas fragatas de misiles guiados están diseñadas para reforzar significativamente la presencia naval estadounidense. Inspiradas en la serie FREMM europea, estas unidades se proyectan como un baluarte frente a las amenazas emergentes, especialmente las que representa el crecimiento naval de China.
El contrato para la construcción de estos navíos fue adjudicado a Fincantieri Marinette Marine en 2020, después de un proceso competitivo que buscaba un diseño optimizado para misiones antisuperficie y antisubmarinas, entre otras capacidades. Este enfoque se alinea con la necesidad de mantener la supremacía naval de EE. UU. en áreas estratégicas, especialmente en la región del Indo-Pacífico. El compromiso con la construcción de 20 fragatas de la Clase Constellation subraya la respuesta estratégica de EE. UU. ante la expansión marítima de China.
Estos buques de guerra, que tienen un coste estimado de entre 850 y 950 millones de dólares cada uno, incorporan avanzadas tecnologías de combate y sistemas de armas. A diferencia de proyectos anteriores, la Clase Constellation se basa en un diseño previo, el FREMM europeo, adaptado para cumplir con las especificaciones militares estadounidenses. Esta estrategia aceleró el desarrollo y aseguró que los buques estén equipados para una variedad de misiones, incluyendo operaciones antisuperficie, antisubmarinas, y de defensa de convoyes, con un enfoque particular en la mejora del conocimiento táctico y la interoperabilidad dentro de la flota.
Estrategia frente a la expansión naval de China y expectativas futuras
La iniciativa de la Clase Constellation refleja un avance tecnológico y una estrategia calculada frente al impresionante crecimiento de la flota naval de China. En un contexto de rivalidad geoestratégica, EE. UU. busca preservar su dominio marítimo a través de una flota que combine capacidad de ataque y defensa con tecnología de última generación. La capacidad de estas fragatas para operar en conjunto con los superportaaviones estadounidenses y contribuir a la red táctica de la flota, las posiciona como un elemento crucial en cualquier conflicto futuro en el Indo-Pacífico.
La decisión de basar el diseño de las Constellation en el FREMM europeo permite a la Marina de EE. UU. beneficiarse de un diseño probado y eficaz, adaptándolo para satisfacer requisitos específicos de operación y combate. Esta adaptación asegura que las fragatas estén bien equipadas para enfrentar las amenazas submarinas y de superficie, así como para ejecutar misiones de defensa de convoyes y guerra electrónica, tanto activa como pasiva.
La inversión en la Clase Constellation demuestra la prioridad de EE. UU. por mantener una ventaja tecnológica y operativa frente a China. Ante la ambiciosa expansión naval china, que busca desafiar el orden marítimo establecido, EE. UU. se prepara para asegurar su liderazgo naval con unidades capaces de operar en los teatros más disputados. Las fragatas Constellation son, por tanto, pilares fundamentales en la estrategia de seguridad y defensa de EE. UU., diseñadas para enfrentar los desafíos del siglo XXI y más allá.